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'Dopesick', la familia que volvió adicto a un país

La serie puede verse en la plataforma de Disney+ y está basada en el libro de Beth Macy, ‘Traficantes, doctores y la empresa farmacéutica que volvió adicta a América’

‘Dopesick’, la familia que volvió adicto a un país

Michael Keaton en 'Dopesick'. | Disney+

A veces, algunas veces, hay series que te pegan un puñetazo en el cerebro. Ver Dopesick es algo más que una serie. Cada capítulo es una sobredosis de incredulidad, rabia y dolor. Incredulidad, porque no es una ficción escrita por guionistas salvajes. Son hechos reales, sucedidos en Estados Unidos y que además se extendieron durante casi quince años.  Rabia, por la impotencia de ver la lucha quijotesca de algunos funcionarios contra la mentirosa y millonaria trama montada por una industria farmacéutica que engañó y sobornó a políticos, médicos y universidades. Y dolor, porque esta historia provocó la muerte real de medio millón de personas y la adicción de millones más. La miniserie de ocho capítulos es dura, triste y desesperanzadora. Se puede ver en la plataforma de Disney+, y está basada en el libro de Beth Macy, Traficantes, doctores y la empresa farmacéutica que volvió adicta a América.

Puerta giratoria

Dopesick nos cuenta la historia de cómo los Sackler, propietarios de un gigante de la farmacia, Purdue Pharma, deciden lanzar un medicamento nuevo, el OxyContin, que venden como la solución definitiva contra todo tipo de dolores. Era un opiáceo que basó sus ventas en una aseveración: sólo generaba menos de un 1% de casos de adicción. Este dato sorprendente venía, y esto es más sorprendente aún, acreditado por una etiqueta legal que firmaba la todopoderosa Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos, la FDA. Una etiqueta que les dio ante la familia médica una credibilidad crucial. No era cierto, pero se tardó años en que la FDA reconociera su error. Porque lo más increíble es que esta etiqueta fue aprobada por un alto funcionario que a los pocos meses abandonó la FDA y firmó un contrato millonario con… la mismísima Purdue Pharma. Una puerta giratoria de escándalo.

Con esta etiqueta de presentación, la farmacéutica empieza a introducir el OxyCodin en las zonas más deprimidas del país. Y lo cierto es que los efectos del opiáceo por supuesto que aliviaban el dolor. Pero lo que parecía un milagro pronto se convierte en una plaga porque cada vez necesitaban dosis más fuertes y un gran número de enfermos acabaron siendo adictos a cualquier tipo de droga. Dopesick se recrea también en mostrarnos una de las primeras y más tendenciosas campañas de marketing y promoción nunca hecha entre médicos, hospitales y revistas especializadas. Congresos, viajes, premios, todo servía para ganar médicos a la causa.

La fuerza de Dopesick está en ese montaje de saltos en el tiempo, una eficaz solución para ver en líneas paralelas, por un lado, el destrozo de la vida de los enfermos, entre ellos, la de un médico rural interpretado de forma espectacular por Michael Keaton. Por otro, las investigaciones que empiezan años después, casi a iniciativa propia y sin ayudas, de una agente de la DEA y algunos fiscales para intentar desmantelar la trama de mentiras de Purdue Pharma. Y finalmente, seguimos los entresijos de las decisiones de la familia propietaria del producto. Sabían el daño que producían pero su avaricia era mayor. La trama que creó Purdue Pharma, fue tal, que llegaron a inventar nuevos criterios médicos para bajar los umbrales de dolor en los que había que recetar su producto. Y lo inquietante es que miles de médicos y hospitales les siguieron el juego.

Fallo en los mecanismos de control y defensa

Dopesick deja en evidencia el fallo en los mecanismos de control y defensa que tienen los estados para proteger a sus ciudadanos. Más aún si es el propio estado el que lo avala. Y luego nos enseña la importancia esencial del factor humano. Siempre hay personas en puestos clave que pueden ser corrompidas o engañadas. No es nuevo. Lo grave es cuando afloran las evidencias y a pesar de ello, el sistema, los mecanismos de la administración tiende a protegerlos. Aunque siempre reconforta saber que hay personas dispuestas a luchar por encontrar la verdad, aunque les cueste sus carreras. En realidad, estas personas son también el sistema y son los que avalan al propio sistema. Ningún cartel del narco mexicano hizo tanto daño en Estados Unidos como los Sackler, unos camellos legales. Y la historia no ha terminado. Hace poco menos de un mes, una jueza del estado de Nueva York ha reabierto el caso y ha cuestionado todo lo pactado. Aunque será ya muy tarde para los millones de afectados.

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