THE OBJECTIVE
Ciencia

Lesión medular: levántate y anda, pedalea y nada

Un equipo de investigación ha dado un paso adelante utilizando la estimulación medular para restablecer las funciones motoras perdidas como consecuencia de la lesión

Lesión medular: levántate y anda, pedalea y nada

Paciente con lesión de médula espinal montando en triciclo tras cinco meses de rehabilitación. | NeuroRestore / Jimmy Ravier


Los últimos días han marcado, en varios aspectos, un hito en el progreso de la ciencia y la técnica en el ámbito del tratamiento de la lesión medular. Y digo tratamiento, porque –al contrario de lo que se escuchaba algunas tertulias radiofónicas que se hicieron eco de los resultados– la lesión medular, a fecha de hoy, no tiene cura.

Hay razones para el optimismo, por supuesto. Pero todavía queda mucho camino por recorrer.

Hacia la restauración total del movimiento

La noticia saltó a partir de un artículo publicado en Nature Medicine en el que un equipo encabezado los doctores Silvestro Miccera y Gregoire Courtine daba un paso adelante utilizando la estimulación medular para restablecer las funciones motoras perdidas como consecuencia de la lesión. Su grupo de investigación lleva varios años trabajando en este ámbito, presentando avances paulatinos en las aplicaciones de esta tecnología.

En esta ocasión, según se puede leer en el resumen del artículo, «en un solo día, los programas de estimulación específicos permitieron a estos tres individuos ponerse de pie, caminar, andar en bicicleta, nadar y controlar los movimientos del tronco».

Lógicamente, el titular impresiona. Y los resultados presentados también sorprenden. Sobre todo porque demuestran que la estimulación medular permite recuperar la función motora tras una lesión medular completa con años de evolución. De hecho, para mí resulta mucho más impactante el hecho de que los pacientes del estudio, según los autores, pudieran en cierta medida modular a voluntad los movimientos que realizaban.

Pero no hay que perder de vista que se trata de un sistema en el que el usuario no tiene el control total del movimiento. Es decir, que no suple la función de la médula. Se trata de un sistema preprogramado. Y este es otro de los grandes hitos del trabajo: la programación específica de los patrones de estimulación y de colocación de la matriz de electrodos para generar cuatro movimientos básicos. Concretamente bipedestación, marcha, pedaleo y natación.

Es de esperar que esta tecnología, integrada con otros importantísimos avances en la medición y decodificación mediante interfaces cerebrales de la actividad neuronal que origina el movimiento permita, en un futuro próximo, restaurar la capacidad voluntaria de movilizar las extremidades.

Paciente con lesión de médula espinal caminando.
NeuroRestore / Jimmy Ravier

Una comunicación en dos direcciones

Si bien vamos a poder restaurar la capacidad de generar movimiento mediante un sistema artificial que decodifique la intención de qué y cómo mover las extremidades y transmitirla hacia la prótesis espinal, es igual de importante restaurar la capacidad de conducir información sensitiva de la periferia hacia el cerebro.

No será sencillo. En las extremidades se puede identificar qué nervio cumple ciertas funciones sensitivas, y excitarlo de manera artificial. Sin embargo, la codificación del estímulo dista mucho de cómo es fisiológicamente. Para colmo, este estímulo debe viajar a través del axón hasta el cerebro para ser interpretado, a través de una médula que no está intacta.

Por otro lado, si bien la zona somato-sensorial de la corteza cerebral se identifica con relativa facilidad, el proceso que transforma un estímulo en una sensación consciente todavía es desconocido. De hecho, existen investigaciones activas que discuten la idoneidad de estimular la corteza somato-sensorial o partes inferiores en la médula.

No obstante, es cierto que se siguen produciendo avances importantísimos en el ámbito de la regeneración, la promoción del crecimiento, la neuroprotección, los biomateriales como sustrato de crecimiento neuronal, la ingeniería de tejidos, etc.

No pretendo –ni puedo– dar una información exhaustiva y precisa del estado del arte. Pero uno de los avances presentados coincidentes con el importante trabajo mencionado más arriba es el publicado por el doctor Tal Dvir. En él presenta un nuevo biomaterial funcional, combinado con células pluripotenciales, que puede fomentar la reconexión a través de la cicatriz de la lesión –uno de los principales problemas en el ámbito de la regeneración axonal–.

Otro de los prometedores esfuerzos en esta dirección se está dando en el ámbito del proyecto europeo Neurofibres, coordinado por el doctor Jorge Collazos. Investigan microfibras electroconductoras con capacidad de guiar a las neuronas a la vez que proporcionan estimulación eléctrica y química para fomentar tanto el crecimiento como la conexión.

Seguiremos necesitando neurorrehabilitación

Claro que el cuerpo humano no es tan sencillo. Si bien se logrará la reconexión medular, no tenemos motivos para pensar que ésta revierta totalmente la médula a la situación de partida. En otras palabras, que la regeneración neuronal resulte en que la persona vuelva a controlar sus extremidades igual que antes de la lesión, o que la transmisión de información sensitiva se restaure totalmente, no es algo esperable. No al menos de manera inmediata.

Es aquí donde tenemos que mirar hacia la neurorrehabilitación. Es decir, a las alternativas terapéuticas que fomentan y dirigen el reaprendizaje motor y sensitivo de las funciones alteradas como consecuencia de, en nuestro caso, la lesión medular.

En este ámbito, los robots para rehabilitación, la realidad virtual y aumentada, las neuroprótesis –tanto las medulares como las periféricas, tanto implantadas como percutáneas–, los sensores de parámetros y señales fisiológicas, los avances en algoritmos y modelado, junto con las diferentes terapias físicas y farmacológicas, así como la adecuada combinación personalizada para cada paciente, juegan y jugarán un papel fundamental en ese escenario futuro en que la reparación de la lesión medular será una realidad.The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D