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Investigadores del CSIC descubren cómo la saliva de un gusano puede degradar el plástico

Dos enzimas presentes en la saliva del animal inician la oxidación del polietileno en poco tiempo y a temperatura ambiente

Investigadores del CSIC descubren cómo la saliva de un gusano puede degradar el plástico

César Hernández (CSIC)

Un equipo de investigadores del CSIC ha descubierto que la saliva del gusano de la cera degrada el plástico, un hallazgo que puede significar un gran avance en el reciclaje y tratamiento del plástico. 

En 2017, estos científicos ya habían descubierto que este tipo de gusano degradaba el plástico, pero lo que no sabían era cómo lo hacía. Ahora, el equipo liderado por Federica Bertocchini ha descubierto que lo hace a través de su saliva, en concreto por unas enzimas que esta contiene que inician la degradación del polietileno en poco tiempo y a temperatura ambiente. 

Dos enzimas que funcionan a temperatura ambiente

Tras descubrir que estos gusanos podían degradar el plástico, las líneas de investigación se centraron principalmente en su sistema digestivo, «partiendo de la suposición de que los gusanos pueden usar el plástico como alimento y que la degradación sería resultado de su actividad metabólica y del proceso digestivo», explica Federica Bertocchini, investigadora del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIBCSIC) y que ha dirigido el estudio. 

Sin embargo, la investigadora decidió centrarse en la cavidad bucal de los gusanos, tras lo que se llegó a la conclusión de que las culpables de la degradación eran dos enzimas que se encuentran en la saliva y que han sido bautizadas como Demetra y Ceres. 

Su principal ventaja es que funcionan a temperatura ambiente, explica la investigadora, lo que permite acelerar el proceso de degradación. «Para degradar el plástico, es necesario que el oxígeno penetre en el polímero. Este primer paso de oxidación, que normalmente es el resultado de la exposición a la luz solar o a altas temperaturas, es un cuello de botella que ralentiza el proceso», explica la investigadora. Por eso, estas enzimas suponen un gran avance, ya que realizan este paso crucial para la degradación del plástico, la oxidación, acelerando así una descomposición que normalmente lleva meses o años. 

Producción de las enzimas a gran escala 

El objetivo de esta investigación, explica Bertocchini a THE OBJECTIVE, es lograr que estas enzimas se produzcan a gran escala para poder degradar grandes cantidades de plástico y sustituir así algunos de los procesos de reciclaje actuales. 

Actualmente, el objetivo es lograr la optimización del proceso porque «son moléculas muy novedosas, hay todo un mundo por descubrir». «Hemos visto que funciona pero a lo mejor hay condiciones en las que funciona mejor», apunta Bertocchini. 

El siguiente paso, explica, es «probarlo en otros plásticos», puesto que se sabe que funciona con el polietileno, pero no si se pueden degradar otros tipos de plástico. 

El objetivo final, si se consigue la financiación, es lograr producir esta enzima a gran escala porque, según afirma la investigadora, bastaría con verter el líquido sobre los plásticos para comenzar su degradación de forma rápida. «Además, no necesita equipo, por lo que se puede enviar a todas partes, esa es la idea que me gustaría ver en el futuro», añade. 

Bertocchini considera que esto podría suponer un gran avance porque «de momento no hay manera de deshacer el plástico, se hace mucho más reciclaje, pero como se hace ahora no funciona, es un hecho». 

Por eso, considera que, aunque el proceso actual es más barato, «hay que intentar cambiar un poco la mentalidad». «Puede costar más que el reciclaje, pero es que eso de momento es solo humo, hay que hacer algo más», defiende.

El polietileno, de los plásticos más utilizados

«La contaminación por plásticos supone una amenaza para la salud y el medioambiente del planeta, por lo que es urgente encontrar soluciones para hacer frente a los residuos plásticos», defienden desde el CSIC. 

En concreto, el polietileno es uno de los plásticos más utilizados y más resistentes. Junto al polipropileno y al poliestireno, integran el 70% de la producción total de plásticos. Actualmente, según explican desde el CSIC, «en la mayoría de los casos es necesario un pretratamiento agresivo que asegure la oxidación y permita así que los microorganismos tengan algún efecto (aunque lento) sobre el plástico». 

Por eso el descubrimiento de los gusanos de la cera es tan prometedor, ya que supondría un cambio radical en los procesos que se llevan a cabo en la actualidad.

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