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Un grupo de científicos logra restaurar algunas funciones cerebrales de un cerdo muerto

“Clínicamente, esto no es un cerebro vivo, pero es un cerebro celularmente activo”, ha explicado Avonimir Vrselja, experto en neurociencia

Un grupo de científicos logra restaurar algunas funciones cerebrales de un cerdo muerto

Un grupo de científicos de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, ha logrado restaurar la actividad celular y circulatoria en el cerebro de un cerdo que llevaba cuatro horas muerto, según un estudio publicado este miércoles en la revista Nature. Este descubrimiento podría contribuir al tratamiento de enfermedades cerebrales.

Los científicos han utilizado el cerebro de un cerdo muerto procedente de una fábrica de envasado de carnes y han observado cómo, con una solución química específica, muchas funciones celulares básicas volvían a detectarse.

“El cerebro intacto de un mamífero grande retiene una capacidad, previamente no apreciada, de restauración de la circulación y ciertas actividades y moleculares múltiples horas después de la parada circulatoria”, ha explicado Nenad Sestan, profesor de Neurociencia, Medicina Corporativa, Geriátrica y Psiquiatría.

Sin embargo, en el cerebro analizado no se ha detectado ninguna señal eléctrica global reconocible asociada con una función cerebral normal. “Clínicamente, esto no es un cerebro vivo, pero es un cerebro celularmente activo”, ha explicado Zvonimir Vrselja, experto en neurociencia.

Normalmente, la muerte celular del cerebro se considera un proceso irreversible, pues la actividad eléctrica cerebral, al ser privada de oxígeno y suministro sanguínea, desaparece en cuestión de segundos, mientras que las reservas energéticas se agotan en cuestión de minutos.

Sin embargo, los expertos del laboratorio de Sestan, observaron en este cerebro que muestras de pequeños tejidos con los que trabajaban de manera rutinaria sí reflejaron señales de viabilidad celular, incluso cuando el tejido llevaba varias horas muerto.

Los expertos creen que este descubrimiento podría ayudar a resolver el problema que supone la incapacidad para aplicar ciertas técnicas al estudio de la estructura y función del cerebro intacto de un mamífero grande”.

«Previamente, solo hemos podido estudiar células en cerebros de grandes mamíferos bajo condiciones estáticas o mayoritariamente bidimensionales, empleando pequeñas muestras de tejido fuera de su entorno nativo», ha explicado el científico Stefano G. Daniele, que formó parte de este estudio.

Ahora, por primera vez, se puede «investigar el cerebro grande en tres dimensiones, lo que incrementa la «capacidad de estudiar interacciones celulares complejas y su conectividad», ha añadido, informa Efe.

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