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Unas horas de libertad al año para la comunidad LGTB polaca

Algunas personas se plantean abandonar el país si vence el homófobo PiS en las elecciones de la semana que viene

Unas horas de libertad al año para la comunidad LGTB polaca

Caminar de la mano y besarse en público es algo que las personas LGTB de la ciudad conservadora polaca de Lublin solo pueden hacer de forma segura una vez al año: durante la Marcha del Orgullo y aún así detrás de un cordón policial.

Es todavía más difícil y peligroso en vísperas de las legislativas del 13 de octubre debido a que «la lucha contra la ideología LGTB» se ha convertido en uno de los elementos clave de la campaña electoral de la derecha nacionalista en el poder. La comunidad gay también se ha convertido en blanco de los ataques de la poderosa Iglesia católica.

Este año, en Lublin, el cordón policial volvió a ser necesario, a finales de septiembre, cuando la extrema derecha y activistas conservadores celebraron una violenta contramanifestación en la que lanzaron botellas y huevos y profirieron calificativos homófobos para intentar bloquear la marcha.

Las fuerzas antidisturbios usaron mangueras de agua a presión y gas pimienta para dispersarlos. La policía detuvo a unas 40 personas, dos de las cuales estaban en posesión de artefactos potencialmente mortíferos. Este año hubo varios intentos de bloqueo de las Marchas del Orgullo en distintas ciudades de Polonia.

Miedo en la comunidad LGTB

«Tengo miedo de que nosotros o nuestros hijos seamos atacados, tengo miedo de ser humillada delante de los niños, de que vandalicen mi coche o de que alguien incendie nuestro apartamento», explica a la AFP una pareja de lesbianas treintañeras que residen en Lublin. Pidieron conservar el anonimato. «No nos atreveríamos jamás a ir de la mano en público en Lublin», añade una de las mujeres, que se plantea denunciar ante la justicia el acoso en el trabajo debido a su orientación sexual. La otra afirma que su exmarido se volvió violento y homófobo cuando le dijo que lo dejaba por una mujer.

Al contrario de la mayor parte de los otros países de la UE, Polonia no reconoce las uniones homosexuales. La influyente iglesia católica y los conservadores nacionalistas en el poder de Derecho y Justicia (PiS), favoritos para los comicios, atacaron a la comunidad LGTB durante la campaña.

«La peste arco iris»

El arzobispo Marek Jedraszewski ha calificado a la comunidad de «peste arco iris». El dirigente del PiS Jaroslaw Kaczynski le ha agradecido estas palabras y ha acusado a las personas LGTB de ser una «amenaza» para la familia tradicional. Tomasz Pitucha, miembro del PiS y edil de Lublin, culpa a los homosexuales de las contramanifestaciones violentas porque considera que la «marcha del orgullo y otras manifestaciones LGTB son provocaciones a la sociedad».

A diez kilómetros de Lublin, la ciudad de Swidnik se convirtió en marzo en el primero de una treintena de municipios polacos en haber adoptado una resolución -no vinculante jurídicamente- en la que se declara «libre de toda ideologia LGTB». Como consecuencia, en los colegios de estas ciudades no se enseña educación sexual.

¿Irse de Polonia?

Algunos miembros de la comunidad LGTB de Polonia son optimistas sobre el futuro. «Es la clase política la que prohíbe nuestro amor, pero la sociedad es más abierta», declara Tomasz Kitlinski, profesor universitario abiertamente homosexual en Lublin y candidato de la izquierda a las legislativas.

Según una investigación reciente, el 57% de los polacos esfavorable a la legalización de la uniones civiles para las parejas del mismo sexo. Algunos, no obstante, ante la posible victoria del PiS en los comicios, se plantean irse de Polonia. «Estos últimos tiempos, nos preguntábamos si era posible llevar una vida normal y educar a nuestros hijos en Polonia», ha declarado una mujer lesbiana de Lublin.

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