Imaginamos las ciudades del futuro con edificios acristalados, diseños sobrios y calles tomadas por la inteligencia artificial. Algunos incluso siguen apostando por que, tarde o temprano, viajaremos en coches voladores, pero olvidamos que, si estas ciudades no son sostenibles por encima de todo, directamente no habrá futuro donde desarrollar todos esos avances. Es necesario que antes de ponernos futuristas, pensemos en el presente y transformemos la realidad actual para poder avanzar. Por eso, las ciudades del futuro se desarrollarán en ambientes descarbonizados, digitales y sostenibles, y ya tienen nombre: eCities.
Qué es una eCity
Hace unos años surgió un concepto parecido al de eCity, también designado con un término anglosajón, SmartCity, que se parecía más a esa visión de ciudad futurista de la que hablábamos al inicio. Las SmartCities estarían basadas en la digitalización y la inteligencia artificial, de ahí su nombre: Smart, inteligente, y City, ciudad. Pues bien, las eCities toman este modelo como base, pero van un paso más allá, enfocándose también en la economía circular y la eficiencia. Se podría decir, entonces, que la eCitiy es una versión mejorada de la SmartCity.
La eCity se fundamenta en cuatro pilares: la energía, a través de un consumo renovable y local; los edificios, que han de estar preparados para aprovechar esa energía de la manera más eficiente posible y fomentar el autoconsumo; la movilidad, como en toda ciudad, que en este caso será eléctrica, sostenible y conectada, a través del transporte público o el autónomo y siempre con zonas de paseo y adaptadas para bicicletas; y la digitalización, apostando por una gestión de los datos que permita volcar información en la nube para que el ciudadano y las entidades sean capaces de conocer y gestionar de forma eficiente su consumo energético, su movilidad y la utilización de recursos. Este modelo permite, por ejemplo, que se pueda compartir energía entre entidades y edificios, estableciendo comunidades energéticas locales, basadas en la circularidad, lo que convierte a los ciudadanos en ‘prosumidores’ que comparten recursos a través de una red eléctrica inteligente.
Esto es lo que se conoce como un modelo de economía circular, la mejor solución para llevar a cabo una transición energética que permita dejar atrás el estilo de vida de usar y tirar que venimos implementando hasta ahora y que ha hecho saltar todas las alarmas por el cambio climático y la acumulación de residuos. Por eso esta iniciativa de Endesa se centra en las ciudades, porque no solo hay que cambiar cómo vivimos, sino también el lugar donde vivimos, y el 60% de la población mundial vive en las ciudades. La sostenibilidad, por supuesto, está en la naturaleza, pero también en los entornos donde convive la mayoría de la población, gastando y consumiendo recursos. Es en las ciudades donde se emite el 70% de los gases de efecto invernadero, donde se encuentra el motor principal del calentamiento global, y es desde ahí desde donde debemos tratar de frenarlo.
Andalucía, incubadora de la modernidad
Las eCities no son solo cosa del futuro, de hecho, ya son una realidad y están muy cerca. En España hay actualmente en desarrollo dos proyectos de aplicación de este modelo, uno en Sevilla y otro en Málaga. El primero se viene implementando en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja desde noviembre de 2019 y, pese a haberse desarrollado en su mayor parte en tiempos de pandemia, ya cuenta con más de 70 empresas involucradas en el proyecto. Por su parte, eCityMálaga, impulsada desde el Málaga TechPark, ya ha atraído a casi una veintena de empresas en los escasos tres meses que tiene de vida, tras haber comenzado en septiembre de este año.
Pero ¿qué papel juegan las empresas en estos proyectos? Para impulsar la innovación, la sostenibilidad y la cooperación en la que se enmarcan las eCities es necesario un compromiso de entidades públicas y privadas que permita tomar medidas y ejecutar los cambios necesarios para implementar esa transición ecológica. Por eso, tanto eCityMálaga como eCitySevilla cuentan con la involucración de la Junta de Andalucía, los ayuntamientos de ambas ciudades, empresas, universidades, centros de investigación y con Endesa como entidad tractora de ambos proyectos energéticos.
La Junta de Andalucía facilita el desarrollo de los edificios y la digitalización, la movilidad depende de los ayuntamientos, y Endesa funciona como motor indispensable para todo lo que tiene que ver con la energía -tan importante, como se ha visto, en los modelos de eCity- y en la coordinación de estos proyectos sociales. Pero, además, las empresas juegan otro papel imprescindible, organizándose en grupos de trabajo con un compromiso real para perseguir retos específicos y tomar una serie de medidas que deben adaptar con ayuda de las entidades.
De tesis a modelo real
Gracias a una alianza público-privada fundamentada en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), el transporte, la edificación y la energía, los proyectos de eCity que han comenzado en parques científicos y tecnológicos de Málaga y Sevilla servirán de modelo para ser implementados en las propias ciudades y extrapolados a entornos urbanos interesados.
Ambos proyectos tienen un horizonte de cinco años y el reto de convertirse en un referente mundial de transición energética. Siguiendo su modelo, se podrán fijar estos ecosistemas descarbonizados, digitales, abiertos y sostenibles en 2025, es decir, 25 años antes que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y los retos sobre energía y clima establecidos por la Unión Europea para 2050.
Un reto ambicioso y, desde luego, beneficioso para todos, que nació como una tesis doctoral, la de Rafael Sánchez Durán, director general de Endesa en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla e ideólogo de estos proyectos. Gracias a su iniciativa y a empresas como Endesa, el futuro está más cerca que nunca.