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La familia y los profesionales, claves para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA

En la actualidad no existe un único método universal de tratamiento óptimo para el Trastorno del Espectro del Autismo, pero hay muchas formas para ayudar a minimizar los síntomas

La familia y los profesionales, claves para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA

Aunque la TEA parezca una enfermedad que afecta a un número muy bajo de personas, no es así. En España se estima que 450.000 personas, casi un 1% de la población española, padece esta enfermedad. Su prevalencia en la población no está marcada por una cuestión de edad. Sí es cierto que los casos disminuyen en edades más avanzadas, pero se debe en buena medida a la falta de datos acerca de este grupo generacional. Respecto al género, hasta hace escasos años se estimaba que los hombres eran más propensos a padecer TEA, pero con el paso del tiempo se ha ido descubriendo que no es así debido al mayor estudio de afectación en las mujeres.

Precisamente, el continuo crecimiento de estudios respecto al Trastorno del Espectro del Autismo es una de las causas por las que cada vez se identifican más casos. Asimismo, este mayor conocimiento permite que cada vez se vayan mejorando los tratamientos para los enfermos, como es el caso de Quironsalud. El doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, junto con la logopeda especialista del mismo centro, Ana Alás Rupérez, analizan las principales terapias para abordar el diagnóstico y las intervenciones en pacientes pediátricos con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).

El doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

En la actualidad no existe un único método universal de tratamiento óptimo para el TEA, pero existen muchas formas para ayudar a minimizar los síntomas y maximizar las capacidades. De hecho, según afirma el Dr. Martín, «las personas con TEA tienen más probabilidad de utilizar todas sus capacidades y habilidades si reciben terapias e intervenciones adecuadas. Para ello, es importante que el tratamiento se centre en las necesidades específicas de la persona».

«Cualquier tratamiento debería basarse en la identificación precoz del trastorno y en la realización de un proceso diagnóstico multidisciplinar que contemple una evaluación de las capacidades y necesidades individuales, y oriente hacia un plan de tratamiento centrado en la persona con TEA», comenta Ana Alás.

Existe unanimidad en que la incidencia en programas para el desarrollo de la comunicación y la competencia social y el apoyo comunitario son los principales medios de tratamiento. Estos aspectos se deben complementar, en ocasiones, con medicación y otros programas terapéuticos, como los programas para problemas específicos de conducta o la terapia cognitivo-conductual para los problemas psicológicos asociados en personas de nivel de funcionamiento más alto. Los trastornos comórbidos (trastornos asociados al TEA, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, entre otros) se deben tratar del mismo modo que en la población general, pero de manera adaptada cuando así se requiera.

Para un adecuado tratamiento del TEA el doctor Martín y la logopeda Ana Alás, destacan una serie de pautas:

– Un buen tratamiento de los TEA debe ser individualizado. Asimismo, un aprendizaje significativo debe siempre basarse en el interés personal y las motivaciones del paciente. De acuerdo con la concepción actual sobre la discapacidad, es conveniente traducir las dificultades presentes en la persona a los niveles de intensidad y tipos de apoyo requeridos.

– Tratamiento estructurado. La estructuración implica tanto la adaptación del entorno a las necesidades de predictibilidad y estabilidad de estas personas, como concreción a priori de los objetivos que se desean alcanzar y de las actividades diseñadas para conseguirlo.

– Tratamiento Intensivo y extensivo a todos los contextos de la persona, incluidos los contextos naturales que favorecen la generalización de conductas adquiridas en entornos más estructurados. Ésta es la mejor manera de conseguir que los niños aprendan nuevas competencias sociales, comunicativas, adaptativas y de juego, a la vez que disminuir, en la medida de lo posible, los síntomas de autismo y otros problemas asociados que pudieran presentar.

– La participación familiar, coordinada con el profesorado y otros profesionales de apoyo, se ha identificado como un factor fundamental para el éxito. Los nuevos modelos de atención a familias enfatizan su papel esencial para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA, dentro de un marco de absoluta colaboración con los profesionales.

La Guía de buena práctica para el tratamiento de los trastornos del espectro autista (Biggi, J. F., Arroyo, M. F., Muñoz, L. B., Aguilera, E. T., Pallarés, J. A., Carmona, M. B., … & de la Paz, M.P.) señala que entre los tratamientos recomendados con eficacia demostrada destacan la Risperidona (posteriomente a este estudio también el Aripiprazol ha demostrado eficacia clara), así como las intervenciones conductuales. Además, existen otros tratamientos de evidencia débil, aunque recomendados ocasionalmente, como la Terapia cognitivo conductual, el Sistema TEACCH (Tratamiento y Educación de Niños con Autismo y Problemas Asociados de Comunicación) o el tratamiento con estimulantes. Por último, cabe destacar la existencia de tratamientos sin evidencia científica y no recomendados como la Secretina, la Inmunoterapia o la Terapia sacro craneal.

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