La dermatitis atópica, también conocida como eccema atópico, es un trastorno crónico y recurrente de la piel que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la inflamación e irritación de la piel, que puede manifestarse en forma de erupciones cutáneas pruriginosas, enrojecimiento y descamación. Esta afección suele comenzar en la infancia, pero puede persistir o incluso aparecer por primera vez en la edad adulta.
La dermatitis atópica es una afección compleja y multifactorial en la que intervienen factores genéticos, ambientales e inmunológicos. Los pacientes que la padecen suelen experimentar episodios de empeoramiento y remisión, lo que puede afectar significativamente su calidad de vida. El picor intenso y constante puede interferir en el sueño y el bienestar emocional, lo que a su vez puede llevar a la irritabilidad y el estrés.
A pesar de que no existe una cura definitiva para la dermatitis atópica, existen tratamientos y estrategias de manejo que pueden aliviar los síntomas y controlar la enfermedad de manera efectiva. Estos incluyen el uso de cremas y ungüentos tópicos, antihistamínicos, y en casos más graves, medicamentos inmunosupresores. Más allá de los tratamientos, hay una serie de consejos que pueden aliviar los síntomas de la dermatitis atómica. Los doctores Libe Aspe, especialista en Dermatología del Hospital Quirónsalud Vitoria y José Carlos Pascual Dermatólogo en el Hospital Quirónsalud Torrevieja nos dan las claves.
1. Busca la ayuda de un especialista
Inicialmente, es crucial que busques la asesoría de un dermatólogo para obtener un diagnóstico y recibir recomendaciones específicas tanto para tu rutina de cuidado diario como para el tratamiento de los brotes.
2. Mantén una higiene adecuada
La frecuencia y duración de los baños siempre han sido motivo de debate. Sin embargo, una higiene adecuada es esencial para eliminar las bacterias que pueden agravar o desencadenar brotes de dermatitis. Se recomienda un baño diario breve con agua tibia (por debajo de 40°C) y el uso de un limpiador suave y sin fragancias. Los jabones syndet y los aceites limpiadores son opciones recomendables. Al secar la piel, hazlo con delicadeza utilizando toallas de algodón para evitar la fricción.
3. Prioriza la hidratación
La hidratación es un componente esencial en el cuidado de la piel atópica. Aplica una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel, especialmente después del baño, y repite la aplicación durante el día según sea necesario.
4. Evita el calor
El calor suele ser mal tolerado por las personas con dermatitis atópica, ya que puede provocar sudoración, irritación y picor. Opta por ropa transpirable y evita el ejercicio intenso durante los brotes.
5. Protección contra el frío extremo
El frío intenso, especialmente en las manos, puede agravar los síntomas. Utiliza guantes y evita la exposición al frío cuando sea posible.
6. Considera la radiación ultravioleta
En algunos casos, la radiación ultravioleta puede ayudar a reducir los síntomas de la dermatitis atópica, siempre y cuando se utilice un protector solar de alto factor de protección (SPF) todos los días, incluso en días nublados.
7. Gestiona el estrés
El estrés puede empeorar los problemas de piel, por lo que es importante buscar formas de manejarlo y garantizar un descanso adecuado.
8. Utiliza ropa adecuada
Opta por ropa de algodón en contacto con la piel y evita tejidos de lana y fibras sintéticas. Lava la ropa antes de usarla por primera vez y elimina las etiquetas que pueden causar fricción e irritación. Utiliza un detergente suave o jabón no detergente al lavar la ropa y realiza un doble enjuague, evitando el uso de suavizantes.
9. Cuida tu dieta
A menos que tengas alergias confirmadas, no es necesario eliminar ningún alimento de tu dieta. Algunos estudios sugieren que los probióticos pueden ser beneficiosos, aunque la evidencia científica no es concluyente.
10. Presta atención a los brotes
A pesar de seguir todas estas pautas, es posible que experimentes brotes severos que escapen a tu control. En tales casos, es importante buscar la atención de tu especialista nuevamente, ya que puede ser necesario recetar medicación sistémica (oral o inyectable) además del tratamiento tópico habitual.