en colaboración con

Biocombustibles, los impulsores de la descarbonización

En 2030, Cepsa confía en tener una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas biocombustibles, poniendo especial atención en el combustible sostenible de aviación (SAF) del cual espera fabricar 800.000 toneladas anuales.

Biocombustibles, los impulsores de la descarbonización

Foto: Victor Grabarczyk (Unsplash)

En el camino hacia un futuro sostenible, los biocombustibles no solo son una opción prometedora para la industria, sino que también se postulan como una pieza clave en la descarbonización de otros sectores difíciles de electrificar como el transporte pesado. Este detalle a menudo pasa desapercibido, pero no sorprende al conocer que tienen una capacidad para reducir las emisiones netas de CO2 de hasta un 90% durante todo su ciclo de vida respecto a los combustibles tradicionales. 

Biocombustibles y descarbonización: una gran oportunidad 

Los biocombustibles desempeñan un papel clave en la descarbonización de sectores que son verdaderos desafíos para la electrificación, como la industria o el transporte pesado terrestre, aéreo y marítimo. Estos combustibles, al provenir de materia prima que absorbió CO2 de la atmósfera durante su crecimiento, generan emisiones netas de CO2 notablemente inferiores a las de los combustibles fósiles. Este aspecto los convierte en un recurso valioso para reducir nuestra huella de carbono y avanzar hacia una economía más sostenible.

Pero los biocombustibles no son solo una alternativa respetuosa con el medio ambiente, sino que también son químicamente análogos a los combustibles fósiles utilizados en motores actuales de vehículos, camiones, barcos y aviones. Esta característica facilita su sustitución parcial o total sin necesidad de realizar modificaciones en los motores, ni inversiones en los sistemas de almacenamiento y distribución. Además, su producción se beneficia de tecnologías maduras, algunas de las cuales permiten también la reutilización de instalaciones industriales existentes con ciertas modificaciones. La sustitución inmediata de los combustibles fósiles con biocombustibles es, por tanto, una alternativa real que puede acelerar la transición energética.

Diversificación y circularidad

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, como alternativa al petróleo y al gas, los biocombustibles desempeñan un papel crucial en la diversificación de las fuentes energéticas. Algo que fortalece la seguridad de suministro y la independencia energética de países como España y de Europa en su conjunto.

Los biocombustibles asumen además un protagonismo importante en el ámbito de la economía circular al emplear para su producción residuos orgánicos como aceites usados de cocina o desechos agrícolas o ganaderos, entro otros. Al aprovechar estos recursos, se da una nueva vida a los residuos, evitando que acaben en vertederos Esta integración en la economía circular promueve la sostenibilidad y contribuye a la gestión eficiente de los recursos, al tiempo que reduce las emisiones de carbono.

La mayor planta de biocombustibles del sur de Europa estará en España

En este contexto en el que el cambio climático pone sobre la mesa la importancia de impulsar la descarbonización y repensar la forma en la que producimos, consumimos y nos movemos, hay compañías como Cepsa que están liderando iniciativas para que la transición energética sea real. Así, a través de su estrategia Positive Motion, la energética se ha fijado el objetivo de liderar la fabricación de biocombustibles en España y Portugal. Para lograrlo, recientemente anunció la construcción, junto a Bio-Oils, de la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa, con una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de SAF y diésel renovable, destinados a la descarbonización del transporte pesado.

La producción a gran escala es una necesidad para poder satisfacer una demanda sostenible creciente, además de poder hacerlo a un precio competitivo. El uso de biocombustibles va creciendo poco a poco en sectores como el marítimo, el ferroviario o el aéreo. En este último ya se están dando numerosos pasos destinados a sustituir progresivamente el queroseno tradicional por combustible sostenible para la aviación (SAF). 

Precisamente con el foco puesto en el sector aéreo, Cepsa se ha convertido en la primera energética en comercializar SAF en cinco de los principales aeropuertos españoles (Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Sevilla), por los que cada año pasan más de 160 millones de viajeros, lo que supone el 60% del tráfico de pasajeros nacional. Además de seguir apostando por la colaboración y establecer alianzas estratégicas con aerolíneas como Iberia, Vueling, TUI o Air Europa para impulsar su utilización.

Las pruebas y proyectos en el sector marítimo tampoco se quedan atrás, como evidencian los 84 viajes en ferris de Naviera Armas Trasmediterránea que se realizaron en el estrecho de Gibraltar el pasado verano con biocombustibles de segunda generación suministrados por Cepsa.  Y también se han extendido al sector ferroviario, donde la energética ha realizado recientemente, junto a Maersk y Renfe, el primer piloto en España con diésel renovable en un tren, completando más 100 trayectos entre Algeciras y Córdoba, tramo del corredor que une Algeciras y Madrid que no está electrificado.

Ejemplos y realidades que evidencian la importancia de la colaboración, de la investigación y de la innovación como palancas para impulsar el desarrollo de soluciones sostenibles que ayuden a la descarbonización.

MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D