Las energías renovables son claves para el futuro de la sociedad, pues promueven la descarbonización de nuestro planeta. Sin embargo, a medida que avanza la tecnología relacionada con estas energías renovables, se van sumando nuevos retos, como es el de la protección de la naturaleza y de la biodiversidad, por ejemplo, de allá donde se instalen placas fotovoltaicas. Sobre esto y mucho más hablamos con Emilio Tejedor, responsable de Medio Ambiente y Calidad de Iberdrola.
PREGUNTA. ¿Cómo ha integrado Iberdrola la preocupación por la biodiversidad en sus proyectos de energía fotovoltaica?
RESPUESTA. Forma parte de nuestra visión de trabajar para desarrollar un modelo energético en armonía con la naturaleza y las personas. Siempre hemos tenido una fuerte consideración por la protección de la naturaleza y la biodiversidad en particular. Pero a finales del año 2022 anunciamos formalmente nuestro Plan de Biodiversidad 2030, en el que nos comprometemos a ser positivos con la biodiversidad en ese año en todas nuestras actividades, tanto para nuestros nuevos proyectos como para los que están en operación.
P. ¿Cuáles son las medidas específicas que Iberdrola ha implementado para mitigar los impactos en la biodiversidad asociados con la energía fotovoltaica?
R. El primer paso, y el más importante, es elegir adecuadamente los emplazamientos. Para evitar las zonas de mayor valor ecológico. Luego, se realizan estudios muy detallados sobre el estado de la naturaleza y los ecosistemas. Estos estudios influyen de manera muy señalada en el diseño de la planta, para respetar corredores ecológicos, proteger zonas húmedas, etc.
Además, se define un plan de acciones de biodiversidad, con diversos proyectos que ayudan a mejorar el estado de los ecosistemas y las especies en la zona.
P. ¿Han llevado a cabo proyectos de renaturalización después de instalar placas fotovoltaicas, o todavía es pronto? ¿Qué tipo de iniciativas están trabajando en este sentido?
R. Cada caso se estudia en detalle y se definen las actuaciones a realizar. Sí que hemos realizado acciones de conservación y de renaturalización en nuestras plantas. Desde restaurar humedales, proteger orquídeas endémicas, reforestar zonas degradadas, reintroducir especies que habían desaparecido en la zona o potenciar otras que estén en peligro. La lista es enorme.
Además, una de las medidas que mejor funciona en las plantas fotovoltaicas es dejar que la naturaleza se desarrolle sola. En las plantas no hay casi presencia humana, no utilizamos pesticidas, hacemos prácticas ganaderas sostenibles… Esto hace que la biodiversidad se regenere muy deprisa. Ya estamos viendo resultados sorprendentes en algunas de nuestras instalaciones a pesar de que llevan poco tiempo instaladas.
P. ¿Cómo se aborda el ciclo de vida completo de los proyectos de energía renovable para minimizar su impacto ambiental?
R. Eligiendo los emplazamientos adecuados y teniendo la protección de la naturaleza como un elemento clave del diseño. Además, durante la etapa de operación de las instalaciones también se puede avanzar mucho en la mejora del entorno; a través de planes de monitorización de ecosistemas y especies que permitan realizar acciones de mitigación y mejora. Ejemplos como la instalación de cajas nido para aves y murciélagos, zonas de cría de fauna como roedores o conejos o incluso reptiles. Esto ayuda mucho a que el ecosistema de la zona se fortalezca.
Y, aunque todavía es pronto para la mayoría de las instalaciones, cuando llega el fin de vida se hace un proyecto de restauración ecológica una vez se desinstalan los equipos.
P. ¿Cómo contribuye Iberdrola a la construcción de una sociedad más sostenible, más allá de sus operaciones eléctricas?
R. La visión de sostenibilidad de Iberdrola incluye la naturaleza, como hemos comentado, pero también las personas. Los proyectos renovables de calidad tienen que mejorar ambos aspectos. En Iberdrola tenemos el programa CONVIVE, que fomenta que todos nuestros proyectos renovables aporten mejoras a las comunidades locales en las que se desarrollan. Mejorando la situación económica de zonas rurales gracias a proyectos que generen actividad local, como puede ser la integración de prácticas ganaderas o agrícolas, mejoras de las infraestructuras, proyectos sociales, etc.
Hemos hecho proyectos de apicultura, cría de hongos, actividades turísticas, agrovoltaicos, etc. Y seguimos buscando nuevas soluciones que implantar. El año pasado lanzamos la primera edición de los premios CONVIVE, precisamente para identificar las mejores ideas y proyectos, y el año que viene lanzaremos la segunda.
P. Iberdrola y BirdLife organizaron un foro sobre renovables y biodiversidad en la COP28. ¿Cómo se estableció la colaboración entre Iberdrola y BirdLife?
R. Birdlife es la principal organización de protección de la avifauna del mundo. Iberdrola lleva tiempo trabajando con las organizaciones nacionales de BirdLife allí donde tenemos presencia (por ejemplo, SEO en España o la RSPB en el Reino Unido).
Recientemente hemos firmado además un acuerdo con BirdLife International, para seguir trabajando en aspectos transversales como la definición de políticas que fomenten las renovables responsables con la naturaleza, mejora de los estándares de medición y la realización de proyectos conjuntos.
P. ¿Cuáles son los objetivos principales de esta colaboración? ¿Por qué es importante esta colaboración?
R. La colaboración con las entidades conservacionistas es muy importante. BirdLife es un gran ejemplo de organización que busca la protección de las aves, pero desde una perspectiva realista, buscando soluciones conjuntamente a los retos y comprendiendo que la transición energética hacia un modelo descarbonizado con un papel primordial de las energías renovables es una necesidad si queremos combatir el cambio climático.
P. ¿Cómo involucra Iberdrola a sus stakeholders, incluidas las comunidades locales y organizaciones ambientales, en la planificación y ejecución de proyectos?
R. Como comentaba más arriba, la naturaleza y las comunidades locales son dos de los grupos de interés más importantes en el despliegue de nuestras infraestructuras. No tenerlos en cuenta correctamente, o dañarlos, provocaría un rechazo muy fuerte que, a la larga, perjudicaría el desarrollo de la actividad. Esto lo tienen muy claro también el resto de grupos de interés: gobiernos, clientes y entidades de financiación. Por ello, todos nuestros proyectos buscan aportar valor a las comunidades locales, bien sea a través de la promoción del empleo directo, o a través de mejorar la actividad económica que redunde en una mejora.
P. ¿Cómo realiza Iberdrola la monitorización y evaluación ambiental de sus proyectos para asegurarse de que cumplen con los estándares de sostenibilidad?
R. Cuando se desarrolla un proyecto de energías renovables hay que pasar unos controles muy exhaustivos por parte de la administración competente. Esto termina en la denominada «Declaración de Impacto Ambiental» o DIA, que, a menudo, requiere de unas labores de monitorización.
Pero Iberdrola va más allá gracias a su Plan de Biodiversidad. Todas las actividades de Iberdrola tienen que garantizar, a partir de 2030, que son positivas con la biodiversidad. Eso implica la evaluación detallada de sus impactos sobre ecosistemas y especies y el establecimiento de unos planes de trabajo que garanticen ese carácter positivo. Y, evidentemente, una evaluación periódica de esos impactos para asegurar que los planes de trabajo están dando los frutos que de ellos se esperaban.
P. Con la vista puesta en el futuro más inmediato, ¿cuáles considera que son los principales desafíos ambientales actuales en la industria energética y cómo se están abordando?
R. Yo creo que el principal desafío de la industria es la descarbonización total. El cambio climático es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad y de impacto ambiental. Y la descarbonización no es solamente la relacionada con la producción de electricidad, sino que tiene que ver con el transporte, la industria y el calor residencial.
Se está trabajando intensamente, apoyándonos en la I+D+i, en el desarrollo de tecnologías que permitan continuar el abandono de los combustibles fósiles, por ejemplo, diseñando nuevos procesos industriales, desarrollando combustibles verdes o avanzando en la electrificación de los usos residenciales de energía.
Centrándonos en la producción y distribución de electricidad, tenemos que seguir avanzando en el despliegue de las tecnologías verdes, pero siempre en armonía con el desarrollo de los ecosistemas y la protección de la naturaleza. Y en Iberdrola lo estamos haciendo desde hace años.
