El cáncer de cuello de útero, también conocido como cáncer de cérvix, es la forma más común de cáncer en el sistema reproductor femenino. Este tipo de cáncer se origina en el cérvix o cuello del útero, situado en el fondo de la vagina, y es el lugar donde se realizan las citologías para la detección temprana de posibles anomalías. Aunque es más frecuente en mujeres mayores de 50 años, es esencial entender que la prevención y la detección precoz son clave para combatir esta enfermedad.
Cada año se detectan en España 1900 casos de este tumor, el segundo en frecuencia tras el de mama, como subraya la doctora Carmen Pingarrón, jefa de equipo de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José. «Estos tumores se originan cuando las células sanas del cuello del útero se alteran y desarrollan sin control, pudiendo extenderse a otras partes del cuerpo», explica.
Desarrollo del cáncer de útero
El cáncer de útero se desarrolla a partir de la transformación maligna y el crecimiento descontrolado de las células en el cuello del útero. Antes de que aparezca el cáncer, suelen desarrollarse lesiones precancerosas durante meses o incluso años. La detección y tratamiento de estas lesiones precancerosas son cruciales para prevenir la progresión hacia el cáncer.
Revisarse es clave, ya que hay factores que indican que el cáncer pueda estar en fase de desarrollo. Así lo explica el Dr. Miguel Ángel Jiménez, responsable médico de Obstetricia y Ginecología en el Hospital El Pilar de Barcelona: «Durante muchos meses y años antes de su aparición, se desarrollan lesiones denominadas precancerosas, cuya detección y tratamiento evita la aparición del cáncer».
La causa principal del cáncer de cérvix
La causa principal identificada del cáncer de cuello uterino es la infección crónica y persistente por el virus del papiloma humano (VPH), considerada una enfermedad de transmisión sexual. La supervivencia global a los cinco años se sitúa entre el 66-70%, habiendo mejorado considerablemente en la última década gracias a programas de detección precoz. «Hasta el 75-80% de la población toma contacto con el HPV y se infecta con él, aunque este porcentaje tan relevante no supone que provoque lesiones ni cáncer en todos los infectados», explica la Dra. Pingarrón.
Por ello, la vacunación contra el HPV es crucial. Esta está «recomendada en niñas y en niños, así como en mujeres y hombres sexualmente activos; no olvidemos que los varones también acaban padeciendo los cánceres de pene, de ano y los orofaríngeos», expone la Dra. Pingarrón.
Otras formas de prevenir el cáncer de cérvix
Además de la vacunación, las pruebas de detección periódicas, como la citología de cuello de útero y la detección del VPH, son fundamentales. Estas medidas, combinadas con tratamientos en las primeras fases de la enfermedad, han contribuido a reducir significativamente las tasas de mortalidad en países desarrollados.
La lucha contra el cáncer de cérvix se basa en la prevención y la detección temprana y en la vacunación. Acudir a revisiones periódicas, vacunarse contra el VPH y realizar pruebas de detección son pasos esenciales para mantener la salud ginecológica. En Quirónsalud cuentan con un equipo de profesionales en las Unidades de Ginecología comprometidos con la prevención, diagnóstico y tratamiento de cualquier problema relacionado con el cáncer. La clave está en la conciencia y la acción temprana para garantizar una vida saludable.