En la industria alimentaria, pocos nombres evocan tanta historia e innovación como Nauterra. Conocida hasta 2023 como Grupo Calvo, esta empresa familiar inició su trayectoria en 1940 y ha crecido hasta convertirse en un referente global. Con su nueva identidad, Nauterra refleja tanto su pasión por el mar como su compromiso con la tierra.
En esta nueva entrega de ‘La Fuerza Invisible’, proyecto promovido por el Instituto de Empresa Familiar, el tenor José Manuel Zapata viaja hasta la localidad gallega de Carballo (A Coruña), lugar donde Nauterra ha sabido combinar tradición con un espíritu innovador y una profunda conexión con el mar.
La historia de Nauterra comienza en 1940, cuando Luis Calvo Sanz fundó la primera fábrica de conservas de la compañía en Carballo. Tras algún intento con las conservas de carne, Luis Calvo Sanz puso en marcha un proyecto empresarial basado en la elaboración y la comercialización de pescado enlatado, apostando desde el primer momento por la innovación.
«Antes se tardaba como tres minutos en rellenar una lata con atún, y mi abuelo inventó una manera que conseguía hacer 36 latas por minuto en vez de una cada tres minutos», destaca Mané Calvo, consejero delegado y tercera generación de la familia.
Uno de los avances más recientes de Nauterra ha sido el desarrollo del envase Vuelca Fácil®, un envase más sostenible, que permite volcar el 100% del producto de forma sencilla, e incorpora una apertura más fácil y segura.
Una conexión con el mar
El mar ha sido siempre un elemento fundamental en la vida de la familia Calvo. La playa de Razo, en Galicia, representa un lugar especial para ellos a tan solo siete kilómetros de la fábrica.
En términos de sostenibilidad, Nauterra se compromete con la pesca responsable y el respeto por las vedas y especies protegidas. «Llevamos un observador internacional en cada barco en todo momento», señala Calvo, destacando su compromiso con la conservación de los recursos marinos. Gracias a estas medidas, los stocks de atún a nivel mundial se mantienen en un 80% saludables, lo que garantiza su sostenibilidad a largo plazo.
Para la familia Calvo, Nauterra no es solo un negocio, sino una extensión de su hogar y su legado. Luis Calvo Sanz inculcó en sus descendientes la importancia de mantener los pies en la tierra y priorizar la empresa sobre los lujos personales. «Tenía la ilusión de comprarse un Citroën Tiburón, pero nunca lo hizo porque siempre había algo que hacer en la fábrica», recuerda su nieto.
Ahora, la cuarta generación de la familia ya se prepara para tomar las riendas de la empresa, con el reto de mantener un legado de más de ocho décadas. «Sueño con poder llevar esto a más países, más productos y más gente», afirma Juan Calvo, uno de los miembros llamados preservar los valores que los han llevado hasta aquí.