Ver todos los partidos de fútbol desde casa, gratis y en alta definición puede sonar tentador. Bastan unos cuantos clics en páginas web ilegales, aparentemente inofensivas, para acceder a los partidos más esperados sin pagar un solo euro. Sin embargo, la realidad detrás de esta práctica es mucho más oscura y riesgosa de lo que parece.
Mientras miles de aficionados celebran goles de sus equipos favoritos frente a sus pantallas, sin saberlo pueden estar exponiendo su seguridad personal, financiera y digital, convirtiéndose en víctimas silenciosas del crimen organizado. Guillermo Rodríguez, director de operaciones antifraude de LALIGA, alerta que la piratería se ha vuelto una práctica habitual y advierte que «muchos usuarios incluso se consideran legitimados para hacerlo y quizás no son conscientes de que los riesgos están creciendo exponencialmente con el tiempo».
Cada clic, cada ventana emergente y cada descarga en estas plataformas ilegales son oportunidades perfectas para los ciberdelincuentes, quienes acechan detrás de estos sitios en busca de víctimas desprevenidas. Según Rodríguez, actualmente «un usuario necesita en promedio siete clics para iniciar la reproducción de un contenido específico en sitios pirata, y cada clic representa un riesgo más para el usuario».
El peligro oculto detrás de cada clic
La primera línea de defensa que cae al ingresar a sitios pirata es la seguridad informática. Cada uno de esos clics aparentemente simples conduce a la infección con malware, troyanos y ransomware, capaces de tomar control absoluto del dispositivo y registrar claves de acceso y contraseñas por medio de keyloggers. El Inspector Jefe José Luis Gómez Pidal, responsable de la Sección de Delitos contra la Propiedad Intelectual e Industrial de la Policía Nacional, advierte que «los usuarios se exponen principalmente al robo de datos a través de malware, keyloggers y otros programas maliciosos que generan brechas importantes de seguridad». En su opinión, los usuarios no suelen entender claramente la gravedad del peligro: «Como se suele decir, nada es gratis. Y cuando lo es, en muchos casos el objetivo puedes ser tú».
Tus datos personales convertidos en mercancía ilegal
Además del daño a dispositivos electrónicos, los ciberdelincuentes buscan, sobre todo, datos personales y financieros de sus víctimas. Rodríguez destaca que las aplicaciones piratas son especialmente peligrosas porque «solicitan permisos de acceso a funciones críticas del teléfono como la cámara, el micrófono, la lista de contactos o incluso mensajes de texto y correos electrónicos, siendo el usuario completamente ajeno a este peligro».
Esta información robada se comercializa rápidamente de la mano de mafias y bandas organizadas, convirtiendo datos personales en una mercancía más. Las consecuencias pueden ser devastadoras: robos de identidad, fraudes financieros masivos y cuentas bancarias vaciadas en cuestión de minutos. El Inspector Gómez Pidal profundiza aún más sobre esta amenaza: «Estos sitios son un caldo de cultivo para el robo de datos personales o bancarios, utilizados para múltiples fines, como redirigir a páginas falsas o anuncios maliciosos que pueden llevar al usuario a ser víctima de múltiples estafas». Microsoft informó recientemente que en diciembre de 2024 detectó una campaña de publicidad maliciosa a gran escala originada en sitios web de streaming ilegales que afectó a casi un millón de dispositivos en todo el mundo en un ataque para robar información.
En torno a esas mismas fechas, según Walnut Unlimited e Industry Trust, se identificaron más de 2,7 millones de personas de Reino Unido afectadas entre 2022 y 2023 por malware, debido al uso de Fire Sticks modificados para el streaming ilegal.
Riesgo sin necesidad de descarga directa
Muchos usuarios creen que si no descargan directamente contenido de estas plataformas ilegales están a salvo. Pero esto no es cierto. Gómez Pidal añade una advertencia especialmente preocupante en este sentido: «Ese riesgo existe. En las webs de streaming ilegal, muchas veces se insertan scripts cuya función es obtener sin tu consentimiento todo tipo de datos disponibles en el dispositivo, si este no cuenta con protección suficiente». Solo con visitar estas páginas, los usuarios pueden ser víctimas del espionaje digital, sin siquiera notarlo.
El cibercrimen es ya una de las industrias ilegales más lucrativas a nivel mundial. Sin ir más lejos, la operación Corsario Azul desactivó en España una red de distribución ilegal de contenido deportivo, con más de 78.000 usuarios en la plataforma Cristal Azul, y se estimó que los perjuicios por fraude superaban los 42 millones de euros.
Y quizás el aspecto más inquietante del consumo ilegal de contenidos deportivos es que, indirectamente, los usuarios pueden estar financiando redes criminales. Rodríguez señala que «muchos usuarios no son conscientes de que al acceder a contenido pirata pueden estar apoyando indirectamente otras actividades ilegales», aclarando que «el dinero obtenido a través de la piratería puede financiar otro tipo de actividades criminales como narcotráfico e incluso terrorismo».
Estas afirmaciones no son exageradas. Informes recientes de Europol han evidenciado que operaciones contra plataformas de streaming ilegales han derivado en el descubrimiento de redes delictivas implicadas en tráfico de drogas, armas y lavado de dinero, con cantidades millonarias implicadas. Concretamente, la operación ‘Kratos’, en la que LALIGA colaboró con Europol, sirvió para desmantelar este enero una red que distribuía ilegalmente más de 2.500 canales de televisión y llegaba a más de 22 millones de usuarios en todo el mundo, y en los registros se incautaron drogas, armas, y se confiscaron criptomonedas por valor cercano a los 1,6 millones de euros.
La piratería deportiva también causa graves daños económicos en el fútbol profesional. Guillermo Rodríguez detalla que para LALIGA «en juego hay entre 600 y 700 millones de euros de pérdidas anuales, equivalentes a que doce equipos reciban cero ingresos por sus derechos televisivos en un año. Si no hacemos nada, en dos o tres años muchos clubes estarán en situación crítica». Esto afecta directamente no solo a clubes grandes, sino sobre todo a equipos pequeños y medianos, cuya subsistencia depende directamente de esos ingresos televisivos, así como a la estructura del deporte español, por la obligación que tiene LALIGA de aportar hasta un 3% de sus ingresos televisivos al CSD para la promoción del deporte, en virtud del Real Decreto 5/2015: casi 200 millones de euros en el último ciclo olímpico (2020-24).
¿Cómo protegerse?
Ante estos riesgos crecientes, el Inspector Gómez Pidal recomienda una única solución segura y sencilla: «Accedan a operadores legales de televisión. Hoy en día ofrecen paquetes que permiten ver el fútbol en línea sin vulnerar derechos de propiedad intelectual ni someterse a riesgos innecesarios que pueden salir muy caros». La decisión está en manos de cada aficionado, pero la advertencia está planteada con claridad: en la piratería, el riesgo siempre supera al beneficio.