Por las mañanas lleva a los niños al colegio, trabaja ocho horas y, al salir, pasa por casa de su madre para acompañarla al médico o prepararle la cena. Es la rutina de miles de personas —sobre todo mujeres— que en la España de hoy sostienen el día a día de dos generaciones: la de sus hijos e hijas y la de sus padres y madres. La llaman la generación sándwich, y, según el I Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados, ya representa la mitad de todas las personas cuidadoras del país (51,1%).
Esta investigación, avalada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), se enmarca en el movimiento de Cinfa por los cuidados, que la compañía lleva años promoviendo para acompañar y apoyar a los pacientes y a las personas que les cuidan. Con una muestra de 3.220 personas cuidadoras de toda España, su objetivo es dibujar una radiografía real de los cuidados familiares, entender cómo se organizan, cuáles son las principales causas del cuidado y qué impacto tiene en la vida de quienes lo asumen.
El perfil de la persona cuidadora en nuestro país tiene 49 años, es mujer en el 64,2% de los casos y cuida, en tres de cada cuatro ocasiones, de su madre o su padre. Casi la mitad de las personas cuidadas (47,4%) tienen más de 81 años, y cuatro de cada diez conviven en el mismo hogar.
«Nos encontramos ante una labor esencial, pero escasamente reconocida —afirma la Dra. Alicia López de Ocáriz, directora médica de Grupo Cinfa y presidenta del Observatorio-. Por eso queremos dar voz a las personas cuidadoras, profundizar en su bienestar físico, mental y emocional y saber si se sienten reconocidas y apoyadas. Todo ello, con un enfoque inclusivo y desde la empatía, porque cada forma de cuidar es válida y todas deben ser respetadas», comenta.

Esta investigación muestra también que más de la mitad de las personas cuidadoras (54,6%) atiende a familiares con algún grado de dependencia, lo que multiplica la carga física y emocional. Y aunque muchas cuentan con apoyo, una de cada siete (14,6%) lo hace completamente sola.
El reloj de los cuidados
De media, las personas cuidadoras dedican 20,6 horas semanales a esta labor, pero casi la mitad lleva más de dos años cuidando, y la media total es de tres años de dedicación continua.
¿De dónde sale ese tiempo? Según el estudio, el 76% ha tenido que restarlo de otras parcelas de su vida: un 65% del ocio, un 63% de su tiempo personal y más de un 35% del contacto con amistades o familia.
Una familia que cada vez es más cuidadora, ya que ocho de cada diez (85,4%) afirman compartir responsabilidades en esta labor: el 57,5% lo hace con sus hermanos o hermanas, una de cada cuatro (25,7%) con su pareja y una de cada cinco (24,2%) con otros familiares. También hay quienes recurren a ayuda profesional (14,5%) o a sus propios hijos e hijas (18,1%)
Los motivos del cuidado: edad, soledad y enfermedad
Una de cada tres personas cuidadoras asegura que la edad avanzada del familiar es la principal causa. En segundo lugar, aparece la soledad (14,9%), y en tercero, las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer (14,5%).
Respecto al tipo de cuidados que se prestan al familiar, el 56,2% de las personas encuestadas le hace compañía para apoyarle emocionalmente y casi la misma proporción (56,1%) acude con él o ella a las citas médicas. El 43,8% le acompaña a la calle en sus gestiones cotidianas y cuatro de cada diez realizan labores domésticas (39,7%).

Cuidar también transforma
Entre las principales preocupaciones, la incertidumbre de quién cuidará del familiar si ellos no pueden (35,7%) encabeza la lista, seguida por el temor a que el cuidado afecte a su vida familiar (31,4%) o la duda de si estará cuidando bien (30,8%).
Sin embargo, cuidar también transforma. Ocho de cada diez (81,2%) afirman que esta experiencia les ha cambiado la manera de ver la vida. Un 28% dice que valora más el tiempo y las pequeñas cosas, un 15% que ahora piensa más en los demás, y otro 15% que se siente más fuerte y resistente. Además, el 60% ha desarrollado más paciencia y tolerancia, y el 43% más empatía y capacidad de escucha. Lo más esperanzador es que más de la mitad (55,5%) siente que esta etapa ha fortalecido la relación con el familiar cuidado.
