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Así son los filtros de Canal de Isabel II que evitan que miles de kilos de basura lleguen a los ríos

Así son los filtros de Canal de Isabel II que evitan que miles de kilos de basura lleguen a los ríos

Uno de los aliviaderos de Canal de Isabel II.

Cuando llueve con fuerza en Madrid, pocos piensan en lo que ocurre bajo nuestros pies. Pocos madrileños saben que en el subsuelo discurre una red de más de 16.000 kilómetros de alcantarillado, donde el agua de lluvia y las aguas residuales se mezclan y viajan hacia las depuradoras. Cuando el tiempo es seco, el sistema aguanta sin problemas. Pero cuando cae una tromba de las buenas, la red no siempre da abasto.

Es ahí cuando los aliviaderos entran en juego. Son unos puntos del sistema de saneamiento que actúan como válvulas de escape cuando el caudal es demasiado grande. En los días secos, el agua sucia va a parar a las depuradoras y el ciclo se cumple sin sobresaltos. Pero cuando cae una tromba, el sistema llega al límite de su capacidad, y ese exceso de agua busca salida. Si no existieran los aliviaderos, acabaría rebosando por las alcantarillas o entrando en las viviendas.

El problema es que esa agua no va sola. Arrastra lo que encuentra por el camino: hojas, plásticos, colillas… y resto de residuos arrojados por el váter, como las toallitas.

Para evitar que toda esa basura termine en los ríos, Canal de Isabel II está instalando en sus aliviaderos mallas, rejas y tamices que actúan como filtros. Son auténticos coladores gigantes que permiten el paso del agua, pero no de los residuos sólidos.

Un colador gigante bajo la ciudad

En total, unos 300 aliviaderos de los más de mil que gestiona Canal de Isabel II ya cuentan con estos dispositivos. Las mallas de nailon extensible, por ejemplo, pueden retener entre 300 y 500 kilos de basura antes de que sea necesario vaciarlas. Dentro, los operarios de Canal encuentran de todo: toallitas apelmazadas, trapos, bastoncillos, compresas, y otros restos domésticos que, si no se frenaran a tiempo, acabarían flotando en el Jarama o el Manzanares.

Solo el año pasado, estos sistemas permitieron retirar 2.000 toneladas de residuos que de otro modo habrían terminado en los cauces madrileños. Y eso es apenas una parte del esfuerzo: en total, Canal eliminó más de 33.000 toneladas de residuos de depuradoras, tanques de tormentas y estaciones de bombeo.

Una vez retirados los residuos de depuradoras, estaciones de bombeo, tanques de tormentas o aliviaderos, se llevan a vertederos: el destino al que deberían haber ido desde un primer momento si se hubieran depositado en una papelera o en el cubo de basura.

Un gesto que sale caro

Cada vez que alguien tira una toallita, un bastoncillo o una compresa al váter, está alimentando un problema que termina en el medio ambiente. En el camino, se apelmazan con grasas y aceites, bloqueando tuberías y poniendo en jaque los sistemas de saneamiento, con un coste de más de 200 millones de euros al año en toda España.

Por este motivo, Canal de Isabel II ha lanzado una campaña denominada ‘Encesta las toallitas en la papelera’, para poner fin a este gesto que tiene consecuencias para la salud y la eficiencia de los recursos hídricos.

Cada gesto cuenta. Cada toallita, cada bastoncillo, cada residuo que termina en el váter acaba formando parte de una cadena que empieza en el baño, pasa por kilómetros de alcantarillado y puede terminar en un río. Y en medio de esa cadena, los aliviaderos del Canal se han convertido en los guardianes subterráneos que, con paciencia y tecnología, tratan de frenar el desastre.