A veces pensamos que un inodoro es un pozo sin fondo. Tiras de la cadena y desaparece lo que había dentro. Pero en realidad, ese gesto tan cotidiano conecta con un engranaje enorme y delicado: la red de saneamiento. Una infraestructura —visible y, sobre todo, invisible— que se encarga de que nuestros residuos no vuelvan a nosotros en forma de contaminación, atascos o problemas de salud pública. Y sí, lo que arrojamos al váter importa, y mucho.
Con motivo del Día Mundial del Saneamiento, Aqualia ha vuelto a la carga con su campaña ‘No te enredes’ que busca recordarnos algo fundamental: el váter no es una papelera. Ni para toallitas, ni para aceites, ni para químicos… y tampoco para algo tan aparentemente inocente como el cabello.
Más de 3.500 millones de personas en el mundo siguen sin acceso a un saneamiento seguro, según Naciones Unidas. Y solo el 58% del agua se trata correctamente antes de devolverse al medio ambiente. El resto termina contaminando ríos, lagos y hasta mares enteros.
Aqualia recuerda que cuidar el sistema de saneamiento empieza en nuestra casa. Cuanto más ensuciamos el agua residual, más cuesta limpiarla. Solo en España gestionar las toallitas y residuos textiles tirados al váter supone un sobrecoste de 230 millones de euros al año para los servicios de agua urbanos.
El enemigo de las depuradoras: el pelo
Además de las toallitas, el pelo también es un gran culpable de atascos y averías. Puede ser biodegradable, pero su descomposición puede tardar semanas o incluso años.
El cabello tiende a formar auténticas madejas cuando se mezcla con toallitas y otros restos. Resultado: atascos en digestores, fallos mecánicos, costes extra y una depuración menos eficiente. Y eso implica que el agua vuelva al medio natural en peores condiciones.

Las cifras impresionan: solo en las depuradoras que opera Aqualia en España se recogen más de 12.500 toneladas de residuos de desbaste al año. Y entre esos residuos hay de todo… incluido mucho pelo.
Pequeños gestos que suman mucho
La campaña de Aqualia insiste en algo tan sencillo como eficaz: evitar que estos residuos lleguen al inodoro. Y las soluciones son de andar por casa:
- Colocar un filtro en la ducha para recoger el cabello.
- Tirar ese pelo al contenedor de resto, nunca al váter (aunque lo hayas recogido con la mano).
- Recordar que ninguna toallita, por muy biodegradable que diga ser, debe ir por la taza.
El saneamiento no es solo un servicio básico; es una herramienta para construir ciudades más saludables, sostenibles, teniendo en cuenta que lo que tiras al váter no «desaparece»; sino que emprende un viaje que afecta a todos.
