El Ayuntamiento de Granada ha pasado en los últimos años de estar intervenido por el Ministerio de Hacienda a consolidar una situación de estabilidad económica y financiera. Un cambio de escenario que se refleja en la mejora de todos los indicadores clave y en el cumplimiento —e incluso superación— de los objetivos fijados en el Plan de Ajuste Económico al que el Consistorio estaba sometido.
Durante más de una década, Granada fue uno de los grandes ayuntamientos españoles con mayores dificultades financieras. La aplicación del Plan de Ajuste, motivada por desequilibrios presupuestarios y problemas de liquidez, limitó de forma significativa la capacidad de gestión municipal: presupuestos prorrogados, retrasos en los pagos a proveedores y un elevado remanente negativo de tesorería marcaron esa etapa.
La situación comenzó a cambiar a partir del actual mandato municipal. Según los informes de Intervención, el Ayuntamiento cumple en la actualidad el 100% de las magnitudes económicas exigidas por el Plan de Ajuste: estabilidad presupuestaria, nivel de endeudamiento, ahorro neto, remanente de tesorería y periodo medio de pago a proveedores. Se trata de un hito que no se producía desde la implantación del plan en 2012.
Uno de los indicadores más significativos es la evolución del remanente de tesorería negativo. Al inicio del mandato superaba los 65 millones de euros y, en apenas dos años, se ha reducido hasta situarse por debajo de los 10 millones, adelantando los objetivos previstos en el calendario del Plan de Ajuste. Esta reducción ha permitido aliviar la presión financiera y recuperar margen de maniobra en la gestión municipal.

De los números en rojo al cumplimiento total del Plan de Ajuste
La normalización de las cuentas municipales también se refleja en el periodo medio de pago a proveedores, que se mantiene por debajo de los 30 días desde hace más de un año, cumpliendo con la normativa vigente. Durante la etapa de intervención, este indicador fue uno de los principales factores de alerta, al superar de forma reiterada los límites legales.
La alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, ha señalado que este cambio de situación «son la mejor demostración de que la estabilidad política y la gestión responsable dan resultados reales y medibles para la ciudad». Según ha explicado, «refleja una forma de gobernar basada en el cumplimiento de los compromisos y la defensa de los intereses de los granadinos por encima de todo».
La mejora de los indicadores ha tenido un efecto directo en la capacidad de planificación del Ayuntamiento. En los últimos años, se han aprobado presupuestos municipales de forma consecutiva, algo que no ocurría desde hacía más de una década. Los Presupuestos de 2026, con un volumen consolidado superior a los 358 millones de euros, consolidan esta nueva etapa de estabilidad y reflejan un superávit cercano a los nueve millones de euros.
El cambio de situación económica sitúa al Ayuntamiento de Granada en un escenario muy distinto al de años anteriores: con cuentas saneadas, pagos regularizados y capacidad para planificar a medio y largo plazo. Un giro que marca el cierre de una etapa de intervención y el inicio de una fase de estabilidad financiera que condiciona, de forma directa, el futuro de la gestión municipal.
