La ciática es uno de los dolores más frecuentes y odiados por miles de personas. Cerca del 40% de la población experimentará en algún momento de su vida esta dolencia, que con su poder incapacitante, impide desde realizar tareas cotidianas a incluso estar de pie, con calambres, hormigueos o incluso quemazón.
El dolor de la ciática suele manifestarse como una sensación de ardor, pinchazos, hormigueo o quemazón desde la parte baja de la espalda hasta las piernas, a veces llegando hasta los pies. Por suerte, puede ponérsele fin de forma rápida con tratamientos más o menos invasivos que van desde la medicación hasta la cirugía.
Las causas más comunes de la ciática tienen que ver con hernias de disco, estenosis, lesiones traumáticas, espasmos musculares o el síndrome del piramidal. Esto no debe ser asunto de preocupación. «El 90% de las hernias se reabsorben en un periodo de dos a ocho semanas, permitiendo que el paciente mejore de sus síntomas y se reincorpore a su actividad normal», destaca Rubén Álvarez, jefe de Servicio de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Vitoria.
En estos casos, los tratamientos se limitan a paliar el dolor y descomprimir la raíz nerviosa de forma conservadora, con el uso de medicamentos como ibuprofeno, naproxeno o analgésicos. Sin embargo, hay un 10-15% de pacientes cuyo dolor no remitirá rápidamente de esta forma. Es para ese tipo de pacientes para los que es necesario «estudios más profundos y técnicas como bloqueos e infiltraciones para liberar el espacio de la raíz comprimida», detalla el Dr. Álvarez.
La infiltración epidural es un procedimiento en el que se inyectan esteroide y anestésico local en el espacio alrededor de los nervios afectados con el objetivo de reducir la inflamación y aliviar el dolor. Esta técnica puede repetirse una segunda o tercera vez para maximizar la reducción del dolor. «Si vemos que hemos conseguido una analgesia del 50%, pero queremos mejorar este dolor, volvemos a reevaluar la ciática y decidiremos qué técnica usar para aliviar al paciente, si la misma u otra diferente», apunta en este caso Fernando Torre Mollinedo, Jefe de Servicio de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
«Realizamos técnicas como bloqueos o infiltraciones con anestesia local y corticoides, y muchas veces, con una segunda o tercera intervención, logramos una analgesia adecuada que mejora la funcionalidad del paciente. Pero el dolor no cede de todo a nada de manera inmediata; tras el primer tratamiento, se reduce a un nivel moderado y permite que el paciente poco a poco vaya realizando actividades cotidianas hasta que, con rehabilitación y más tratamiento por nuestra parte si fuera necesario, las molestias desaparecen.», destaca el Dr. Torre.
Para que esa mejora sea efectiva, los facultativos señalan la importancia de individualizar los tratamientos a cada paciente. «Decidimos qué técnica es la más indicada después de explorar al paciente, revisar la historia clínica y conocer los datos que nos ofrecen las pruebas de diagnóstico por imagen», afirma el Dr. Torre.
Prevención de la ciática
Aunque no siempre es posible prevenir la ciática y esta afección puede reaparecer, es recomendable seguir ciertas medidas básicas de salud para evitar la probabilidad de sufrir este dolor. «Hay muchas formas de evitar que nuestra columna sufra, pero sobre todo recae en la educación postural, el ejercicio y evitar el sobrepeso», aconseja Rubén Álvarez.
Entre las recomendaciones, la principal es fortalecer los músculos de la espalda y el torso, mejorando con ello la forma física general y evitando el sobrepeso. En segundo lugar, no menos importante es mantener una buena postura al sentarte, con apoyo lumbar y rodillas al nivel de las caderas.
Cambiar de postura si estás mucho tiempo de pie o sentado, distribuir tu peso de manera uniforme o flexionar las rodillas al agacharse son pequeños gestos que pueden ayudar también a reducir las probabilidades de que esta dolencia aparezca en el momento más inoportuno.