Iberdrola lleva más de 20 años apostando por las energías renovables, algo que parecía muy innovador en aquella época y que ahora se ha convertido en algo más habitual. Su larga trayectoria en este sentido les convierte en referentes en este campo, y también lo hace el hecho de tener un departamento de sostenibilidad que está en el corazón mismo de la empresa. THE OBJECTIVE habla con Mónica Oviedo, responsable de este departamento, que nos explica la importancia de que una compañía tan grande como esta tenga su estrategia centrada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
PREGUNTA. ¿Por qué es importante que una empresa privada del tamaño de Iberdrola tenga su propio departamento de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?
RESPUESTA. Nos parece muy importante tener un área específica de sostenibilidad, al igual que hay un área financiera o un área de recursos humanos. Nosotros la vemos como un área corporativa que tiene un interés muy importante, con la que podemos hacer un seguimiento de cómo la actividad de la compañía cubre las necesidades no solo económicas, sino también sociales y ambientales.
En nuestro caso, estamos dentro del área financiera, lo cual denota el gran interés que tiene la empresa en este tema. En otras empresas el departamento de sostenibilidad puede ser menos troncal, más periférico y puede no estar en la base de la actividad de la empresa. En nuestro caso, nos parece relevante que sea algo central y, además, que sea parte del plan estratégico.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 son temas muy importantes desde el punto de vista comunicativo, pero lo vemos más allá de un simple lenguaje. Lo vemos como una realidad, como unos hitos que, como empresa privada, tenemos que contribuir a lograrlos. Tenemos que aportar desde el sector privado. De la misma forma que tenemos que cumplir con unos ratios de solvencia, de apalancamiento o de endeudamiento, tenemos que cumplir también unos indicadores de sostenibilidad, así está detallado en nuestro plan estratégico ESG+F.
P. ¿En qué pilares se sostienen los ODS de Iberdrola?
R. Tenemos la suerte, no lo voy a ocultar, de que nos dedicamos a una actividad que contribuye especialmente en la lucha contra el cambio climático. Aunque otras empresas están ahora en ese camino de transición, nosotros hace más de 20 años ya dimos el paso de apostar por las energías renovables. Es algo que ahora parece obvio, pero en aquel momento era muy innovador. Nosotros ya hicimos esa transición y es parte de nuestro modelo de negocio habitual. Todos conocemos sectores que tienen que cambiar radicalmente sus modelos de negocio (oil & gas) para poder aportar al desarrollo sostenible.
Estos objetivos están dentro de la retribución de nuestro equipo directivo. No son brindis al sol, ni complementos, ni deseos ambiciosos. A raíz de la publicación de la Agenda 2030, incrementamos la ambición de nuestros objetivos en el campo de las energías renovables, del cambio climático y de la reducción de emisiones. Podríamos habernos acomodado porque somos unos referentes en energías renovables, pero sabemos que no es suficiente. Por eso, Iberdrola ha vinculado siempre sostenibilidad con innovación. Un área estratégica que dependía directamente del presidente, porque sabemos que las cosas tienen que hacerse de una forma diferente si queremos que se cumpla la agenda.
P. Bajo el contexto actual de crisis energética, en el que se ha vuelto a quemar carbón y el gas está teniendo una alta importancia, ¿pueden peligrar los objetivos de desarrollo sostenible?
R. El informe de seguimiento anual que hace SDSN, la red académica de soluciones para un desarrollo sostenible que lidera Jeffrey D. Sachs, publicado en junio de 2022, muestra un paso atrás en el cumplimiento de los ODS. Corren un riesgo si solo miramos en el corto plazo. Tomar decisiones en el corto plazo no es sostenible.
Hoy, más que nunca, tenemos que apostar por descartar las nuevas inversiones en energías fósiles y enfocarnos en las renovables. De hecho, muchas de las consecuencias que estamos viviendo en estos momentos responden a que no hemos avanzado lo suficiente en energías renovables. Se debe todavía incrementar de forma mucho más ambiciosa la inversión en energías renovables. Por eso, aunque en Iberdrola tengamos casi 40 gigas de potencia instalada en renovables, vamos a trabajar para llegar a 90.
Deberíamos todos intentar trabajar en esa línea y olvidarnos del corto plazo que, desgraciadamente, no solo la guerra y la crisis energética, sino que el covid y toda la crisis sanitaria, han hecho que se hayan incrementado muchísimo las desigualdades. El World Economic Forum resalta la falta de cohesión social como uno de los problemas que más nos preocupa, estando a la misma altura, incluso, que el cambio climático. Y esas bases son muy importantes para conseguir los objetivos. Por eso necesitamos un liderazgo empresarial, en alianza con el sector público y el tercer sector, para superar esa visión cortoplacista e ir al medio y largo plazo.
P. ¿Hay alguno de los 17 objetivos que sea más importante para Iberdrola?
R. El último, el 17, el de las alianzas, es un objetivo que suele ser el gran olvidado. Nosotros, como empresa, tenemos el 7 y el 13 –el de energía y el de cambio climático– como prioritarios, pero nos preocupa mucho el hecho de que como sector privado, nosotros solos, no lo vamos a conseguir. Es por eso que el 17 nos importa tanto. Es muy difícil trabajar con distintos sectores, muchas veces por la falta de confianza entre unos y otros. Pero está claro que, aunque el 17 sea el último, creemos que es la llave para conseguir todos los demás.
Me preocupa mucho, además, que nos enfoquemos solo en algunos y nos olvidemos de otros como del 10, por ejemplo. No podemos incrementar las energías renovables pero incrementar, además, las desigualdades. Todos los objetivos están muy relacionados.
Es complicado tener indicadores que cubran todos los objetivos, por eso es muy importante el trabajo de difusión que hacen los medios de comunicación para poner de relevancia el interés poco partidista de todo esto.
Quiero subrayar el carácter poco político de la Agenda 2030, debemos verlo como algo más neutro. Es el proceso participativo más amplio de la historia. Se han puesto de acuerdo 192 países en estos 17 objetivos. Por supuesto que esta no es una Agenda perfecta, pero tenemos un marco común con el que afrontar el medio y largo plazo. Debemos quitarle esa etiqueta política y ‘buenista’ a todo este asunto. Es una necesidad.
P. ¿Por qué se han politizado los conceptos de Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible?
R. Al final, hay intereses políticos en muchos lados. Lo que nosotros vemos es que, gracias a esta agenda, 192 países se han comprometido a unos temas concretos que suponen un plan estratégico universal. Que tantos países de diferentes espectros ideológicos se hayan comprometido al cumplimiento de esos 17 objetivos debe hacernos que dejemos de pensar en si es un partido u otro el que lo apoya. Como muestra, en el año 2015, en el momento de la aprobación de la Agenda 2030, no estaba el partido que está en el Gobierno ahora, pero se comparte el interés en alcanzar esos compromisos.
Es muy importante superar esto. Estamos viviendo en una época de polarización, cualquier excusa es buena para dividir. Sin embargo, yo soy optimista y creo que en este tema se tiene que superar este tipo de discursos. De 192 países, te aseguro que los había de todo el espectro político. Consiguieron llegar a ese acuerdo, ¿no vamos a ser nosotros capaces de cumplirlo? Por eso, la labor de difusión y concienciación de los medios de comunicación es fundamental.
P. ¿Es económicamente rentable ocuparse de los ODS para una gran compañía como Iberdrola?
R. Sí. Las empresas que no inviertan en sostenibilidad no van a existir en el medio y largo plazo. Todas esas compañías que tomen decisiones basadas en el green washing, que no estén realmente comprometidas con la Agenda 2030, son modelos de negocio que no tienen un hueco en el medio y largo plazo.
La sostenibilidad no es que sea rentable, es que va a ser la supervivencia para muchas empresas. Una pequeña y mediana empresa, por ejemplo, cuenta con 17 objetivos y puede buscar su oportunidad de negocio. Hay que pensar en el corto plazo porque hay que pagar los salarios, obviamente. La decisión debe ser rentable económicamente, porque si no no vas a existir en el medio y largo plazo –pero si te olvidas de la parte social y ambiental, tampoco–. Las decisiones, sin embargo, no pueden estar exclusivamente basadas en el tema financiero. Además, el mundo inversor está imparable a la hora de solicitar que las empresas en las que invierten tengan la sostenibilidad como una realidad, y no como una pose.
P. ¿Cómo de importantes son la I+D+I y las energías renovables para Iberdrola?
R. Son clave y son la base de nuestro plan estratégico. La cantidad más relevante de nuestra inversión está enfocada en las energías renovables y en las redes de distribución, imprescindibles para poner en marcha esas energías renovables. Para Iberdrola, toda la I+D+I es una prioridad estratégica. Por ejemplo, es importantísima para ver qué maneras hay de generar cada vez más electricidad con fuentes renovables.
P. Iberdrola asegura que protege la salud y seguridad de las personas a través de los ODS. ¿Cómo lo consigue?
R. Un ejemplo de los muchos que puede servir para aclararlo, la contaminación. Tenemos que entender que cualquier vehículo que utilice la electricidad y esté cargado con energías renovables, a nivel de contaminación es mucho menor comparado con un coche de gasolina. Es un ejemplo muy claro, y es que la contaminación es una de las principales causas de mortalidad. Promovemos un aire limpio y eso tiene un impacto directo en la salud de las personas.