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La prevalencia del tabaquismo en España: un desafío repleto de aristas

La prevalencia del tabaquismo en España: un desafío repleto de aristas

Foto: Unsplash

El tabaquismo ha sido y es un problema de salud pública en todo el mundo. En el caso de España, a pesar de los esfuerzos por controlar esta adicción, el consumo de tabaco continúa siendo una preocupación importante.

El hábito de fumar, en cifras

Los números son contundentes: la prevalencia del consumo diario de tabaco es de un 33,1% de las personas que han fumado tabaco a diario en los últimos 30 días, dato superior al registrado en el año 2020 (32,3%), según la última Encuesta Sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), elaborada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Esta cifra coloca a España por encima de la media europea en cuanto a consumo de tabaco se refiere.

El tabaquismo es una de las principales causas evitables de enfermedad y muerte en España. Traducido en cifras, el tabaquismo provoca cada año ocho millones de muertes en todo el mundo. En el caso de España, la magnitud de esta adicción es evidente, con aproximadamente 9 millones de personas fumadoras, y las consecuencias son significativas, con más de 50.000 muertes anuales atribuidas al tabaco

Es evidente que este riesgo no va a desaparecer en el corto-medio plazo y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2025 va a seguir habiendo unos 1.000 millones de fumadores en el mundo. 

Aunque se han logrado avances en la reducción del consumo de tabaco, aún queda mucho por hacer. Es necesario un enfoque integral que siga incluyendo medidas de control estrictas respecto al consumo de cigarrillos, así como continuar con las medidas de prevención y cesación del hábito, y una mayor concienciación sobre los riesgos asociados al tabaquismo. Pero también, abordar oportunidad que representan el desarrollo de alternativas al cigarrillo avaladas por la ciencia.

Los datos aquí expuestos demuestran que las medidas tradicionales de control del tabaquismo han agotado su potencial para reducir significativamente el número de fumadores, y se requieren enfoques innovadores complementarios que ayuden a reducir ese número y, sobre todo, reducir los riesgos del tabaquismo.

La reducción del daño: una cuestión de salud pública

Las cifras no mienten: sigue habiendo fumadores que no van a dejar el hábito aun conociendo los daños asociados a él. Es por ello que la industria tabaquera busca ahondar en las alternativas enfocadas en reducir el daño del tabaquismo. Pero, para que estas alternativas consigan reducir el daño a la población y, eventualmente tener un impacto en la salud pública, necesita del apoyo de todos los actores interesados, como las autoridades públicas y las comunidades científicas para poder acelerar este cambio hacia un futuro sin humo.

Una de esas alternativas son los dispositivos de calentamiento de tabaco. A diferencia de los cigarrillos, que se queman generando humo, estos dispositivos electrónicos, como su nombre indica, calientan el tabaco a una temperatura controlada que evita que se produzca la combustión y, por tanto, generan una especie de aerosol diferente al humo del cigarrillo.

Las alternativas al cigarrillo libres de humo pueden jugar un rol importante dentro de estas políticas de reducción del daño, aunque es importante recalcar que ese daño nunca será un daño cero. Hay que tener en cuenta que estas alternativas no están exentas de riesgo y que, además generalmente su uso conlleva la inhalación de nicotina, que es adictiva. Por eso, la mejor opción para cualquier fumador es dejar de consumir tabaco y nicotina por completo.

En definitiva, este es un asunto repleto de aristas y para el que la ciencia y la investigación son claves. Existe la posibilidad de ayudar a combatir el impacto que genera el tabaquismo en la salud pública si conseguimos complementar las estrategias existentes de prevención y cesación con un enfoque de reducción del daño, que favorezca que los fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cambien a mejores alternativas. Por ello es esencial proporcionar a los fumadores adultos información veraz basada en evidencia científica que les permita tomar decisiones informadas.


*La nicotina es una sustancia adictiva presente de manera natural en la hoja de tabaco. Aunque no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, no es inocua y está contraindicada para determinados perfiles (menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardiacas).

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