Tras la tormenta, llegó la calma. Al menos para Goin. La startup de servicios financieros comandada por David Riudor sufrió durante el momento inicial de la pandemia, pero, con el tiempo, ha logrado adaptarse y crecer. «El primer mes o así bajaron mucho los números», cuenta a The Objective. «Fue el susto y tú no estabas para ocuparte de una aplicación, lo que querías era saber si te iban a echar del trabajo. Entonces, según fue prosiguiendo y empezaron a levantarse las restricciones, empezaron a subir los números y a superar las cifras anteriores a la pandemia. Es una historia bastante parecida a la mayoría de las fintech, que ha sido un sector no muy castigado por el coronavirus», cuenta.
Reconoce que la pandemia ha traído cambios a la forma en la que las personas gestionan sus finanzas. «Gracias a la pandemia, la gente se ha concienciado mucho», explica. Y pone un ejemplo: «Yo, por ejemplo, si antes le preguntaba a un amigo de mi edad o de treintaypico años por qué ahorraba, me decía: ‘Porque me quiero ir de vacaciones o porque me quiero comprar X’. No había esta mentalidad de tener un colchón financiero y, con la pandemia, mucha gente ha visto que se quedaba sin trabajo y que no tenía ni un duro. Y aquí tener 1.000 euros ahorrados, tampoco te digo más, ya te salva de una importante. Y esto la gente lo está empezando a entender y lo está empezando a adaptar gracias a la pandemia».
«El sector financiero es muy complejo. No hay ninguna facilidad. Es dramático montar una fintech»
El emprendedor considera que la pandemia va a traer cambios importantes a los servicios financieros. «Es 100% evidente que todo va a evolucionar cada vez más rápido a nivel financiero y ya lo estamos viendo. En los últimos meses, el pago con metálico ha bajado increíblemente. Al final, todo lo que tú no hacías, desde no pagar con tarjeta porque no te la aceptan en ciertos sitios, no automatizar tus finanzas o no invertir, pasará a ser el pan de cada día. Ya no serás el raro si haces esto», considera.
Al igual que ha sido su caso, Riudor cree que la crisis que ha traído el coronavirus generará oportunidades no solo para las fintech, sino para las startups en general. «Como siempre, te has de adaptar, tiene sus cosas buenas y malas y ha habido muchos cambios. Antes a un inversor lo ibas a ver presencialmente y ahora hay inversores que están invirtiendo en empresas sin haber conocido al emprendedor en personas. No parece tan loco como en verdad es, pero al final le estás dando quizá muchos millones de euros a una persona a la que solo has visto por una cámara», expone. Están cambiando muchas cosas, pero, al final, cuando cambian tantas cosas es siempre un momento de oportunidades», resume.
Riudor participará como ponente el próximo 24 de marzo en la segunda edición del Barcelona Startup Congress, un evento que él considera «brutal» porque «ha pasado de haber ponentes solo de Barcelona a haber ponentes de todo el mundo y de primer nivel y, al final, es una gran, gran oportunidad de escuchar a los referentes del sector emprendedor de prácticamente todo el mundo».
Pero, a pesar de iniciativas como el BSC y de las oportunidades que cree que traerá la crisis de la COVID-19, Ruidor también entiende que existen grandes retos a la hora de emprender. Pone su caso como ejemplo. «En el sector financiero es muy complejo. No hay ninguna facilidad. Es dramático montar una fintech», lamenta. «Por eso en España hay tan pocas fintech B2C. No tienes facilidades, los reguladores no ayudan, los bancos ayudan menos aún, es muy caro, es un poco sectario. Tiene muchas barreras y es complejo, pero emprender en sí es complejo. Lo más difícil de emprender es que es saltar al vacío, es no tener estabilidad básicamente. Es no saber mañana en qué dirección debe ir tu empresa o si dentro de dos meses deberéis ser 80 o deberéis ser 20. Es un trabajo muy mental. Ahora se dice que las secuelas más grandes del coronavirus no serán monetarias, sino psicológicas y ahora se empezarán a ver. Ser emprendedor es un poco lo mismo: es muy psicológico. Y solo lo ves a base de tortas».