Hallan por primera vez restos de una niña nacida de dos especies humanas distintas
Hace 50.000 años, una neandertal y un denisovano tuvieron una hija. Un minúsculo fragmento de huesos reveló que estas dos especies de la línea de los humanos, ahora extintas, se reprodujeron.
Hace 50.000 años, una neandertal y un denisovano tuvieron una hija. Un minúsculo fragmento de huesos reveló que estas dos especies de la línea de los humanos, ahora extintas, se reprodujeron. «Es la primera vez que se identifica un descendiente directo de estos dos grupos», ha asegurado a la agencia AFP Viviane Slon, del Instituto Max-Planck de antropología evolucionista de Leipzig, en Alemania, coautor del estudio publicado este miércoles.
Junto con los neandertales, los denisovanos son los parientes extintos más cercanos del Sapiens. «Ya sabíamos por estudios anteriores que los Neandertales y los Denisovanos tenían que haber tenido en algún momento hijos juntos», asegura Slon. «Pero nunca pensé que íbamos a tener la suerte de encontrar un verdadero descendente de los dos grupos».
Los denisovanos y los neandertales se separaron hace 400.000-500.000 años, convirtiéndose así en dos especies distintas del género Homo. Los neandertales desaparecieron hace alrededor 40.000 años. El motivo exacto sin embargo se desconoce. Los denisovanos también desaparecieron, pero al igual que los neandertales no se sabe cuándo.
Pruebas de ADN han demostrado que ambos dejaron parte de su herencia al Homo Sapiens. Se ha encontrado que las poblaciones asiáticas y amerindias comparten menos del 1% de su ADN con los denisovanos, además de que los aborígenes de Australia o los papúes de Nueva Guinea comparten hasta el 5%.
Asimismo, todos los humanos modernos, excepto los africanos, tienen en su genoma aproximadamente un 2% de ADN legado por los neandertales, lo que demuestra que se pudieron haber producido cruces entre estas especies en un pasado lejano.
– ‘Denny’ –
La existencia de un descendiente de estas dos especies fue revelada tras el hallazgo de un hueso de 1,5 centímetros. El hueso en si era tan pequeño que los científicos no podían decir a primera vista si pertenecía a un homínido o a un animal. Descubierto en 2012 en una cueva de las montañas de Altai en Siberia, cerca de la frontera actual entre Rusia y Mongolia, el hueso pertenecía a una hembra de al menos 13 años, que existió hace unos 50.000 años, y a la que los investigadores llamaron «Denny«.
La cueva donde encontraron a «Denny» ya era famosa por el descubrimiento de los restos fósiles del Hombre de Denisova, en concreto, fragmentos de una falange auricular que pertenecían a una niña de siete años, y con los que se consiguió demostrar la existencia de este primo del Homo Sapiens.
Cuando analizaron a «Denny», los genetistas encargados lograron distinguir los cromosomas que la joven heredó de su padre y los que heredó de su madre. Para los investigadores no cabe duda: su madre era una neandertal y su padre un denisovano.
Svante Pääbo, investigador del Instituto Max-Planck de antropología evolucionista y coautor del estudio publicado en la revista Nature, admite que «al principio pensé que había un error en las pruebas».
Cuando emigraron África, los neandertales se dispersaron por Europa y el oeste de Asia, mientras que los denisovanos siguieron rumbo hacia el este de Asia. «Posiblemente los neandertales y los denisovanos no se vieron muchas veces. Pero cuando ocurría, todo apunta a que no tenían prejuicios los unos con los otros», afirma Svante Pääbo. «Seguramente se reproducían frecuentemente, mucho más de lo que pensábamos, sino, no habríamos tenido tanta suerte», añade el investigador.