Desenmascarado
José Luis Garayoa tiene dos manos. Nada fuera de lo normal. La proeza llega cuando, con esas dos manos, atiende doscientas aldeas, alimenta miles de bocas y limpia y cuida de pueblos enteros.
José Luis Garayoa tiene dos manos. Nada fuera de lo normal. La proeza llega cuando, con esas dos manos, atiende doscientas aldeas, alimenta miles de bocas y limpia y cuida de pueblos enteros.
Quizá quede un lado de la paramnesia por explorar: el del siglo XXI, el que nace de la comparación visual. El que brota tras un siglo tan sangriento como fue el XX que no importa si no se han vivido las guerras, mundiales o locales.
Los bienintencionados Vitali y el grupo Mondadori son solo respetuosos con Francisco, porque lo que es la ley les importa un pimiento. Se han pasado por el forro los derechos de autor de la editorial del Vaticano.
Acaban de detener en Pyongyang a un misionero protestante australiano. El tío es listo como el hambre. Se dio cuenta del gancho de los panfletos, de lo fácil que es ocultarlos, de que vuelan casi tan ligero como la palabra hablada.