Por derecho divino
Siempre pasa igual. Famosos, ya sea por su música, por sus películas o por los programas que presentan, acaban llevándose gratis lo que a los demás les cuesta tanto conseguir.

Siempre pasa igual. Famosos, ya sea por su música, por sus películas o por los programas que presentan, acaban llevándose gratis lo que a los demás les cuesta tanto conseguir.
Cuando yo era pequeña, los que malvivían a la intemperie eran por lo que recuerdo personas que habían caído en la droga, en el alcoholismo o algo por el estilo. En aquella época no se dormía en la calle porque el banco te hubiese quitado tu piso
Ojalá no tarden en inventar un bótox que paralice la envidia, un ácido hialurónico que engrandezca la honestidad y unas técnicas quirúrgicas que extirpen tumores cargados de odio y maldad.
Siempre se habla de homofobia en países extranjeros pero, ¿qué ocurre en España?
Han conquistado el mundo en la era de las redes sociales, una ayuda que no tuvieron los Beatles para convertirse en el mayor fenómeno de fans de la historia.
Ese pensamiento machista sigue bien arraigado en muchos países que nada tienen que ver con Kenia. España es uno de ellos. Sí, yo puedo salir con minifalda sin problemas. Lucir un escote, vestir unos jeans bien ajustados y sentirme divina sobre unos tacones.
Yo, como la mayoría de la gente, no poseo una cuenta de ahorros tan abultada como la del señor Zuckerberg. Y no porque no trabaje, que quede claro, pero por regla general los sueldos medios no se acercan a lo que este señor factura ni en sueños.
Yo no voy al cementerio. No me gusta, no lo soporto. El ambiente tétrico y la idea de que uno de mis seres queridos yace en un agujero no son cosas que me hagan feliz.
Los ricos se aburren. No puede haber otra explicación al despilfarro absurdo de dinero que llevan a cabo muchos millonarios. El último en sumarse al carro ha sido el vicepresidente de Google, Alan Eustace.