Pórtico de la Gloria
Capítulo IV: el hombre en el medievo y en el Pórtico
…un ser formado del barro de la tierra, hecho de carne mortal y dotado de alma inmortal por el soplo divino. Se reconoce libre y pecador, necesitando defenderse del mal. El pecado se representa por las ramas que impiden su avance. Si se le representa desnudo, se indica que el hombre está dominado por el instinto. Si está vestido es símbolo del crecimiento de su humanidad. Su cumplimiento es hacerse niño para entrar en el Reino.
Cabalgando Leones: solo quien se sabe libre se reconoce pecador
«En toda mi vida hay algo que no cambia. Por mucho que la disfraces, esto no cambia: La perpetua lucha del Bien y el Mal» T. S Eliot
El hombre del románico tiene muy presente su ser pecador desde muy antiguo. El románico español utiliza la lucha del hombre que cabalga un león y le abre la boca para ilustrar el drama humano de querer lo bueno y hacer lo malo. El camino de ascesis de su humanidad se relata en tres escenas, en las tres caras de un capitel de San Isidoro de León (1063) – de 1 a 3 -.

Los Grifos: un león alcanza el cielo
El grifo es un animal fantástico, mezcla de águila y león: Del águila recibe grandes alas y una potente mirada. Del león tiene el cuerpo, las garras y las orejas. En la antigüedad se consideraban enemigos del hombre, y guardianes de tesoros. Desde siempre, el acceso a la divinidad está asociado al águila, sus alas simbolizan su capacidad de elevarse al cielo y su potente visión, su capacidad de penetrar en el misterio de la vida. En el románico, por su dominio de la tierra y el cielo, fue símbolo de la naturaleza dual del hombre (cuerpo y alma). El Maestro Mateo representa como un grifo a quien vence su instinto y eleva su razón, una vez que el instinto del león es dominado. Los grifos del Pórtico tienen barba ya que, al elevarse del suelo, adquieren sabiduría.

El drama de la libertad:
La lucha del hombre y el león

En la época del Pórtico hay una clara conciencia de que la vida del hombre en la tierra es una lucha como consecuencia del pecado. La espera de la Luz desde la oscuridad del mal. Idea que repite la constitución del Concilio Vaticano II en 1965: «…existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas… Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y solo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo». (Gaudium et Spes 37).
En muchas construcciones de la época se utilizan imágenes contrapuestas que simbolizan el bien y el mal, situadas en los arcos de entradas o ventanales. En el Pórtico y en ambas esquinas, se ilustra esta lucha y su resultado. Son dos escenas similares con tres imágenes: un león, un hombre mayor -1- que intenta dominarlo y un tercer animal que completa la escena y que explica el desenlace.

El deseo de trascendencia:
Los Grifos: religiones antiguas y ¿modernas?
El grifo simboliza la capacidad del hombre para alcanzar el Misterio por sí mismo. En la base de las columnas anteriores a la Antigua Alianza nos encontramos con seis grifos que representan las antiguas religiones no reveladas: desde el comienzo de la historia las religiones intentan encontrar el camino que alcance una Divinidad que dé respuesta, con mayor o menor intuición, al sentido de la vida.
Son intentos de la razón humana de alcanzar por sí misma el Misterio. La palabra “religión” viene de “religar”: poner al hombre en relación con una realidad que le sobrepasa. Los grifos se presentan con una apariencia misteriosa, a veces amenazante.
