Contra la culpabilidad
A pesar de que el juego de lo auténtico y de lo genuinamente histórico u original ya es un asunto para especialistas y sólo importa a los expertos porque ha sucumbido como un delicado colibrí aplastado por la ballena turística, no por eso, creo yo, hemos de sentir el menor remordimiento cuando visitamos estos monumentos hasta aquí comentados, sólo porque carezcan de “original”. Y no otra es la razón moral que me ha movido a escribir esta breve crónica, con la finalidad de aliviar la desazón del que siente ser engañado. Que cunda la serenidad. Incluso en el castillo de la Bella Durmiente está usted pisando arte gótico, qué le vamos a hacer.
Lo mismo podría decirse de otros monumentos cuya fama y explotación han oscurecido su verdadera naturaleza. Pongamos que me refiero al gigantesco templo de San Pedro Vaticano o a la surrealista construcción de Gaudí en Barcelona que ya tiene más torres de las que pudo imaginar Viollet. No importa, una vez desaparecido el sentido original de la construcción, es decir, el fundacional, su actual permanencia es un puro asunto económico y político, de modo que puede visitarse con la misma curiosidad que el mural de los soldados muertos en la guerra de Vietnam, el zoológico de un capo de la droga, o el bunker donde se suicidó Hitler.
Ahora bien, cualquiera que desee saber qué es lo que trajo al mundo esos monumentos, qué fuerza más que humana actuaba soplando sobre ellos, podrá documentarse lo suficiente como para entender que en siglos pasados hubo razones indiscutibles y dignas para levantar grandes y gloriosas construcciones. Es el honor de los humanos lo que podemos recuperar, si lo buscamos, bajo las relucientes presencias de lo restaurado, presencias que son, en realidad, las ruinas visibles de sus valores verdaderos, destruidos por la erosión del tiempo, el implacable.
[Cada día se publicará en THE OBJECTIVE un nuevo capítulo de este ensayo de Félix de Azúa. Si quiere leer las entregas anteriores, pinche donde pone «Capítulos», justo encima del título del libro al comienzo de esta página]