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Tras el ejemplo de países pioneros en la reducción del daño en el tabaquismo

Todos sabemos que fumar es perjudicial para la salud y que, por tanto, lo mejor que cualquier fumador puede hacer es dejar el hábito por completo. Sin embargo, la realidad se revela más compleja y no todo el mundo consigue dejarlo. Gracias a la ciencia, es posible ofrecer a estos fumadores adultos alternativas mejores al cigarrillo.

Tras el ejemplo de países pioneros en la reducción del daño en el tabaquismo

Foto: iStock

¿Sabías que, tras 20 años de políticas antitabaco, las tasas de fumadores a nivel mundial apenas han sufrido cambios? En España, por ejemplo, según la última encuesta EDADES (2022), se confirma un incremento de la prevalencia de consumo diario de tabaco en los últimos 30 días respecto al año anterior, alcanzando el 33,1%. Ante estas cifras, donde en nuestro país casi 9 millones de personas eligen consumir tabaco y nicotina de la forma más dañina: el cigarrillo, aun conociendo lo que ello implica, ¿qué más podemos hacer?

Lo cierto es que gracias a la inversión en investigación y ciencia que se viene haciendo durante los últimos años, hoy en día es posible ofrecer a este grupo de personas que no dejan de fumar, a pesar de conocer lo perjudicial del hábito, una tercera vía: las estrategias de reducción del daño, a través del cambio a alternativas con nicotina, pero libres de combustión y de humo. 

Pero, ¿qué está ocurriendo realmente con estas alternativas? 

A pesar de las restricciones severas en algunos países con respecto a las alternativas libres de humo, cada vez son más los gobiernos con visión de futuro que reconocen el potencial de estos productos para los fumadores adultos que no dejan el hábito. 

Son países pioneros que han incorporado de manera complementaria en sus políticas tradicionales de control del tabaquismo (de prevención y cesación) un enfoque de reducción del daño. Una estrategia que implica proporcionar a los fumadores adultos, que de otra forma continuarían fumando, información y acceso a alternativas sin humo respaldadas por evidencia científica, con el objetivo de disminuir tanto el número de fumadores como el riesgo asociado al consumo de cigarrillos.

Suecia, a punto de ser un país libre de humo

El país nórdico ha seguido las medidas tradicionales para reducir las tasas de tabaquismo en línea con el resto de Europa en las últimas cinco décadas. Sin embargo, y aquí está la gran diferencia, de manera adicional a estas medidas, ha permitido la venta de alternativas libres de humo con menor riesgo de daño, en especial el snus, un producto de tabaco sin humo de uso oral.

Esta estrategia de reducción del daño, combinada con las medidas convencionales, podría llevar a Suecia a convertirse en el primer país del mundo libre de humo con una tasa de fumadores por debajo del 5% en 2023, 17 años antes que la fecha objetivo de la Unión Europea. Este enfoque está en consonancia con las recomendaciones de la OMS para mejorar la salud pública al reducir el consumo de productos de tabaco y la exposición al humo. Gracias a esta estrategia, Suecia ha reducido su tasa de tabaquismo del 15% en 2008 al 5.6% en la actualidad, la más baja de la Unión Europea, que tiene una tasa promedio del 23%.

Foto: iStock

La industria tabaquera tiene un papel fundamental en este paso hacia un futuro sin humo, gracias a su fuerte inversión en investigación y desarrollo científico para ofrecer alternativas al cigarrillo convencional sin humo ni combustión. Jacek Olczak, CEO de Philip Morris International, explicó su postura en un reciente discurso. «Durante décadas, los gobiernos y las organizaciones han hecho, con razón, todo lo que se les ha ocurrido para disuadir a las personas de fumar y alentar a quienes fuman a dejar de fumar. Regulaciones restrictivas, precios elevados, prohibiciones de comercialización, campañas de salud pública… Y, sin embargo, a pesar de los conocidos riesgos para la salud, más de mil millones de personas todavía fuman en todo el mundo», alertó. 

«Es hora de probar algo más. Probar un enfoque más inclusivo e innovador; uno que se ha puesto en práctica en varios países del mundo y que tiene el potencial de acelerar significativamente el fin de los cigarrillos», aseguró, denunciando que «en lugar de implementar políticas para promover el acceso de los fumadores adultos» a las alternativas libres de humo, «muchos reguladores globales continúan inactivos». Los ejemplos de países como los que hemos mencionado podrían servir de inspiración al mundo entero.

Otros ejemplos pioneros en la reducción del daño

En 2019, el Gobierno del Reino Unido estableció el objetivo de lograr un país libre de humo para 2030, con solo un 5% de la población fumando. Para alcanzar este objetivo, se han centrado en promover el uso de cigarrillos electrónicos como una herramienta de reducción de daños para quienes no planean dejar de fumar. 

En septiembre de 2022, el Public Health of England (PHE) publicó una revisión de evidencia científica sobre los cigarrillos electrónicos, realizada por expertos independientes y extrayendo conclusiones relevantes como: a corto y medio plazo, el vapeo supone una pequeña parte del riesgo de fumar; la exposición a sustancias nocivas del vapeo es significativamente menor que la del tabaquismo, como se demuestra con biomarcadores específicos.

Por otro lado, en agosto de 2021, el Gobierno de Nueva Zelanda aprobó una nueva ley llamada «Ley de Productos Regulados y Ambientes Libres de Humo». El objetivo: “ayudar a los fumadores a cambiar a productos regulados” que sean “significativamente menos dañinos que fumar”. 

Esta ley se basa en dos principios: una regulación estricta para los productos de tabaco de combustión y un tratamiento diferenciado para los productos de vapeo regulados, reconociendo sus posibles ventajas (en términos de reducción del daño) en comparación con los cigarrillos.

En definitiva, la mayoría de nosotros conocemos a alguien que fuma: un amigo, un familiar… Comprender las causas de daño relacionados con este hábito y tener acceso a información precisa basada en la evidencia científica puede ayudar a esos fumadores adultos a tomar una decisión informada y alejarse definitivamente de los cigarrillos.

Realmente existe una posibilidad de ayudar a combatir el impacto que genera el tabaquismo en la salud pública, pero no es algo que se consiga de la noche a la mañana ni de manera individual, sino que es necesaria la colaboración de todas las partes interesadas, como las autoridades públicas y las comunidades médica y científica. Al final, acabar con el cigarrillo de una vez por todas tiene que ser un compromiso conjunto.

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