Unas 73.000 personas han desaparecido en Colombia en los últimos 10 años
73.000 personas han desaparecido en Colombia en los últimos 10 años. Así lo ha informado director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Valdés. De esa cifra, 27.229 corresponden a menores de edad.
73.000 personas han desaparecido en Colombia en los últimos 10 años. Así lo ha informado director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Valdés. De esa cifra, 27.229 corresponden a menores de edad. Según el instituto el 61,8% continúan desaparecidas, mientras que el 5,3 han sido encontradas muertas.
El informe ha sido publicado en el Día Internacional de los Desaparecidos y es parte de un estudio realizado durante los últimos años. En lo que va del 2018, han sido registradas 3.643 desapariciones en Colombia. El 2,7% de estas personas han sido encontradas vivas y el 37% muertas. Sin embargo, siguen desaparecidas más del 60%.
Valdés detalló que los años que mayor número de desaparecidos registraron en la última década son 2011 con 8.187 casos y en 2012 con 8.137 denuncias.
El estudio entregado por Medicina Legal, señala que de los 73.000 casos de desaparecidos en Colombia, Bogotá registró 32.791 convirtiéndose en la ciudad con más casos del país, seguido de Antioquia con 7.675 y el Valle del Cauca con 6.211 casos denunciados.
«La desaparición tiene orígenes en la violencia familiar y en el abuso sexual a la mujer, especialmente en la adolescencia», señaló Valdés. También tienen que ver con el conflicto armado que ha azotado a esa nación por décadas.
Los días viernes y sábados es cuando más desaparece la gente, según las denuncias de familiares y amigos. Mientras que mayo es el mes en donde más se reportan desaparecidos en Colombia.
La desaparición forzada es una de las tragedias más dolorosas del conflicto armado, según lo explicó hace un año para el diario El Espectador Martín Santiago, coordinador residente y humanitario de la ONU. Se trata de un “delito complejo que conlleva la violación de varios derechos humanos, así como un delito continuado que, además, añade un trágico ingrediente para los familiares de las víctimas: la incertidumbre de no saber qué ocurrió con su familiar y, por ende, la imposibilidad de hacer el duelo”.
