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Moncloa sale al rescate de Rufián tras el fiasco de la cuota Netflix

El Gobierno convoca una cascada de reuniones con sus socios para simular tensión y proyectar a ERC como una formación capaz de «poner en jaque al Gobierno»

Moncloa sale al rescate de Rufián tras el fiasco de la cuota Netflix

Los gestos delatan. Y los que este miércoles mostraron públicamente los miembros del Gobierno y el PSOE eran de total tranquilidad y confianza. No sólo porque no haya temor alguno a que ERC tumbe los Presupuestos en el Senado, sino porque las conversaciones mantenidas en privado entre el Ejecutivo y su socio de legislatura revelan que hay más de teatro que de tensión en las amenazas de Gabriel Rufián

Pese a todo, el Gobierno convocó una cascada de reuniones para simular estar preocupado y ocupado del malestar de su aliado parlamentario. La primera, una «reunión técnica» y vía telemática a instancias del Ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, pero en la que no participó el portavoz republicano. La segunda, a las 18 horas entre el primer nivel del Gobierno y el PSOE, de un lado (Félix Bolaños, María Jesús Montero, Adriana Lastra y Héctor Gómez); y de ERC por otro, con Marta Vilalta y Josep María Jové. Todos encuentros discretos y sin comparecencias ante los medios de comunicación para marcar la diferencia con lo ocurrido en la víspera.

Un nuevo encuentro telemático en el que ERC ficcionó las «posibilidades» de ejecutar lo pactado, sobre la base de que «es falso que no se pueda tocar los porcentajes», en referencias a la imposición de las cuotas de lenguas cooficiales, «porque lo imponga Europa». Igualmente, siguió amagando con la posibilidad de un veto en el Senado, aunque ya dejándolo en un segundo plano. 

La mejor evidencia de que ERC descuenta su derrota en esta batalla fue la forma de ampliar el foco a otras cuestiones. «No sólo se va a hablar de Ley Audiovisual», explicaron fuentes de la formación, «también de enmiendas territoriales» con la expectativa de que «salga algo». Un ‘algo’ con el que colgarse una nueva medalla y desviar la atención de este asunto, como ocurrió hace semanas con su también perdida batalla en la Ley de Memoria Democrática que supuestamente pactó con el Gobierno para juzgar los crímenes del franquismo.

ERC necesita «mostrar músculo»

«Pasó lo mismo, amenazó con votar en contra de la La ley a sabiendas de que no se pueden aplicar las leyes penales con efecto retroactivo». Se repite el modus operandi basado en tensar la cuerda y extremar la tensión, sin que ello genere malestar en el Gobierno sino mas bien comprensión. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE entienden «la necesidad de que ERC muestre músculo» ante sus socios de JxCat tras haber «quedado mal» con la negociación de la llamada ‘cuota Netflix’, la Ley Audiovisual que no recogió sus demandas en torno a la imposición del 6% de lenguas cooficiales en la producción de las plataformas internacionales como Netflix o HBO.

Rufián quedó en evidencia ante la ciudadanía en general, y ante sus socios de JxCat en particular, al admitir por la mañana en conversaciones informales que estaba al tanto de la imposibilidad de cumplir lo pactado con el Gobierno. Según Moncloa, se aferró a la baza de culpar a Nadia Calviño, la vicepresidenta del Ejecutivo, que evitó contestar a la pregunta expresa sobre este asunto en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para no incomodar a ERC. Calviño «fue extremadamente prudente», si bien Rufián quiso acogerse al contenido de su corrillo posterior en Moncloa para «hacerse el ofendido». 

Desde el grupo parlamentario republicano calificaron las explicaciones de Calviño como «informaciones y declaraciones de intenciones que surgieron después», y en Moncloa lo niegan atribuyendo a Rufián la necesidad de «mostrarse como la fuerza política que es capaz de poner en jaque al Gobierno» y no asumir sus postulados en torno a una cuestión crucial como es la política lingüística.

Incorporación crucial de Lastra

Conscientes de esa necesidad de su socio, el Gobierno se mostró cauteloso y prudente de cara a la galería. Desde la propia Calviño, hasta su colega en Hacienda, María Jesús Montero, pasando por la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, cuya incorporación a la reunión vespertina fue crucial en tanto en cuanto se trata de una de las personas con las que Rufián mantiene una mejor relación personal. Gobierno y PSOE mostraron cariño para destensar las relaciones al tiempo que mostraron confianza. 

La propia Lastra garantizó que «no habrá mayores problemas porque saben que nosotros cumplimos nuestros acuerdos y tenemos un buen acuerdo con ERC». A ello se sumó Montero: «Yo no lo veo como una amenaza». Y Calviño mostró su disposición «abierta a a la negociación» en el plano de los incentivos fiscales, como avanzaron el martes fuentes del Ejecutivo, ofreciendo a las plataformas audiovisuales extranjeras como Netflix o HBO la posibilidad de estímulos fiscales si ofrecen una cuota de su producción en las lenguas cooficiales: catalán, gallego o euskera. Desde Moncloa explican que en cualquier caso la posición del Gobierno no va a cambiar durante la tramitación parlamentaria que aún no ha comenzado dado que el proyecto de ley aprobado este martes por el Consejo de Ministros aún no se ha enviado a las Cortes. 

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