La fotografía más salvaje llega a Madrid
Wildlife Photographer of the Year llega a Madrid con las imágenes más bellas del año. 100 fotografías de entre más de 49.865 imágenes presentadas por fotógrafos procedentes de 96 países que te hacen adentrarte en los lugares más salvajes del mundo.
Un orangután macho a 30 metros del suelo sube por la raíz más gruesa de una higuera gigantesca hasta la cima en la rica selva tropical del Parque Nacional de Gunung Palung, en la isla de Borneo, Indonesia. Tres días pasó el fotógrafo estadounidense Tim Laman escalando un árbol de 30 metros para colocar cámaras GoPro que se podían manejar de forma remota. Una de ellas capturó esta espectacular imagen, Vidas entrelazadas, ganadora del premio absoluto en la categoría adulta del prestigioso concurso de fotografía Wildlife Photographer of the Year, en su 50 aniversario. Una historia llena de energía con la que Laman quiere denunciar la deforestación que recorre el sudeste asiático como una peste, y que está provocando que las poblaciones de orangutanes se reduzcan a un ritmo vertiginoso.
El otro gran ganador de este prestigioso galardón pero en la categoría juvenil es el británico Gideon Knight, de 16 años, con su fotografía La luna y el cuervo. Una imagen común en Londres, como puede ser uno de estos animales sobre la rama de cualquier arbusto, le ha hecho a este joven aficionado a alzarse con uno de los más prestigiosos premios de fotografía del mundo. La composición de las siluetas y la luz fantasmagórica han sido claves para validarse como la mejor instantánea en su categoría.
De la mano de una de las instituciones más reconocidas del mundo en el estudio de la Naturaleza, el Museo de Historia Natural de Londres, Wildlife Photographer of the Year llega a Madrid con las imágenes más bellas del año. 100 fotografías de entre más de 49.865 imágenes presentadas por fotógrafos de naturaleza procedentes de 96 países que te hacen adentrarte en los lugares más salvajes del mundo, mostrando con espectacularidad la esencia de la naturaleza a través de la fauna, flora o paisajes.
Wildlife Photographer of the Year celebra este año su 50º certamen
Las categorías premiadas en este concurso son Diversidad de la Tierra: Mamíferos, Aves, Anfibios y Reptiles, Invertebrados y Plantas; Entornos de la Tierra: Subacuático, Tierra y Urbano; Diseño de la Tierra: Detalles, Impresiones y Blanco y Negro, y una categoría nueva este año: Documental, en la que se premia fotografía individual y reportaje al mejor fotoperiodista de naturaleza. Además, se premian tanto a profesionales como a amateurs, jóvenes y adultos.
A continuación, las imágenes más impactantes del certamen.
El gato callejero, por Nayan Khanolkar
Esta espectacular fotografía ha sido la merecedora del premio Wildlife Photographer of the Year en la categoría ‘Urbano’. El artífice de esta bella imagen, el indio y profesor de Biología en Bombay, Nayan Khanoldar, esperó cuatro meses hasta que su objetivo capturó a la perfección la coexistencia de estos bellos animales con el mundo urbano, en un momento en el que los leopardos son uno de los animales más perseguidos por los cazadores. Con esta imagen, Nayan quiere mostrar cómo estos mamíferos son parte aceptada del pueblo Warli, suburbio de Bombay, donde fue inmortalizada esta instantánea.
Vecino entrometido, por Sam Hobson
Este fotoperiodista británico sabía bien con quien podría encontrarse cuando puso su cámara una noche de verano en el muro de una calle en los suburbios de Bristol, ciudad conocida por la abundante presencia de zorros. Tras semanas de exploración y trabajo para encontrar el lugar ideal, esta preciosa imagen fue el resultado a largas horas de espera. Sam quería capturar la naturaleza inquisitiva del zorro rojo urbano acostumbrado a vivir entre la población. Vecino entrometido quedó finalista en la categoría ‘Urbano’.
Bosque de cuentos de hadas, por Agorastos Papatsanis
Los encantadores cuentos que rodean las setas inspiraron a Agorastos a crear esta imagen etérea. Con el blanco y el negro como protagonista, una lente vintage y una amplia apertura, este fotógrafo profesional griego logró una imagen de ensueño. Bosque de cuentos de hadas quedó finalista en la categoría de ‘Blanco y Negro’.
Réquiem por un búho, por Mats Andersson
En la primera luz del amanecer, Mats usó el blanco y negro para capturar el momento melancólico de este búho tras la muerte de su pareja. Durante la primavera, el par de aves había acompañado a Mats en sus caminatas diarias a través del bosque. Poco después, el fotógrafo también encontró a esta lechuza muerta. Réquiem por un búho ha sido la ganadora del Wildlife Photographer ‘Blanco y Negro’. Mats estudió fotografía en la Escuela de Arte Industrial de Gotemburgo, Suecia. Posteriormente se consagró como director de las más importantes escuelas de fotografía del país.
Reliquia de oro, por Dhyey Shah
Lo más espectacular de esta fotografía, además de su indudable belleza, es el artífice de la misma. Dhyey Shah tan sólo tiene 10 años y a su corta edad ya puede presumir de haber quedado finalista en uno de los más prestigiosos premios de fotografía del mundo. La imagen fue tomada en la isla arficial de Umananda, en India, cuando el pequeño fotógrafo realizaba una excursión en barco. Justo después de bajar de la embarcación, contempló este langur dorado sentado en lo alto de un árbol. Más mérito tiene aún la instantánea ya que solamente hay seis de estos primates en la isla, los que, con gran parte de la vegetación arrancada, se ven obligados a depender principalmente de la comida de los visitantes.
Presencia española en el certamen
Un balance delicado y Picotear y Mirar, por Carlos Pérez Navas
Si hay un nombre que ha dejado bien alto el listón de fotógrafos españoles en Wildlife Fhotographer of the Year 2016, ese es el de Carlos Pérez Naval, y tan sólo tiene diez años. Carlos no sólo quedó finalista con su graciosa fotografía Picotear y Mirar (derecha) en la categoría de menores de diez años, sino que se alzó con el primer galardón de esta clase con Un balance delicado (izquierda). Este joven principiante retrataba desde el coche de sus padres las cañas y arbustos durante las primeras nevadas del invierno cuando un Mosquitero se posó sobre una de ellas, momento que inmortalizó y que le ha hecho consagrarse un año más como uno de mejores fotógrafos amateur del mundo. Y es que no es la primera vez que Carlos alcanza el éxito. El 2014 la princesa Kate Middleton le entregaba el Gran Premio en la categoría infantil. Entonces, un amenazador escorpión en primer plano le había servido para conseguirlo. Además, ha ganado varios premios de fotografía en España, Italia y Francia.
Cachemira luz y sombras, por Enrique López-Tapia
Llevaba 20 años presentándose a este certamen sin haber tenido la suerte de ser seleccionado entre el centenar de los mejores. Hasta ahora, porque este enamorado de los paisajes ha sido finalista en la categoría ‘Tierra’. Enrique López-Tapia muestra con esta instantánea un espectáculo increíble de luces de un atardecer en la India, en el Valle de Cachemira, a 4.000 metros de altitud.
El morir de la luz, por Ángel Fitor
La siguiente imagen es la ganadora de la categoría de ‘Invertebrados’. Tres años esperó este alicantino, fotógrafo especializado en animales marinos, para conseguir la mejor puesta de sol con las aguas del Mar Menor calmadas y eternizar esta singular imagen en la que una medusa está a punto de morir. Según comenta Ángel, esta lágrima de mar estaba a punto de morir al tener una burbuja de aire atrapada en su paraguas, no permitiéndola bucear.
Refugio en una refinería, por Juan Jesús González Ahumada
En un primer plano un nido de cigüeñas blancas encima de una torre de cableado eléctrico y en el fondo una refinería en la que se ve claramente la contaminación lumínica y las emisiones de las torres, además de las oscuras nubes que hacen resaltar aún más la iluminación de la refinería. El autor de la imagen quería mostrar la relación que tienen las cigüeñas blancas con las estructuras que el hombre ha ido creando. Juan Jesús había fotografiado en varias ocasiones estas aves, sin embargo, en la imagen «faltaba algo». Por eso una noche de tormenta fue el marco perfecto para conseguir esta composición finalista de la categoría ‘Urbana’.
Precisión de cristal, por Mario Cea
Cada noche, poco después de la puesta del sol, unos 30 murciélagos del género común o enano, emergen de sus sitios de descanso en una casa abandonada en Salamanca para ir de caza. Cada uno come hasta 3.000 insectos por noche. Su vuelo es característicamente rápido y desigual. Los sonidos que hacen crean ecos que les permiten hacer un mapa sonoro de su entorno. Mario esperó toda una noche para captar con su cámara cómo uno de ellos salía a través de una ventana rota, disparando justo en el momento oportuno para capar al mamífero y resaltar los bordes de los fragmentos de vidrio. Precisión de cristal quedó finalista en la categoría ‘Urbano’.
Wildlife Photographer of the Year supone, año tras año, una plataforma para la denuncia contra las amenazas a nuestro entorno natural, así como una ventana al mundo de las grandes maravillas naturales. Hasta el 10 de enero de 2017 puede visitarse en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.