La UE patina con el metaverso: casi 400.000 euros gastados en una fiesta virtual a la que solo acudieron seis personas
Sólo 44 personas tuvieron constancia de un acto de la Comisión Europea para promover la construcción de nuevas infraestructuras en países en vías de desarrollo
Sólo 44 personas tuvieron constancia de un acto de la Comisión Europea para promover la construcción de nuevas infraestructuras en países en vías de desarrollo
El metaverso le jugó una muy mala pasada a Bruselas la pasada semana a raíz de una fiesta celebrada en el mismo. La Comisión Europea se lanzó a organizarla para promover los trabajos de la Unión Europea entre los más jóvenes, con un presupuesto de casi 400.000 euros que ni mucho menos llegó a buen puerto: apenas 44 personas se enteraron de la promoción y únicamente seis se conectaron al evento.
La presentación de la UE fue «desconcertante», en palabras de Vince Chadwich, corresponsal de la plataforma de medios Devex. Parece que la forma en la que la Comisión Europea quiso promocionar la iniciativa Global Gateway, que busca construir nuevas infraestructuras en países en desarrollo, no caló en absoluto.
El objetivo de la fiesta comunitaria en el metaverso respondía al ímpetu de «aumentar la conciencia de lo que hace la UE en el escenario mundial» entre jóvenes de 18 a 35 años que están «principalmente en TikTok e Instagram» y que son «neutrales sobre la UE y normalmente no expuestos a información institucional», según se apunta también en Devex. Sin embargo, no se consiguió un retorno positivo de los 387.000 euros invertidos en el evento digital con el que se quería explicar a las nuevas generaciones la destinación de 300.000 millones de euros, hasta 2027, a la construcción de infraestructuras en países en desarrollo.
Después de «charlas desconcertantes iniciales con los otros aproximadamente cinco humanos que aparecieron», en palabras de Chadwich, quedó evidenciado el fracaso del mecanismo de promoción ideado por la Comisión Europea. Para mayor escarnio, el metaverso de la fiesta se desarrollaba en una isla tropical paradisiaca en la que los avatares bailaban música house. Parece claro que habrá que buscar otras formas de llegar a los jóvenes más efectivas y menos costosas para el bolsillo de los contribuyentes del Viejo Continente.