Trump ya tiene rival en su carrera hacia la Casa Blanca, aunque aún está a demasiada distancia
¿Qué posibilidades tiene Ron DeSantis de hacer realidad su deseo? Bastante pocas, pero en política un año y pico es una eternidad
Era una verdad a medias, especialmente después de su arrolladora reelección hace dos años como gobernador de Florida, con millón y medio de votos de ventaja sobre el candidato demócrata. Diecinueve puntos de ventaja. Una cuestión de tiempo y de cálculo político. Ron DeSantis pretendió anunciar este miércoles su candidatura de un modo singular: una conversación con el magnate Elon Musk en Twitter, la plataforma que compró el pasado octubre por cinco millones dólares el fundador de Space X y Tesla. Los problemas técnicos frustraron el plan y tuvo que contentarse luego con una entrevista en el canal conservador Fox News donde habló de la necesidad de hacer resurgir el país frente a «un presidente que se tambalea». «Merece la pena luchar por la libertad», dijo elogiando Florida como ejemplo de bondades. No ha empezado con buen pie.
Tiene 44 años, una buena formación universitaria de abogado en Harvard y Yale y lidera una especie de trumpismo sin Donald Trump. Es decir, no es visceral ni obsesivo. Tiene cabeza y es más disciplinado. Es un tecnócrata con experiencia de buen gestor, pero con planteamientos, en algunos asuntos como el aborto o el racismo, más extremos que los del expresidente, quien anunció en noviembre último su intención de recuperar la Casa Blanca en las elecciones del año próximo y derrotar al demócrata Joe Biden. Trump sigue afirmando que hubo fraude.
¿Qué posibilidades tiene DeSantis de hacer realidad su deseo? Sobre el papel en estos momentos bastante pocas, pero ya se sabe que en política un año y pico es una eternidad. A fecha de hoy, Trump le aventaja en más de 40 puntos en la carrera para obtener la nominación del Partido Republicano. Las últimas encuestas sitúan la diferencia en 61%-18%. El gobernador tiene mucho trabajo por delante para convencer a las bases republicanas. Pero cuenta con el plus de la edad. Sus 44 años frente a los 76 de Trump y los 80 de Biden le pueden beneficiar. El norteamericano medio sigue creyendo que es un error que dos ancianos se disputen la Casa Blanca. Haría bien Biden tomar en serio al gobernador de Florida en el caso de que al final sea él con quien deba competir en las presidenciales de noviembre de 2024 y no con Trump.
No es que sea un rostro nuevo precisamente. Una encuesta realizada a mitad de este mes por Harvard Caps/Harris indica que los tres políticos más populares para los interrogados son Musk (47%), Trump (46%) y DeSantis (45%). Muy por detrás quedan figuras como el octogenario senador demócrata y excandidato presidencial Bernie Sanders, Biden y Hillary Clinton. Y paradójicamente, siempre según la encuesta, los más impopulares son Musk, DeSantis y Sanders.
No es casual que el gobernador haya querido escoger a Musk en el anuncio. De este modo, hace ver que tienen ganada la simpatía del hombre más rico de Estados Unidos, que posee nacionalidad norteamericana pero es oriundo de Suráfrica. Todo un golpe bajo para Trump a quien le ha reabierto la cuenta en Twitter después de que la empresa se la cerrara tras el asalto al Capitolio en enero de 2021. El expresidente no la ha reactivado. Musk ha cambiado de opinión. Se ha derechizado en apenas diez años. Respaldó la candidatura de Barack Obama cuando éste decidió aspirar a la Casa Blnca y comulgó con la filosofía del Partido Demócrata. Ahora, en cambio, abraza posiciones radicales en materia social. Odia al partido del burrito empezando por Biden, al que detesta.
¿Qué se puede esperar de DeSantis en el supuesto de que llegue a la presidencia en 2024 al margen de la dificultad que eso significa? En principio, el país tendría un presidente de corte muy conservador, con políticas económicas liberales en casa pero proteccionistas fuera, de apoyo fiscal a las grandes corporaciones y aplicando un recorte de derechos a las minorías y a las mujeres. En su Florida natal ha limitado el aborto a las seis primeras semanas de gestación. Respecto a la política exterior hay dudas de que esté bien asesorado. La guerra en Ucrania la calificó como una simple disputa territorial.
«Lástima que Tom Wolfe ya no esté entre nosotros. Qué estupenda novela habría escrito el fallecido autor neoyorquino sobre el Estados Unidos actual»
En cuanto a arrogancia no es menor la suya comparada con la de Trump. Éste lo considera casi un don nadie, incapaz de devolver el país a la época de gloria que él sostiene haber conseguido durante sus cuatros años al frente y liderar el movimiento MAGA (Make America Great Again) que fundó. Su formación académica es muy superior y no se le conocen en principio aventuras extramatrimoniales, uno de los puntos débiles de Trump. Tiene la misma obsesión que su rival sobre la supuesta «ocupación» de la cultura de izquierda en la Administración, en las instituciones, en las escuelas y universidades y en los medios de comunicación. Ese sentimiento quizá sea en su caso menos agudo, más reflexivo, pero al final con la misma conclusión.
Florida es hoy el paraíso de la felicidad de muchos votantes republicanos. No pocos jóvenes empresarios y ejecutivos neoyorquinos han decidido abandonar la Gran Manzana, huir de la gran presión fiscal del Estado de Nueva York y asentarse en otro donde encuentran mayores facilidades impositivas.
Pero no hay que olvidar también que en ese supuesto paraíso feliz, DeSantis gobierna limitando derechos a las minorías, no dificulta la adquisición de armas de fuego, revisa libros escolares de historia para atenuar el problema del racismo y pone trabas a lesbianas y homosexuales. Los afroamericanos lo odian al igual que muchas mujeres. Eso lo deberá tener en cuenta si al final obtiene la nominación de su partido.
En la batalla que ahora se abre en el Partido Republicano entre Trump y DeSantis resulta sorprendente que el primero no se haya desgastado en estos dos años y medio tras dejar de un modo tan accidental la presidencia. Las encuestas no lo dan como un político acabado o perdedor. Ni mucho menos. Al contrario. Es llamativa la enorme ventaja que saca al gobernador de Florida. No se olvide que Trump acaba de ser condenado por un tribunal de Manhattan a indemnizar con cinco millones de dólares a quien fue una famosa columnista en prensa y televisión en los ochenta por abuso sexual en un incidente acaecido hace ya un tiempo. Se ha salvado de la cárcel porque el jurado concluyó que no hubo violación. La sentencia está recurrida por sus abogados. Un día después de la condena la campaña presidencial de Trump había recolectado cuatro millones de dólares de donaciones y desde entonces a hoy (el fallo se conoció a principios de mayo) nada menos que el doble.
Trump se considera una víctima en éste y en otros de los varios casos pendientes de juicio. Entre ellos, el más famoso: el de la prostituta a la que pagó con dinero de su campaña 130.000 dólares para comprar su silencio. El juicio ha sido fijado para marzo de 2024, lo cual puede dañar bastante su imagen, pues por entonces las primarias del partido estarán en pleno desarrollo. Mientras no haya sentencia en firme en ninguno de los procesos abiertos contra él, Trump podrá seguir con su actividad política. Sostiene que existe una caza de brujas contra él por parte de algunos jueces y la prensa. Todo lo ve en clave persecutoria. Y lo increíble es que los últimos acontecimientos en lugar de causar daño le han beneficiado. Ha aumentado su popularidad en las encuestas y su figura es sólida dentro de su partido. Lástima que Tom Wolfe ya no esté entre nosotros. Qué estupenda novela habría escrito el fallecido autor neoyorquino sobre el Estados Unidos actual.