Un tratamiento de Gilead ayuda a la supervivencia de pacientes con linfoma B difuso
Se trata del primer tratamiento en casi tres décadas que mejora significativamente la supervivencia de pacientes con linfoma B difuso de células grande en recaída
La Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO 2023) acogió este lunes la presentación de los datos del estudio ZUMA-7, que demuestra que el medicamento Yescarta ha transformado la historia natural del tratamiento del linfoma al mejorar la supervivencia frente al estándar de tratamiento (SOC) histórico. Los datos de este tratamiento de Gilead han sido publicados simultáneamente en el ‘New England Journal of Medicine’, con una mediana de seguimiento de 4 años (47,2 meses) en pacientes con linfoma B difuso de células grandes (LBDCG R/R).
Este tratamiento de administración única demostró una supervivencia global significativamente mayor en comparación con el SOC, con una reducción del 27,4% en el riesgo de muerte, lo que corresponde a una mejora relativa del 38% en la supervivencia global para pacientes con LBDCG R/R dentro de los 12 meses de finalización de la terapia de primera línea. Se trata, por tanto, de unos datos que indican un cambio de paradigma en el tratamiento de uno de los linfomas más agresivos que existen, y que muestra mejores resultados que la quimioterapia sumada al trasplante alogénico.
Históricamente, la terapia estándar para esta población de pacientes ha sido un proceso de varios pasos que se espera que termine con el trasplante de células madre. El proceso comienza con la quimio-inmunoterapia y, si un paciente responde y puede tolerar más tratamiento, pasa a la quimioterapia de dosis alta (QAD), seguida de un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos (TAPH). A pesar de que este proceso es el SOC histórico, menos del 40% de los pacientes pudieron completar su trasplante de células madre, en comparación con el 94 % de los pacientes del estudio ZUMA-7 que recibieron axicabtagén ciloleucel.
«Se trata del primer tratamiento en casi tres décadas que mejora significativamente la supervivencia de pacientes con linfoma B difuso de células grande en recaída o refractario y podría potencialmente cambiar el SOC para pacientes que anteriormente contaban con opciones muy limitadas de tratamiento curativo», afirma Jason Westin, investigador principal de ZUMA-7, director de Investigación Clínica de Linfoma y profesor asociado del Departamento de Linfoma/Mieloma del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas. «La totalidad de los datos de ZUMA-7 resultan convincentes para que axi-cel se use en cuanto los pacientes con linfoma B de células grandes recaigan o no respondan al tratamiento de primera línea».
El análisis de supervivencia global (SG) primario, realizado según el protocolo cinco años después de que el primer sujeto fuera aleatorizado, demostró una SG superior con este tratamiento sobre el grupo SOC, a pesar de que más de la mitad (57%) de los pacientes del grupo SOC recibieron posteriormente inmunoterapia celular fuera del protocolo; de estos, el 77% de los pacientes recibieron axicabtagén ciloleucel. La mediana de supervivencia global fue mayor con este tratamiento versus el SOC (no alcanzada versus 31,1 meses, respectivamente) y las estimaciones de supervivencia global a 48 meses fueron mayores también (54,6% versus 46,0%, respectivamente).
El beneficio de SG con esta terapia frente al SOC también fue similar en los subgrupos de pacientes clave, incluidos los pacientes con características de alto riesgo, como aquellos con enfermedad refractaria primaria, linfoma B de células de alto grado (incluidos los linfomasdouble hit) y mayores de 65 años. La supervivencia libre de progresión (SLP), según los investigadores, confirmó el beneficio de este tratamiento sobre el SOC (HR 0,51; IC del 95%: 0,38-0,67), con estimaciones de SLP a los 48 meses del 41,8% frente al 24,4% con SOC.
«La supervivencia global es el estándar en el tratamiento del cáncer y confirma el lugar de axicabtagén ciloleucel como tratamiento de intención curativa para pacientes con linfoma B de células grandes en recaída o refractario», afirma Frank Neumann, SVP, director global de desarrollo clínico de Kite. «Kite comparte este logro trascendental con todos los pacientes e investigadores que participaron en el estudio ZUMA-7 desde que se aleatorizó al primer paciente hace cinco años».
El perfil de seguridad permaneció consistente con estudios previos y no ocurrieron nuevas muertes relacionadas con el tratamiento desde el análisis primario de supervivencia libre de eventos (SLE). El análisis principal de SLE mostró que se produjeron efectos adversos (EA) de grado 3 o superior en el 91% de los pacientes tratados con axi-cel, en comparación con el 83% de los tratados con el SOC. Los EA de grado 3 o superior más frecuentes fueron neutropenia (69% frente a 41%, respectivamente), anemia (30% frente a 39%) y leucopenia (29% frente a 22%).