Los halcones F-16 llegan a Ucrania
En las condiciones actuales de desproporción de fuerzas, la PS ZSU no puede disputar el control del espacio aéreo
«Nunca tantos debieron tanto a tan pocos». Con estas palabras reconocía Churchill la efectividad de los pilotos de la RAF y su defensa de la amenaza de la Luftwaffe, en 1940.
A los efectos de la defensa de los cielos ucranianos, habría resultado mucho más efectivo si en lugar de tratarse de F-16 C/D Halcones, se hubieran podido convertir en Víboras; estos crótalos, especialmente letales, tanto en el mundo animal como en el aeronáutico, dan nombre a la versión F-16V, de la que está dotada Taiwán; y que con su avanzada panoplia de equipos y armas de última tecnología, habrían estado más cerca de marcar las diferencias con los equipos del agresor ruso. También son bastante más caros, porque si consideramos los 300 millones de dólares que Argentina pagó a Dinamarca por 24 aviones F-16 C/D, nos da un precio unitario de 12,5 millones, en tanto que a cada F-16V taiwanés se le estima un coste de 100 millones de dólares.
Pero el efecto más relevante de la llegada a Ucrania y entrada en servicio de la decena inicial, como anticipo de una flota prevista cercana al centenar de aviones, o el equivalente a cinco Escuadrones; es el impulso a la moral del que tan necesitadas se encuentran las fuerzas armadas y la población ucranianas, después del destello de esperanza de la recuperación de Jerson y de la frustración de la ofensiva del verano 2023, por la difícilmente justificable demora en la llegada de las prometidas armas y equipos occidentales, que podrían haber permitido una ventana de oportunidad a Ucrania para llegar hasta Melitopol. Por si fuera poco, el incierto horizonte de las elecciones en EEUU y las discrepancias internas en el seno de la Unión Europea, así como la indefinición del Sur Global, o incluso el apoyo decidido de Bielorrusia, Irán y Corea de Norte, el escasamente disimulado de China, y algo menos el de la India; habían hecho que en estos últimos tiempos la botella apareciera claramente medio vacía.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
Las Fuerzas Aéreas Ucranianas (PS ZSU) al principio de la invasión constaban de 105 aviones de caza, entre MIG-29, Sukhoi SU-24, 25 y 27, así como tres regimientos de transporte y helicópteros de apoyo, en muy limitado estado de operatividad. No obstante, desde 2014 la empresa Ukroboronprom y su subsidiaria Antonov han ido incrementando progresivamente sus capacidades de sostenimiento y apoyo a las flotas. En el interin, con permiso de Alemania, Polonia ha cedido a Ucrania cinco aviones MIg-29 procedentes de la antigua Alemania Oriental, pero con la cabina occidentalizada, y está considerando transferir próximamente un escuadrón completo.
En cuanto a la Fuerza Aérea Rusa, aunque los ataques iniciales se concentraron en los objetivos de alto valor militar, como las defensas aéreas y cuarteles generales, a continuación se dirigieron hacia almacenes, depots e infraestructuras. No obstante, la escasa capacidad rusa de desarrollar una efectiva evaluación de daños producidos podría explicar que no se llevaran a cabo re-ataques para destruir los objetivos que sobrevivieron a las primeras misiones. Pero, como consecuencia de la tradicional preeminencia de la Fuerza Terrestre en la doctrina rusa, después pasaron a proporcionar apoyo a las fuerzas terrestres. Hasta ahora, los cazas rusos han sido bastante letales contra los ucranianos cerca de la línea del frente, especialmente los SU-35 con el misil R-77 de largo alcance, así como los Mig-31 con el R-37 de alcance aún mayor.
En las condiciones actuales de desproporción de fuerzas y medios, la PS ZSU no puede disputar el control del espacio aéreo a Rusia.
¿Por qué el F-16?
El piloto ucraniano Andriy Pilschikov, con buen nivel del idioma inglés y piloto experto, merece el reconocimiento de ser el principal promotor de la campaña ucraniana para persuadir a los países usuarios de Halcones que les cediesen las aeronaves, con especial dedicación a EEUU, que como fabricante del avión debería autorizar las transferencias. Pilschikov consiguió convencer a todos de que el F-16 era el mejor avión para su país, argumentando que era el caza moderno de más amplia distribución y de empleo relativamente sencillo. De este modelo de cuarta generación se han producido 4.600 unidades, de las que siguen en servicio más de 2.150, distribuidos entre 26 naciones, y sigue aún en producción en sus últimas versiones.
Los aviones que ha recibido Ucrania de los países europeos son de la versión más antigua, que están siendo retirados del servicio como resultado de la transición a modelos más modernos. Como es natural, esto impone algunas limitaciones a las misiones que puede desarrollar la flota ucraniana. La carencia de la más elemental furtividad significa que acercarse a las líneas del frente de combate sería demasiado arriesgado, porque podrían ser derribados por los cazas rusos o las defensas antiaéreas terrestres (SAM). Todos los F-16 proporcionados por Dinamarca, Grecia, Países Bajos, Noruega, y Bélgica, serán de las variantes F-16AM (monoplaza) / F-16BM (biplaza) Bloque 15 (MLU). Estas variantes son similares a los F-16C/D Bloques 30/50/52.
Otras aeronaves occidentales ofrecidas a Ucrania
Al término de una jornada de conmemoración del desembarco del ‘Día D’, el 6 de junio de 1944, a la que asistió el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski; el presidente Emmanuel Macron anunció que Francia tiene previsto entregar aviones de combate Mirage 2000 a Ucrania, al tiempo que manifestaba que no se puede descartar el despliegue de fuerzas terrestres en el teatro de operaciones. El Mirage 2000 es un caza francés polivalente, monomotor y de cuarta generación como los F-16. Asimismo, explicó que su país formará pilotos en territorio francés y a una brigada de 4.500 soldados ucranianos, a los que «equipará, entrenará y prestará armas».
Aunque la dualidad en el origen de las flotas proporciona la innegable ventaja de una mejora en la garantía de suministro y libertad de acción, la diversificación de modelos conduce a la multiplicación de las cadenas logísticas, y compromete la adscripción de personal que podría ser empleado en otras tareas. En el caso del Mirage 2000-5, se trata de una flota muy reducida, que por tanto será complicada de manejar y mantener.
Adicionalmente, se ha considerado la posibilidad de transferir a Ucrania aviones Saab 39 Gripen suecos, y Fairchild A-10 Warthog americanos, pero por ahora estas ofertas no se han materializado. Otros modelos y otros países también han sido tenidos en cuenta, pero no han pasado de la etapa preliminar.
Ucrania debería también poner en primer lugar de su lista de necesidades la obtención de aeronaves de vigilancia radar de largo alcance, como los Saab ASC 890 Erieye (AWAC). En mayo de 2024 Suecia anunció planes para la entrega de dos aeronaves de vigilancia como parte de su mayor paquete de ayuda hasta la fecha. Estos ojos en el cielo pueden vigilar un área de hasta 500.000 km2 en horizontal (superficie de España: 506.000 km2) y hasta 60.000 pies de altitud. Junto a la flota de F-16, mejorarán notablemente la defensa aérea del país.
Armamento y equipos
La dotación de armamento que está previsto que acompañe a los Halcones, en las cantidades y versiones que puedan convertirlos en vectores realmente efectivos son:
– Misiles Aire/Aire: AIM-9X Sidewinder de corto alcance y sensor infrarrojo; y AIM-120C AMRAAM de largo alcance y sensor radárico.
– Misiles Antiradiación HARM para la supresión de emisores de las defensas anti-aéreas enemigas.
– Bombas de guiado Láser de precisión LGB y misiles GBU-31 JDAM para objetivos terrestres. Aunque no se haya decidido aún, Biden se declara abierto a proporcionar misiles de largo alcance AGM-158 JASSM.
De haberse tratado de Víboras, los Halcones estarían además dotados de radar AESA con sus innumerables mejoras, así como del Sistema de Puntería Integrado en el Caso del Piloto (Joint Helmet Mounted Cueing System), donde pongo el ojo pongo la bala.
Para acercarse a la línea del frente y tener así a los cazas rusos dentro del alcance efectivo de las armas, es preciso volar muy bajo, lo que significa que los misiles se han de mover en una atmósfera densa, con mayor gravedad, y que por tanto imita el alcance letal efectivo a entre un tercio y un cuarto de su alcance máximo.
Misiones
La lección que nos enseña la historia es que la próxima guerra no será como la última. Con cierta ligereza se decreta que el arma acorazada, que nació con la guerra de trincheras de la IGM, ha sido desplazada por los misiles y granadas contra-carro, pero principalmente por los drones. En una frase que se atribuye a Albert Einstein: «No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras».
Pero las guerras normalmente no las ganan eventos puntuales, por importantes que puedan parecer para los fines de la comunicación y el dominio cognitivo sobre la moral propia e incluso sobre la del enemigo, sino vencer la voluntad del contrario; como el reciente ataque con drones el 14 de agosto a las bases aéreas de Savasleyka, Kursk, Kurchatov, Orel, Voyenny, Belgorod, Borisoglebsk y Baltimore, que por relevante que pueda parecer, por haber dejado clara evidencia de la penetrabilidad de las defensas rusas, lo realmente importante para el dominio del aire es la superioridad en número y eficacia de la comparación entre ambas fuerzas aéreas.
Por el momento, parece que los F-16 ucranianos solo han volado misiones ceremoniales, como hicieron en la pasada en formación durante la celebración del día de su Fuerza Aérea. No está claro cuándo podrán empezar a ser empleados en combate real. Pero está previsto que en breve se dediquen a derribar los drones Sahed y los misiles rusos subsónicos en su espacio aéreo. Si se consigue un buen nivel de colaboración con las defensas SAM, y se puede con los AMRAAM limitar la libertad de acción de los aparatos rusos, en colaboración con las defensas antiaéreas, para neutralizar la impunidad con la que operan los lanzadores de bombas planeadoras, los F-16 estarían suficientemente justificados.
Escasamente mencionado en el ámbito operativo, pero de vital importancia, especialmente para el contendiente más débil; es el dominio económico, como es el caso de Ucrania, continuamente constreñida por sus acuciantes urgencias financieras. La ventaja más importante de los F-16 es que con una simple ráfaga de 80 proyectiles del cañón de 20 mm que cuestan en total 2,400 dólares se derriba un drone de 50.000 dólares, lo que revierte la anterior ecuación ampliamente desfavorable para los misiles ucranianos desde tierra. Como un caza lleva munición para derribar unos ocho drones, con la reducida flota de cazas actual se podrían eliminar la mayoría de los Sahed del espacio aéreo ucraniano desde más allá de la burbuja rusa de misiles tierra/aire. En su caso, si los cazas rusos intentaran entrar en combate con los ucranianos, se tendrían que exponer a las defensas de estos, lo que por una parte les distraería del apoyo a la operación de superficie, y por otra les expondría a ser derribados, con lo que empeoraría su ya muy deficiente ejecutoria en el conflicto.
Actualmente, la entidad de la fuerza operativa con limitaciones es de 10 pilotos y 10 aviones. La dotación estándar es de dos pilotos por avión, por lo que Ucrania está buscando la forma de reclutar pilotos expertos extranjeros. Para ello, el Senador de los EEUU Lindsey Graham, inmediatamente después de una reunión con el presidente Zelenski en Kiev, ha manifestado que «si eres un piloto retirado de F-16 y quieres luchar por la libertad, aquí puedes ser contratado»; y añadió: «Ucrania está buscando por las naciones OTAN pilotos de caza retirados que puedan venir y ayudarles hasta que puedan tener suficientes pilotos entrenados, de forma que puedan tener esos cazas en el aire antes mejor que después».
En todo caso habrá que tener en cuenta el problema legal que representaría operar sin el amparo del país de origen, lo que probablemente les situaría como mercenarios tipo Wagner (PMC). No obstante, ambos países (y no los únicos) ya los están empleando, así como simpatizantes y expresidiarios. Mientras que los mercenarios no disfrutan de la protección de prisioneros de guerra de la Convención de Ginebra, deberán ser tratados humanamente de acuerdo con el Protocolo Adicional GC 1977 (APGC77). El Artículo 47 proporciona la definición más ampliamente aceptada de la condición de mercenario, para lo que deben cumplirse todos los criterios distintivos, de dos (a) a dos (f).
Y aunque sólo sea muy brevemente, es necesario mencionar la pesadilla logística que supone no sólo el cambio a los sistemas occidentales desde los anteriores soviéticos, sino entre aquellos mismos, en lenguaje y con doctrinas de sostenimiento diferentes. Baste mencionar que la entrada en servicio de un sistema desde la declaración de Capacidad Operativa Inicial, hasta la Capacidad Operativa Completa suele requerir años de prácticas y ajustes.
Las Infraestructuras, el Talón de Aquiles
Las infraestructuras son el Talón de Aquiles, como podría haberlo sido en el caso de la Batalla de Inglaterra si Hitler no hubiera cometido el tremendo error de cambiar el objetivo principal en su operación León Marino, desviando sus bombardeos desde los aeródromos y sistema de mando y control ingleses hacia la moral de resistencia británica, y como machaconamente repite en nuestros días el dictador ruso.
Desde la operación inicial de la Guerra de los Seis Días, en que Israel prácticamente aniquiló por sorpresa a la Fuerza Aérea Egipcia en el suelo, no han dejado de desarrollarse refugios y métodos de dispersión para asegurar la supervivencia de las muy vulnerables aeronaves en tierra, así como la continuidad de operación de las instalaciones.
El uso de las carreteras, como réplica de la amplia experiencia sueca, aunque siempre disponible para casos puntuales, no deja de ser una solución utópica en la situación actual, porque requiere de mucha planificación anticipada para ser efectiva logística y operativamente. Una base no es sólo una pista de despegue y aterrizaje, sino un conjunto homogéneo de servicios que permiten el lanzamiento y recuperación de misiones. Para hacerlo posible, cualquier caza occidental que se suministre a corto o medio plazo, necesitaría tener capacidad de operaciones en dispersión, utilizando equipos móviles de mantenimiento y pequeños equipos de apoyo, así como volar desde pistas escasamente preparadas, para evitar ser neutralizados por los ataques rusos con misiles de largo alcance. Sin embargo, los F-16, con su toma de aire ventral, son especialmente sensibles a los objetos extraños en la pista.
Eslabón de la Cadena
Las misiones actuales siguen el eterno juego del gato y el ratón, del escudo y la lanza: de los Sistemas Anti-Aéreos (SAM) S-400 y Patriot por una parte, contra F-16 y SU-57 por la otra, con el imprescindible complemento de los misiles Aire/Superficie HARM contra emisores radar, sin descuidar los Superficie/Superficie JASSM más baratos y con mucho menos riesgo, y sazonados con el acompañamiento de los necesarios sistemas de auto-protección furtiva, alertadores de amenazas, chaff y bengalas, guerra electrónica, etc. que dan una clara idea del papel singular que juega la plataforma aérea, antaño tan decisivo, en el complejo empeño de la superioridad en el enfrentamiento.
Todo ello aún sin haber dado comienzo a la verdadera misión que puede ser de caza-contra-caza, de interdicción, o contra las fuerzas terrestres o navales enemigas, hoy incluso espaciales en la estratosfera, como en el caso de los globos chinos de observación sobre EEUU, para lo que antes ha sido necesario penetrar en la burbuja anti-aérea o evitarla si la cobertura no es perfecta y deja pasillos de entrada, o el alcance y resistencia de las armas propias permiten operar desde fuera.
El corazón esencial del conjunto reside en el sistema de Mando y Control, que con el ingenio que Ucrania está demostrando dominar, para los fuegos del frente ha sido bautizado como el «Uber de artillería». El Sistema GIS Arta recibe información de drones, smartphones, GPS; radares o medidores de alcance, para coordinar los fuegos de la artillería, y todo ello reduciendo la cadena ‘sensor-to-shooter‘ a menos de un minuto. Esto genera una ‘kill chain’ de velocidad y efectividad sin precedentes.
Y a fin de cuentas, toda la operación está embebida en un espacio multi-dominio de un campo de batalla transparente donde cada elemento tiene que encajar con precisión y eficacia en una compleja cadena de eslabones en la que la plataforma aérea no es más que uno de ellos, imprescindible sí, pero insuficiente si no encaja perfectamente en el conjunto.
El otro lado del espejo
La sorpresa todavía es posible en el campo de batalla moderno, táctica como en la operación en el Oblast de Kursk, primera ocupación de tierra rusa desde la IIGM, pero más a menudo técnica, como en el uso genial de la bomba de hidrógeno Tesla. Aunque como consecuencia se hayan disparado los comentarios sobre la frecuente amenaza rusa en relación con las difuminadas líneas rojas para el uso del armamento nuclear, no es posible obviar que las líneas rojas existen, especialmente si la propia supervivencia del dictador está en juego.
Si al comienzo de este trabajo se definía el impacto sobre la moral propia como el más importante resultado de la llegada de la nueva flota de aviones, no conviene ignorar que un efecto paralelo se ha producido en el invasor: la compañía rusa FORES ha anunciado que pagará la no despreciable cantidad de $170.000 a quien derribe el primer F-16; y no se menciona que tal vez pueda tener prevista una cláusula no pública premiando de forma equivalente una posible defección.
Aunque los pilotos ucranianos habrán sido cuidadosamente escogidos, no sería descabellado imaginar que el GRU esté extendiendo sus tentáculos para intentar conseguir que algún F-16 sea derivado a una base rusa, como en el antecedente de 2014 en que varios cazas ucranianos lo hicieron, aunque luego fueron devueltos por Rusia, lo que llevaría aparejado el consiguiente riesgo del conocimiento detallado de los avanzados equipos occidentales, sus características y limitaciones, incluido en su caso el armamento.
El mejor modelo de avión es el que puede estar en vuelo, cumplir la misión y recuperarse.