Sonny Angels, los muñecos que arrasan en TikTok a los que ni Rosalía se puede resistir
El juguete salió a la venta hace 20 años en Japón, y el precio ronda los 20 euros por figurita, aunque hay imitaciones
El metro es un lugar ideal para ponerse al día de las nuevas tendencias. Uno se sienta, levanta la mirada del móvil, observa a su alrededor, y en escasos minutos es capaz de identificar las nuevas prendas de moda, temas de conversación e incluso la jerga de los más jóvenes. Si presta atención con más detalle, se dará cuenta de que muchos de ellos llevan pegado en su funda del teléfono una especie de muñeco con cara angelical y el culo al aire. Una vez que te fijas en ellos, no puedes dejar de hacerlo. Están en todos lados: en el autobús, en la biblioteca, en el instituto e incluso en la oficina. Se trata de un Sonny Angel, la nueva moda que ha venido para quedarse (al menos un tiempo).
TikTok lo ha vuelto a hacer. La red social de las tendencias por excelencia ha hecho de nuevo una de las suyas para crearle una necesidad a los más jóvenes (y no tan jóvenes). Los Sonny Angels son unos pequeños muñecos con cara angelical, unas alas y una cabeza que varía según el modelo. Los hay de todos los tipos (animales, verduras, frutas, animales marinos, versión tarta, versión piruleta…). Lo curioso de estos muñecos es que el comprador no sabe cuál le va a tocar, lo que añade un elemento clave que tanto gusta entre los jóvenes: el factor sorpresa. Desde hace unos meses, TikTok se ha llenado de unboxing (desempaquetar el producto y mostrarlo a cámara) de usuarios que enseñan, con mucha ilusión, el Sonny Angel que le ha tocado. La realidad es que esos pequeños muñecos tienen algo adictivo que hacen que todo aquel que se topa con un vídeo de estos no pueda dejar de verlo hasta el final.
Conexión con la infancia
Algunos de los seguidores de esta nueva moda dicen que conecta con su infancia y despierta en ellos cierta nostalgia por aquellos días en los que su única preocupación era intercambiar cromos o tazos en el patio del colegio. Otros, simplemente siguen la tendencia. Y es que, aunque TikTok se haya encargado de generar la necesidad de hacerse con uno de estos pequeños angelitos, la realidad es que figuras como la mismísima Rosalía o Bella Hadid han sido pioneras en esta tendencia. Otro elemento que lo hace aún más especial es que existe un modelo (el más popular) que viene con un adhesivo para poder pegarlo al teléfono móvil y lucirlo por la calle.
A pesar de que cada vez sean más los jóvenes que caen en esta nueva tentación, hay quienes no entienden para nada esta tendencia. Es más, les resulta cuanto menos extraño tener un muñeco con el trasero al aire pegado en la funda del móvil.
El origen desconocido de los Sonny Angels
A pesar de lo que muchos creen, este muñeco angelical salió a la venta hace 20 años y su origen es muy desconocido entre los más jóvenes. Fueron lanzados por primera vez en 2004 en Japón, y la idea de los creadores era despertar la curiosidad de los compradores mediante el factor sorpresa. Este elemento es el que ha llevado a las nuevas generaciones a poner de moda este muñeco olvidado, subiendo vídeos a TikTok abriendo la caja junto a sus seguidores y descubriendo qué modelo les ha tocado.
En pocos meses, millones de usuarios se han hecho con el suyo, incluidos famosos como la cantante británica Dua Lipa o Victoria Beckham. Los angelitos se dividen en «familias», y suele haber doce modelos distintos por cada una de ellas. Los hay normales, con su barriga, y para pegar en el móvil. Hay quienes buscan coleccionar todos los modelos, lo que supone un gran gasto puesto que, al no poder elegir, es probable que muchos de ellos se repitan. Este es otro de los factores más llamativos de esta nueva tendencia. Los Sonny Angels se han convertido en un gran negocio. Tal es la obsesión de la juventud con ellos, que muchos bazares venden una versión falsa a un precio mucho menor que los originales, que cuestan entre 20 y 30 euros.
Un negocio muy rentable
Los bazares, por tanto, se ha convertido en el lugar de confianza de los fans de esta moda para adquirir su nueva mascota. El precio, a pesar de ser una imitación, no es bajo teniendo en cuenta el tamaño del producto. Hacerse en esos locales con una de estas figuritas cuesta entre 3,75 euros y 8 euros. El problema es que, una vez que compras uno, la necesidad de comprar más aumenta, obligándote a gastar cantidades ingentes de dinero en un producto que no tiene ninguna utilidad. Este periódico ha hablado con dueños de bazares en los que hay Sonny Angels para preguntar por el número de ventas y aseguran que es todo un éxito. «Están muy de moda y muchos entran a la tienda preguntando por ellos».
La venta, especialmente en el último mes (coincidiendo con el aumento de vídeos con estos protagonistas) se ha disparado, y a pesar de que este tipo de tendencias sean pasajeras, no parece llegar a su fin. Así que todos salen beneficiados de esta historia: los clientes, por un precio asequible, reviven esa ilusión de su infancia, y los bazares hacen un gran negocio gracias a estos pequeños muñecos. Una pena que el plástico del que están hechos (ploricloruro de vinilo blando) tarde 400 años en degradarse. Cualquier Sonny Angel podría inspirar a los fabricantes para que busquen una forma de cambiar el material y que no dañe tanto el medioambiente.