The Objective
Crónicas del caos

¿Puede Israel liquidar a Sánchez?

«No nos engañemos: Sánchez ha medido vengativamente las consecuencias de sus decisiones»

¿Puede Israel liquidar a Sánchez?

Ilustración de Alejandra Svriz.

A mediados de los ochenta, finales más apropiadamente, un reducido grupo de periodistas aparecimos por Israel. Coleaba todavía el terrible atentado de El Descanso, un restaurante en la carretera de Madrid a Barcelona en el que murieron 18 personas. El Gobierno de Felipe González, entonces entregado en cuerpo y alma -hay que reconocerlo así- a la lucha contra ETA, tardó bastante tiempo en identificar a los terroristas culpables y en este entreacto, el grupo de cronistas tuvo la oportunidad de visitar en Jerusalén al que probablemente era entonces el jefe de la Inteligencia judía. Sugiero que «probablemente» porque el Estado israelí -que no israelita- no tiene por costumbre publicar la identidad de este tipo de personajes. Pues bien, el jefe del momento, tras un escueto saludo, nos afirmó en exclusiva: «El atentado de Madrid fue obra de la Yihad Islámica». Poco se sabía entonces de esta facción palestina terrorista, luego dividida en diversas ramas, entre ellas la más actual, sanguinaria y terrible: Hamás. Aquel militar, (lo era) que de por sí causaba, como en el verso de El Piyayo: «Un respeto imponente», nos sugirió algo más al margen del dato revelador antedicho: «Nuestra Inteligencia -señaló- funciona ‘a éxito’», o sea que, salvo casos muy singulares, el Gobierno no conoce las operaciones del Servicio hasta que éstas han terminado precisamente «a éxito». Es decir. Triunfalmente.

El cronista ha recordado estos días aquel episodio porque muchos analistas españoles se preguntan cómo es posible que el Estado judío no haya reaccionado con algo más que palabras rigurosas, pero nada más, al continuo asedio político al que le somete el Gobierno español y muy especialmente su primer ministro. Pedro Sánchez. Es muy posible que más de uno de estos analistas hayan recurrido en estas fechas a sus contactos en Jerusalén y Tel Aviv -si es que los tienen, que la cosa no es sencilla- para directamente conocer si el Ejecutivo de Netanyahu va a replicar al acoso del citado Sánchez con alguna respuesta dentro del delicadísimo entramado de la inteligencia. Lo que este cronista puede transmitir son dos constancias: la primera que, según nos indicó hace años aquel preboste del Mossad, este servicio, adjetivado siempre como de «alta cualificación profesional», trabaja autónomamente sin que el grueso de los responsables gubernamentales conozcan el fondo de sus labores. La segunda -ésta más discutible- que Israel está midiendo al milímetro sus réplicas al Gobierno social-comunista español, lo que puede indicar que pretende agotar todas vías sin llegar a la más radical: la ruptura de relaciones. A este respecto, una información contrastada en medios israelíes: Netanyahu no tiene por ahora la intención de adoptar esa medida, pero por debajo de ella, me dicen, literalmente, «Todo lo demás es posible»: visados, declaraciones de «personas non gratas»… Todo cabe.   

Naturalmente que tal postura puede modificarse si los ultraizquierdistas hispanos, desde el sanchismo al leninismo de Podemos y Sumar, rompen el jarrón y se declaran en abierta hostilidad contra Israel. Todo eso en el caso de que Sánchez cuente para ello con la complicidad del bodoque que aún es secretario general de la ONU, el socialista cristiano (o sea, un tigre vegano) António Guterres. Un auténtico primor de imbecilidad progresista…

¿Comunicará Albares a su homólogo judío una quiebra como ésta? Información también recibida de los comunicantes de Jerusalén: «Hace un mes diríamos que esto es imposible; hoy no lo descartamos en absoluto, ni mucho menos».

Ahora bien: los servicios de inteligencia judíos son mucho más sofisticados que la torpe y sectaria dialéctica del reducido Albares. Actuarán cuando mejor les convenga. Casi todo el mundo en España -incluidos, claro está, Sánchez y sus costaleros- entrevé que Israel tiene perfecto conocimiento, por ejemplo, del software Pegasus, un escándalo de espionaje masivo que, con certeza, enmierda al presidente español. Pegasus ha recogido durante años las vivencias más repulsivas de estados varios, desde luego de España. Sánchez todavía no se ha molestado, sin ir más lejos, en aclarar la razón única porque la que, lejos de seguir apoyando al Frente Polisario como legítimo dueño del antiguo Sahara español, depositó, tras una carta vergonzante de fondo y forma, la primogenitura de este territorio en el Reino de Marruecos. Israel sabe de esto y se ha guardado hasta el momento el motivo: Estados Unidos, que reconoce a Mohamed como «un hijo de puta, pero nuestro hijo de puta», conoce también sin duda la clave de este movimiento geoestratégico de primera magnitud.

Ahora mismo la comunidad y los intereses judíos están seriamente amenazados en España. ¿Seguirá Sánchez, alentando, cuando no patrocinado, las movilizaciones domésticas contra Israel? En Madrid, donde se concentra una gran parte de los seguidores de esta religión, sus adeptos están abandonando lugares típicos de su relación, como la Sinagoga central, para sustituirla por algunas otras marginales donde la celebración del Shabbat puede resultar menos comprometida. ¿Quién garantiza a estos judíos que los hombres y mujeres (las más violentas) de Sánchez no van a atacarles en los lugares más vulnerables? Porque esto es cierto: nada hay más parecido -ya lo he escrito porque lo recojo de los especialistas psiquiátricos- que la personalidad de Netanyahu y la de Sánchez, ambos van a llegar al final de sus propósitos, por tanto, no hay que descartar cualquier confrontación mutua que pueda acabar incluso en tragedia. Existe ya una enorme preocupación en las estructuras que organizan deportes como el fútbol o el baloncesto que participan con normalidad en las competiciones europeas. Incluso exigen que España se retire de los mundiales de estos deportes. Va a soportar el Real Madrid esta errática intromisión del descabezado Uribes y del pobre converso Pachi López. Da risa. Lo cierto es que los socios de Sánchez han anunciado su disposición a reventar estos acontecimientos que encierran más riesgo que incluso el insoportable Festival de Eurovisión. A este respecto: hay que alabar la decisión del sectario y mentiroso presidente de RTVE de no acudir a la gala final. Muy bien, total siempre perdemos. Al menos nos ahorramos una pasta y una demacrada noche de canciones estúpidas.

Y no nos engañemos: Sánchez ha medido vengativamente las consecuencias de sus decisiones. Todas. Caiga quien caiga, todos…menos él y sus costaleros. Al precio que sea. Por tanto: ¿Para cuándo la reacción «inteligente» de Israel? Se diría que ya está tardando Netanyahu para poner a Sánchez en un aprieto descomunal. Muchos esperan al judío y a su inmarcesible inteligencia para conocer el auténtico alcance de las guarradas que ha perpetrado el sujeto que aún nos gobierna. O cosa así. Nos morimos de ganas; casi toda España de ganas, ellos de horror.

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