The Objective
Actualidad

Los jóvenes que hablan de ETA en los coles: «No saben quién fue Miguel Ángel Blanco»

Los miembros de Ego Non imparten clases en Madrid sobre el «pasado y presente» de la banda terrorista

Los jóvenes que hablan de ETA en los coles: «No saben quién fue Miguel Ángel Blanco»

Natalia Merino e Íñigo de la Fuente.

El pasado mes de octubre, la Comunidad de Madrid comenzó a impartir en centros educativos -públicos y concertados- el taller Pasado y presente del terrorismo de ETA: el testimonio de los jóvenes. Organizado por la Dirección General de Juventud, su objetivo es que las nuevas generaciones «conozcan la historia reciente de España y crezcan comprometidas con los valores de la democracia, el Estado de Derecho, la deslegitimación del terrorismo y el respeto a las víctimas». Pese a esto, o por esto, ha recibido críticas de la izquierda por «sectarismo» y «falta de rigor».

El proyecto lo desarrolla Ego Non, una asociación formada por jóvenes que combaten el enaltecimiento de la banda terrorista, que perpetró más de 3.300 atentados, asesinó a 853 personas, hirió a más de 7.000, secuestró a 86 y provocó el exilió del País Vasco de 180.000 ciudadanos. Una realidad, por desgracia, que no se estudia. Dos de sus integrantes, Natalia Merino e Íñigo de la Fuente, conversan con THE OBJECTIVE sobre el proyecto, la sociedad vasca y la normalización del brazo político de ETA.

Ego non es un juego de palabras con egun on («buenos días» en vascuence) y procede del aforismo latino «etiam si omnes, ego non» («aunque todos, yo no»). «Es una declaración de intenciones. Nosotros nacemos en 2020, en plena pandemia, en Bilbao, porque un grupo de personas nos juntamos para ejercer nuestro derecho a decir no a lo que pasa en el País Vasco respecto al enaltecimiento del terrorismo en el espacio público», explica de la Fuente. Una suerte de Basta Ya pero destinado a la gente joven. Desde su nacimiento, se han ido sumando nietos de víctimas de ETA. Bueno, de víctimas directas, tales como Fernando Múgica, nieto del histórico socialista, o Beatriz Botella, cuyo abuelo y tío fueron asesinados por la banda terrorista.

«Las víctimas directas de ETA son quienes han sufrido la violencia física y sus familiares, pero también nos gusta decir que víctimas de ETA hemos sido todos los españoles, en especial los vascos», explica Merino, donostiarra residente en Madrid. Una circunstancia, la de residir en la capital, que comparten la mayoría de los integrantes de la asociación. «Toda la violencia y el terror de ETA generó unas heridas en una sociedad entera que aún no han sanado», considera Merino, en referencia a la sociedad vasca.

«Aún hay una falta de libertad y unas carencias democráticas graves, y sigue habiendo agresiones en los campus», denuncia De la Fuente, que recuerda cómo en 2018 un joven estudiante de Historia de la UPV, David Chamorro, fue apaleado por una quincena de encapuchados al grito de «español de mierda» tras crear la Agrupación de Estudiantes por la Unidad de España (AEDE). Sin olvidar los ongi etorris: «Hay una parte de la juventud vasca que ve cómo los asesinos son aplaudidos, respetados, y se les quiere. Es un problema. Si se quiere pasar página hay que estudiar bien la página, y esta página ni siquiera está escrita. Es un problema. Igual en unos años vemos las consecuencias».

En esa página por escribir figuran cosas tan elementales como que el 97% de los crímenes de ETA se cometieron en democracia, y que, por tanto, «no fue una asociación antifranquista, sino un grupo terrorista antiespañol», así como un recorrido por las víctimas más conocidas. «Nadie conoce a Miguel Ángel Blanco o a Gregorio Ordóñez», lamenta Íñigo de la Fuente. Ante ese vacío, se imponen relatos como los que dicen que «la izquierda abertzale vasca era pacifista», en palabras de la presentadora Inés Hernand en TVE. O los que sostienen que los cachorros de Bildu son en realidad «antifascistas», como asevera el ex vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias.

Estas declaraciones no pillan por sorpresa a los jóvenes de Ego Non. «En las primeras elecciones europeas, un tercio de los votos a la izquierda abertzale vino del resto de España», recuerda De la Fuente, que cree que «la izquierda radical siempre ha visto bien el uso de la violencia con fines políticos». «Inés cambia el relato y decir que la izquierda abertzale en su conjunto era pacífico. Es una locura, es inadmisible», denuncia.

«Hasta ahora, la experiencia ha sido muy gratificante», celebra Natalia Merino, que admite haber visto «caras de estupefacción» de quienes «no sabían que había pasado eso». «Ayudamos a plantar una semilla para que ellos por su cuenta se interesan por el tema», zanjan los jóvenes de Ego Non. Aunque la memoria democrática no, ellos sí.




Publicidad