Altas dosis de testosterona frenan el avance del cáncer de próstata
Los científicos pudieron observar cómo los tumores encogían y en algunos casos llegaban a desaparecer cuando a los 47 hombres que participaban en el estudio se les inyectaba una dosis alta de testosterona cada 28 días. Al mismo tiempo, para evitar los problemas derivados del exceso de dicha hormona, los participantes tomaban un fármaco que impedía su producción natural en los testículos. «Los niveles de PSA (el antígeno prostático específico de este cáncer) disminuyeron en alrededor del 40% de los hombres, y en el 30% se redujeron en más del 50%. En uno de los participantes este nivel cayó a cero después de tres meses y así ha permanecido hasta ahora. Su enfermedad ha desaparecido», señala Sam Denmeade, autor principal de la investigación. «Estos resultados son inesperados y emocionantes, pero todavía estamos en la primera etapa de averiguar cómo encajarlos en el tratamiento definitivo del cáncer de próstata», añade.
Un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, ha descubierto que el cáncer de próstata detiene su progresión e incluso puede llegar a desaparecer con una gran cantidad de testosterona. Hasta ahora, se pensaba que una elevada presencia de la hormona masculina era un indicativo de este tipo de cáncer, por lo que todas las investigaciones para su cura se basaban en el corte de su suministro.
Los científicos pudieron observar cómo los tumores encogían y en algunos casos llegaban a desaparecer cuando a los 47 hombres que participaban en el estudio se les inyectaba una dosis alta de testosterona cada 28 días. Al mismo tiempo, para evitar los problemas derivados del exceso de dicha hormona, los participantes tomaban un fármaco que impedía su producción natural en los testículos. «Los niveles de PSA (el antígeno prostático específico de este cáncer) disminuyeron en alrededor del 40% de los hombres, y en el 30% se redujeron en más del 50%. En uno de los participantes este nivel cayó a cero después de tres meses y así ha permanecido hasta ahora. Su enfermedad ha desaparecido», señala Sam Denmeade, autor principal de la investigación. «Estos resultados son inesperados y emocionantes, pero todavía estamos en la primera etapa de averiguar cómo encajarlos en el tratamiento definitivo del cáncer de próstata», añade.