Año negro para la libertad de prensa: 94 periodistas asesinados en 2018, 12 más que en 2017
Durante 2018 fueron asesinados en todo el mundo 94 periodistas y profesionales de medios de comunicación, 12 más que el año anterior, lo que supone un cambio en la tendencia a la baja de los últimos tres años.
Durante 2018 fueron asesinados en todo el mundo 94 periodistas y profesionales de medios de comunicación, 12 más que el año anterior, lo que supone un cambio en la tendencia a la baja de los últimos tres años.
Así lo ha recordado hoy la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que recoge el informe de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), según el cual los datos revelan la «crisis de seguridad» que sufre el periodismo y que se ha visto acentuada por el asesinato del columnista saudí del Washington Post, Jamal Khashoggi, en el consulado saudí en Estambul el pasado 2 de octubre.
La FIP destaca que éste fue «el último de una serie de terribles ataques contra profesionales de los medios», incluidos los constantes ataques con bombas en Afganistán, que han convertido al país en una «zona mortal» para periodistas, o la brutal violencia del crimen organizado en México, «experto en el asesinato de periodistas».
Entre los asesinatos cometidos en 2018, figuran la muerte por ataques violentos de 84 periodistas, cámaras, productores y técnicos que murieron en ataques dirigidos contra ellos, ataques con bombas y en situaciones de fuego cruzado.
Además, diez trabajadores de medios de comunicación que trabajaban como conductores, agentes de seguridad así como un asistente de ventas también perdieron la vida.
Seis de las víctimas eran mujeres y el pasado año se registraron también otras tres muertes de periodistas en accidentes relacionados con su actividad laboral.
Entre otros casos, la FIP cita el de cinco periodistas y trabajadores de Capital Gazette, un periódico editado en Annapolis, capital del estado estadounidense de Maryland, asesinados por un individuo que perdió un caso de difamación contra el periódico. El ataque fue calificado por la policía como «deliberado».
La región Asia-Pacífico, la más mortífera
Los conflictos armados y el extremismo militante son los responsables de la gran mayoría de asesinatos de periodistas en países como Afganistán, Siria y Yemen, mientras que se ha reducido en gran medida la violencia contra periodistas en Irak después de que los grupos armados perdieran poder en el país.
Por otro lado -destaca-, ha crecido la intolerancia al periodismo independiente, el populismo, la corrupción desenfrenada y el crimen así como el colapso de la ley en países como India, Pakistán y Filipinas.
De acuerdo con los registros de la FIP en 2018, la región Asia–Pacífico tiene el ranking más alto de muertes de periodistas con un total de 32, seguidos por América (27 muertes) y Oriente Medio y el mundo árabe (20 muertes). África registró once muertes y Europa cuatro.
Por países, Afganistán es el que más asesinatos registró el pasado año (16), seguido de México (11), Yemen (9), Siria (8), India (7), Pakistán, Estados Unidos y Somalia (5), Filipinas, Ecuador, y Brasil (3), y Colombia, Palestina y Guatemala (2).
Los datos revelan que hay más periodistas asesinados por informar sobre sus comunidades, ciudades y países que por cubrir zonas en conflicto.
El secretario general de la FIP, Anthony Bellanger, ha destacado que estas cifras suponen «un triste recordatorio de que la seguridad de los periodistas seguirá siendo difícil de garantizar mientras los Estados presuman de instituciones que deberían hacer cumplir la ley pero que están paralizadas por la corrupción y la incompetencia ante los constantes ataques a periodistas».
La FAPE se remite a las declaraciones del presidente de la FIP, Philippe Leruth, en las que pide a las Naciones Unidas que adopten en su Asamblea general la Convención sobre seguridad y protección de periodistas que la FIP presentó a las misiones diplomáticas de la ONU en Nueva York en el mes de octubre.
Esta Convención, apoyada por la profesión en su conjunto, «es una respuesta concreta a los delitos cometidos contra periodistas en un marco de total impunidad«.