La imposible reforma de la escuela
«Ha sido una lástima que se hayan impuesto las teorías que proscriben el uso de la memoria en el aprendizaje»

Sociólogo español, colaborador habitual de medios de comunicación. Es catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense. Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Columbia y ha sido profesor visitante en las de Yale y Florida y en El Colegio de México.
«Ha sido una lástima que se hayan impuesto las teorías que proscriben el uso de la memoria en el aprendizaje»
En este páramo español la gimnasia fue no ha mucho un asunto extravagante. De niño, en un buen colegio, los alumnos practicábamos “gimnasia sueca” con la chaqueta y corbata de nuestro traje de diario. Tan rara era la actividad que se podía confundir la gimnasia con la magnesia.
El famoso “espíritu olímpico” ha quedado muy mancillado después de varias celebraciones. Tendría que haber servido para que, por un tiempo, se lograra una especie de tregua en los conflictos bélicos que asolan el “ecúmene” (la Tierra habitada). Nada de eso se ha producido. Antes bien, las olimpiadas modernas han servido para exaltar el nacionalismo.
Resulta trágicamente repetitivo. Un hospital ha sido bombardeado. Siria lleva cinco años padeciendo una absurda guerra civil, a la que se añade la invasión del Califato Islámico. La población termina por abandonar sus precarios hogares. Los refugiados son millones. La Unión Europea no sabe qué hacer. Todo lo arregla con cascadas de dinero para el éxodo, para que Turquía se haga cargo de algunos campos de concentración de los refugiados. No es solución.
Ya se sabe, durante el verano hay menos noticias, pero menudean las catástrofes. Entre ellas están los asesinatos masivos por un francotirador. Se trata de una fórmula norteamericana que desgraciadamente se ve imitada en Europa. Los asesinos suelen ser jóvenes llenos de inseguridades.
Lo malo de los imperios es que, una vez caídos, sueñan con revitalizarse y volver a escribir la Historia. Turquía es una ilustración. Se trata de un régimen muy ambiguo. La revolución de Atatürk de hace un siglo fue la respuesta nacionalista y militarista al desmembramiento del imperio. Desde Occidente se vio como un novedoso intento modernizador. Lo ha sido solo en apariencia. El Gobierno actual de Erdogan ha vuelto a las andadas de reconstruir un Estado islámico. Con el añadido de que desea entrar en la Unión Europea, lo cual significaría un contrasentido histórico.
La noticia nos deja estupefactos. La Cámara de Representantes de los Estados Unidos bloquea un contrato para vender aviones civiles a Irán. El único bloqueo que podría funcionar sería el de vender armas a los países u organizaciones que promovieran el terrorismo. Sin embargo, sabemos que las bandas terroristas se proveen de armas con toda tranquilidad en el mercado internacional. No importa que tales ventas se realicen de forma más o menos clandestina. Esa vía lo único que consigue es elevar los precios y los beneficios.
La plaga del terrorismo islamista se encuentra llena de inexplicables contradicciones. No es ya que empleen un método tan necio como el de los suicidas. A los ojos occidentales esa práctica resulta nauseabunda. Pero, encima, la emplean contra ellos mismos. No solo intentan acabar con los infieles, esto es, casi todo el mundo que no es musulmán. Lo extravagante es que los terroristas actúan especialmente en los países musulmanes. Es una política torpe y despiadada, difícil de proporcionar una explicación.
Uno de los rasgos más sospechosos de las encuestas electorales que se han difundido en España durante los últimos meses es que se parecen mucho entre ellas, incluidas las de a pie de urna. Por ejemplo, destacaba el llamado “sorpasso” o adelantamiento de Unidos Podemos sobre el PSOE. No se ha producido. El error ha sido lamentable.