Comienza el juicio contra los directivos de France Télécom por acoso laboral tras una ola de suicidios
Este será un juicio sobre el acoso moral institucional, diferente de los clásicos en los que hay un vínculo directo entre el presunto autor y su víctima.
En 2008 y 2009, 23 trabajadores del operador francés de telecomunicaciones France Télécom –hoy Orange– se suicidaron. Cinco de ellos en sólo 15 días. Sin embargo, la oleada de suicidios comenzó en 2007 y se extendió hasta 2010
La compañía, por su parte, nunca confirmó el número de suicidios, se limitó a confirmar que había habido varios y que estaba investigando las circunstancias. Medios locales confirman que la cifra es de 35. De esto hace ya 10 años, y las únicas consecuencias directas para la empresa el relevo por entonces de su director general, Didier Lombard.
Esta semana, la justicia francesa abre un juicio contra el gigante de las telecomunicaciones y su expresidente por «acoso moral». El juicio intentará determinar las causas de esas muertes producidas entre 2008 y 2009, cuando Lombard dirigía la compañía.
Al margen de esos suicidios, muchos de ellos producidos en lugares de trabajo de la propia empresa, y que causaron gran conmoción en la opinión pública, el tribunal intentará desvelar el funcionamiento de France Telecom entre 2007 y 2010, cuando la compañía se privatizó, la competencia era enorme y los clientes de líneas fijas se derrumbaban.
El objetivo de la compañía era suprimir 22.000 empleos, pero en ese momento buena parte de los 120.000 empleados tenían el estatuto de funcionarios, lo que complicaba mucho a la compañía los despedidos. Así que los dirigentes adoptaron el método de desestabilizar a los empleados para forzar su salida.
Se trata de un caso sobre «acoso moral organizado a escala de una empresa por sus dirigentes» según resumieron los jueces de instrucción en su auto.
La empresa (convertida en Orange en 2013) figura entre los acusados. Didier Lombard, que dirigió France Télécom de 2005 a 2010, será juzgado junto al exnúmero 2 de la empresa, Louis-Pierre Wenes y el exdirector de recursos humanos, Olivier Barberot.
Están acusados de «acoso moral», definido por el código penal como «acciones reiteradas que tienen como objeto o generan el efecto de una degradación de las condiciones de trabajo». Otros cuatro responsables, juzgados por «complicidad», pueden ser condenados a un año de cárcel y 15.000 euros de multa (75.000 euros para la empresa).
Este será un juicio sobre el acoso moral institucional, diferente de los clásicos en los que hay un vínculo directo entre el presunto autor y su víctima.