Condena unánime de Reino Unido y sus aliados al envenenamiento del exespía ruso Skripal
El envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija es la primera ofensiva con un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, según un comunicado conjunto de Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Francia. Sergei Skripal, un antiguo agente ruso de 66 años, y su hija JYulia, de 33, siguen hospitalizados y en estado crítico después de ser encontrados inconscientes en un centro comercial el pasado 5 de marzo. La sustancia que supuestamente causó el envenenamiento se llama Novichok, un agente nervioso desarrollado por la antigua Unión Soviética en los años 70 y 80 como arma química.
El envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija es la primera ofensiva con un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, según un comunicado conjunto de Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Francia. Sergei Skripal, un antiguo agente ruso de 66 años, y su hija JYulia, de 33, siguen hospitalizados y en estado crítico después de ser encontrados inconscientes en un centro comercial el pasado 5 de marzo. La sustancia que supuestamente causó el envenenamiento se llama Novichok, un agente nervioso desarrollado por la antigua Unión Soviética en los años 70 y 80 como arma química.
«Nosotros, los líderes de Francia, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido, aborrecemos el ataque que tuvo lugar contra Sergei y Yulia Skripal en Salisbury, Reino Unido, el 4 de marzo de 2018. Un agente de policía británico que también estuvo expuesto al ataque permanece gravemente herido y se han amenazado las vidas de muchos ciudadanos británicos inocentes. Expresamos nuestra simpatía hacia a todos ellos y nuestra admiración por la policía y los servicios de emergencia de Reino Unido por su valiente respuesta», comienza el comunicado, firmado por las cuatro potencias. «Este uso de un agente nervioso de clase militar, un tipo desarrollado por Rusia, constituye el primer uso ofensivo de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Es un asalto a la soberanía de Reino Unido y cualquier acto de este tipo por parte de un estado es una clara violación de la Convención de Armas Químicas y una ruptura de la ley internacional. Amenaza la seguridad de todos nosotros», prosigue el texto.
Tanto Reino Unido como sus aliados comparten la idea de que «no hay una explicación alternativa plausible» y consideran que «el hecho de que Rusia no haya respondido a la petición legítima del Gobierno de Reino Unido subraya aún más su responsabilidad». Por eso, piden al Kremlin «que evalúe las cuestiones relacionadas con el ataque en Salisbury. En particular, Rusia debe proporcionar información completa del programa Novichok a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas». Las potencias firmantes piden también a Rusia que «asuma sus responsabilidades como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU para defender la paz y seguridad internacionales».
El Gobierno británico lleva días señalando al Kremlin como responsable del ataque. El pasado lunes, después de que un equipo de “expertos de talla mundial” identificaran la sustancia que causó el envenenamiento, la primera ministra británica, Theresa May, dijo que “Rusia ha producido con anterioridad ese agente y todavía sería capaz de hacerlo” y que solo existían dos explicaciones para lo ocurrido: o bien se trata “un ataque directo” de Rusia, o bien Moscú “perdió el control” de la sustancia y dejó que cayera en manos inadecuadas. El Gobierno de Vladimir Putin, por su parte, se apresuró entonces a rechazar esa hipótesis. “Esto es un espectáculo circense«, dijo el mismo día María Zajárova, portavoz de la Cancillería Rusa, en relación a las acusaciones de May. «Las conclusiones son claras: una nueva campaña de propaganda informativa basada en provocaciones”, añadió. Al día siguiente, el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró que Rusia era “inocente”. Sin embargo, el Gobierno de Reino Unido sigue convencido del papel del Kremlin y el pasado miércoles expulsó a 23 diplomáticos rusos por este caso, la mayor destitución en los últimos 30 años.