Condenada en Francia una hija del rey saudí por ordenar que pegaran a un trabajador
La hermana del príncipe heredero fue condenada también a pagar una multa de 10.000 euros
Un tribunal francés ha dictado este jueves una sentencia de 10 meses de prisión en suspenso contra la hermana del príncipe heredero saudí, acusada de haber ordenado a su guardaespaldas que golpeara a un fontanero que realizaba obras en su apartamento parisino en 2016. Al ser una condena de menos de tres años, el juez permite a la acusada no hacer efectiva su entrada en prisión.
Hassa bint Salmán, hija del rey Salmán y hermana del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, juzgada en contumacia, fue condenada también a pagar una multa de 10.000 euros. La condena fue más severa que la exigida por los fiscales, que habían pedido una pena de cárcel de seis meses en suspenso y una multa de 5.000 euros.
La princesa está acusada de haber ordenado a su guardaespaldas, Rani Saidi, que golpeara a Ashraf Eid, un fontanero, después de que fuera visto tomando fotos dentro de su residencia en París en septiembre de 2016.
Según la denuncia de la Fiscalía, Ashraf Eid relató ante la Policía que el guardaespaldas le maniató, le golpeó con puñetazos y patadas y le obligó a besar los pies de la princesa.
Su abogado, Emmanuel Moyne, ha anunciado que apelará la sentencia, alegando que no existe «ninguna prueba concreta» de esta agresión, que su clienta fue condenada únicamente en base a «acusaciones infundadas».
Hassa bint Salmán no estuvo presente para escuchar el veredicto. Tampoco se presentó a las audiencias de su juicio que se celebró en julio, pero tiene pendiente una orden de arresto en su contra.
El guardaespaldas, que fue el único protagonista del caso presente en el tribunal, fue condenado a ocho meses de prisión en suspenso y a una multa de 5.000 euros, de acuerdo con las recomendaciones de los fiscales.
El fontanero vivió 15 minutos de terror
Los hechos ocurrieron el 26 de septiembre de 2016. Ashraf Eid realizaba obras de renovación en la residencia parisina de la familia real saudí, en la lujosa avenida Foch, cerca de los Campos Elíseos. El hombre explicó a los investigadores que tomó con su móvil fotos de uno de los baños, donde le habían pedido reparar un lavabo. Pero al darse cuenta, la princesa lo acusó de haber tomado las imágenes para venderlos a los medios y llamó a su guardaespalda.
En una audiencia en julio, el guardaespaldas negó cualquier acto de violencia, pese a los rastros de lesiones en las muñecas y los moratones en el rostro del demandante, al que un médico le prescribió cinco días de reposo. «Cuando oí a la princesa gritar pidiendo ayuda, fui hacia donde estaban, los vi tomarse de las manos, con el teléfono. Agarré (al fontanero), lo controlé, no conocía sus intenciones», explicó Saidi, encargado de la seguridad de la heredera en sus viajes a Europa y Estados Unidos.
El fontanero describió ante los jueces 15 minutos de terror, durante los cuales la princesa habría dicho «hay que matar a este perro, no merece vivir». El guardaespaldas, según contó, le habría ordenado también arrodillarse para besar los pies de la princesa. El fontanero pudo finalmente salir del apartamento después de varias horas, pero sin su teléfono.
No es la primera vez que la familia real saudí se enfrenta a problemas con la justicia francesa. En marzo de 2013, un tribunal francés ordenó la confiscación de bienes adquiridos en el país europeo por Maha al Sudairi, la esposa repudiada del ex príncipe heredero Nayéf bin Abdulaziz (quien murió en junio de 2012), debido a facturas impagas en un hotel de lujo por un total de seis millones de euros.