Continúa la masacre en Filipinas, 26 muertos más en 24 horas
La “guerra” para limpiar Filipinas de drogas del presidente del país, Rodrigo Duterte, se ha cobrado otras 26 víctimas mortales en las últimas 24 horas.
Reuters
La «guerra» para limpiar Filipinas de drogas del presidente del país, Rodrigo Duterte, se ha cobrado otras 26 víctimas mortales en las últimas 24 horas, lo que eleva a 58 el número de muertos en operaciones policiales desde el lunes.
Aunque la Policía aún no ha completado el informe oficial, el superintendente Edwin Margarejo ha confirmado a la cadena de televisión GMA que «hay 26 personas muertas» en las distintas operaciones llevadas a cabo entre el miércoles y esta madrugada en Manila.
Si bien Duterte aún no se ha pronunciado sobre este suceso, el mandatario calificó de «algo magnífico» la operación contra la droga llevada a cabo entre el lunes y el martes en la provincia de Bulacan, situada al norte de Manila, y que se saldó con 32 muertos y 107 arrestos.
El jefe de Estado dijo que las 32 muertes, en la considerada operación más sangrienta de la «guerra antidroga» hasta la fecha, servían para reducir «lo que está dañando al país», en referencia al problema de la drogadicción que ha prometido erradicar a toda costa.
A finales de julio, 15 personas murieron en una redada policial en Ozamiz, localidad de la isla de Mindanao (sur), entre ellas el alcalde, Reynaldo Parojinog, y varios de sus familiares. En aquella ocasión, los agentes abrieron fuego tras ser recibidos con disparos cuando se acercaron al domicilio del alcalde.
Parojinong supuestamente comandaba una banda criminal y tenía un largo historial de tráfico de drogas, operaciones paramilitares, secuestros y extorsiones en las últimas tres décadas.
La organización dedicada a la defensa de los Derechos Humanos, Human Rights Watch, ha criticado duramente la campaña de Duterte y ha pedido al presidente filipino que retire inmediatamente sus declaraciones en las que incita a la policía a disparar contra «traficantes y adictos». Duterte «debe retirar sus comentarios reprobables inmediatamente antes de que haya más sangre en sus manos», apunta la organización.
La «guerra contra las drogas» del polémico Duterte comenzó el mismo día de su investidura, el 30 de junio de 2016, cuando prometió acabar con miles de traficantes y toxicómanos en un plazo de entre tres y seis meses para impedir que Filipinas se convierta en un narco-Estado. Desde entonces más de 7.000 han sido asesinadas, de los cuales 3.451 personas murieron en 68.214 operaciones policiales, que aportaron además 96.703 arrestos, según datos oficiales que no incluyen las víctimas de esta semana. El resto de los muertos se produjeron a manos de grupos de autodenominados «vigilantes».
