Cruz Roja advierte que el armamento nuclear mundial ha ascendido a niveles inéditos desde la Guerra Fría
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha explicado en un comunicado que el riesgo de que el armamento nuclear sea utilizado «ha ascendido a niveles que no se veían desde el final de la Guerra Fría».
En contexto: esta alerta por parte de Cruz Roja llega la semana en la que se conmemora el 75 aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki (Japón), que acabaron con la vida de decenas de miles de personas y supusieron la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Esta ha sido la única vez en la Historia en la que se han producido ataques con armamento nuclear.
En los últimos años, los incidentes militares entre países dotados con armamento nuclear han aumentado en frecuencia. Algunos de esos Estados han amenazado explícitamente con usar este tipo de armas y los acuerdos para eliminar los arsenales atómicos están siendo abandonados, tal y como explica el comunicado de CICR. El día 1 de agoto, Emiratos Árabes Unidos puso en marcha su primera planta nuclear. Asimismo, los conflictos entre Israel (que podría poseer armas nucleares) e Irán se están intensificando.
El mundo, además, está «en camino de una nueva carrera de armamento nuclear» con el desarrollo de armas de este tipo, ha alertado la organización. «El horror de una explosión nuclear puede parecer historia lejana, pero el peligro de que las armas atómicas sean usadas nuevamente es alto», ha añadido el presidente del CICR, Peter Maurer, quien ha pedido a la comunidad internacional que siga negociando para la progresiva eliminación de estos armamentos.
El CICR ha recordado que siguen existiendo más de 14.000 bombas atómicas en todo el mundo, y que muchas de ellas son decenas de veces más potentes que las arrojadas el 6 y el 9 de agosto de 1945 en Hiroshima y Nagasaki, que mataron al instante a unas 110.000 personas y al menos a 340.000 más en años posteriores, debido a las secuelas de la radiación. «Armas con consecuencias humanitarias tan catastróficas nunca deben ser vistas como instrumentos para la seguridad», ha sentenciado Maurer.