Eduardo Mendoza recibe el Premio Cervantes 2016 a manos del rey Felipe VI
El escritor Eduardo Mendoza recibió este jueves el Premio Cervantes de manos del rey Felipe en una solemne ceremonia que ha tenido lugar en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y que comenzó a las 12:00 de la mañana (10:00 horas GMT).
El escritor Eduardo Mendoza reivindicó este jueves, tras recibir el Premio Cervantes 2016 de manos del rey Felipe, la excelencia del humor en la literatura que practica en sus escritos «con reincidencia», y ha negado que se trate de un género menor, como a menudo se considera.
En su discurso durante esta ceremonia presidida por los reyes de España, Mendoza ha asegurado que vivimos «tiempos confusos e inciertos», y no en lo que se refiere a la política y a la economía, donde siempre es así «porque somos una especie atolondrada y agresiva y quizá mala», sino en lo que atañe al cambio radical del conocimiento de la cultura y las relaciones humanas, un cambio que «no tiene por qué ser nocivo, ni brusco ni traumático».
Mendoza (Barcelona, 1943) se declaró un fiel lector de Cervantes y asiduo del Quijote, a cuyas páginas, confesó, acude con mucha frecuencia, aunque centró su intervención en cuatro de estas relecturas que ha hecho a lo largo de su vida. Así, desgranó en tono humorístico lo que las sucesivas lecturas del Quijote le aportaron.
Desde la primera obligada en el colegio, donde «casi» contra su voluntad se «rindió a su encanto», hasta la tercera, durante su madurez, donde descubrió el «otro tipo de humor» de Cervantes, el de su mirada sobre el mundo; y la última lectura que emprendió de nuevo de «un tirón» al saberse ganador del premio que este jueves ha recibido. Y de esta última sacó la conclusión de lo que es la función de la ficción: «No dar noticia de unos hechos, sino dar vida a lo que, de otro modo, acabaría convertido en mero dato (…) Y por eso la novela cuenta las cosas de un modo ameno aunque no necesariamente fácil, para que las personas, a lo largo del tiempo, la consuman y la recuerden sin pensar».
Por su parte, el rey Felipe VI ha elogiado en su discurso a Eduardo Mendoza y ha afirmado que es un «maestro en el manejo del idioma» y un «verdadero biógrafo» de Barcelona, una ciudad que ha propiciado «un extraordinario ecosistema cultural» y donde, como en su obra, la convivencia entre castellano y catalán «es algo natural». En su discurso, el monarca ensalzó a Mendoza como un «verdadero artesano del lenguaje», que usa «como una herramienta de precisión» ajustada a los diferentes registros idiomáticos de sus personajes para acercar al lector a diversas realidades, «desde la de los diferentes grupos marginales a la de las clases altas, en diferentes épocas y en diferentes lugares».
Tras recordar que su primera novela, ‘La verdad sobre el caso Savolta’ (1975), transformó por completo hace más de 40 años el panorama literario de España, subrayó que, desde entonces, lectores y críticos reciben con «expectación inusual» cada uno de sus nuevos títulos, que componen una obra marcada por el «mestizaje literario» entre novela histórica, novela negra, parodia, picaresca y crónica periodística.
El rey destacó asimismo cómo en su obra «conviven el castellano y el catalán», además de alabar la importancia del «ecosistema cultural barcelonés» y recalcar que esta ciudad es «una de las grandes capitales mundiales del libro».