The Red Strings Club, el exitoso videojuego valenciano sobre la felicidad y el destino
The Red Strings Club es un videojuego creado por un pequeño estudio valenciano que ha conquistado público y crítica internacional, con una narrativa que mezcla cerámica, cócteles y cyberpunk en una historia sobre la felicidad y el destino.
The Red Strings Club es un videojuego creado por un pequeño estudio valenciano que ha conquistado público y crítica internacional, con una narrativa que mezcla cerámica, cócteles y cyberpunk en una historia sobre la felicidad y el destino.
El videojuego, que se publicó el año pasado para PC y este jueves se lanza para Nintendo Switch, cuenta con el aval de Devolver Digital, un prestigioso «publisher» (una figura similar a la de una editorial en sector literario), que apuesta por los proyectos de autor. «Es una experiencia narrativa cyberpunk sobre el precio de la felicidad», ha resumido durante la presentación del videojuego el director creativo del estudio Deconstructeam, Jordi de Paco, responsable de la trama.
¿Qué pasaría si los humanos pudiéramos erradicar nuestros comportamientos más extremos? Sobre esta compleja pregunta gravita la trama del juego, una propuesta desarrollada en pixel-art, como los videojuegos de los 90, y estética cyberpunk. Las luces de neón y los escenarios oscuros acompañan la historia del dueño de un bar y su novia, que luchan por acabar a una empresa que ha creado una tecnología para erradicar los comportamientos extremos de los seres humanos y así crear una sociedad en armonía.
«Comencé a escribir la historia en 2016, pensaba en el discurso de odio y polarizado que comenzaba a surgir en internet, ahora la situación es incluso peor», ha subrayado. «¿Se puede erradicar una parte de la personalidad y el resto queda intacto?» se pregunta de Paco con un juego en el que trata de que el jugador se pregunte lo mismo.
El proyecto surgió tras una tormenta de ideas entre los tres integrantes estudio, una diseñadora gráfica, una compositora y de Paco. Habitualmente participan en game jams, encuentros de desarrolladores para crear videojuegos en poco tiempo –uno o dos días–.
Se les ocurrió mezclar varios prototipos que habían desarrollado y que habían tenido buena recepción (un juego de alfarería, otro de cócteles y otro de suplantación de identidad). Cuando lo pusieron sobre el papel se dieron cuenta de que era una buena idea y se la presentaron a Devolver Digital, que avaló el proyecto.
«Somos como un grupo de amigos que quedan para tocar música en sus ratos libres. Nosotros quedamos para hacer videojuegos». Deconstructeam, que cuenta con otro título de éxito, Gods Will Be Watching, son un ejemplo de la nueva hornada de creadores independientes españoles, que han alcanzado fama y reconocimiento internacional pese a la falta de industria solida en España.