Un empresario español compra el polémico cuadro de Zapata desnudo y con tacones
La pintura representa al líder más importante de la Revolución mexicana, cabalgando desnudo, con tacones y sombrero, a lomos de un caballo blanco
El empresario español Tatxo Benet ha añadido recientemente una nueva obra a su colección de arte «polémico» gracias a la adquisición de La Revolución, de Fabián Chairez, un cuadro que muestra a Emiliano Zapata desnudo y con tacones y que ha despertado numerosas críticas en México.
Benet explica que la obra le interesa por la «censura» que se cierne sobre ella y por las muestras de desaprobación que generó desde que salió a la luz a finales de noviembre con la muestra «Emiliano: Zapata después de Zapata», en el museo del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, según ha declarado a la agencia Efe.
La pintura representa a Emiliano Zapata, considerado como uno de los líderes más importantes de la Revolución mexicana, cabalgando desnudo, con zapatos de tacón y un sombrero rosa, a lomos de un caballo blanco.
La familia del revolucionario ha visto como una ofensa la obra de Fabián Chairez y ha acusado al autor de dañar la dignidad de Zapata, mientras que diversos usuarios se sumaron a las críticas en las redes sociales publicando comentarios homófobos.
El enfado ha llegado también a organizaciones campesinas de México, que pidieron que el cuadro fuera retirado de la exposición y de todos los carteles propagandísticos donde aparece.
El empresario y periodista Tatxo Benet, directivo del grupo Mediapro, se mostró muy satisfecho con la adquisición de la obra La Revolución al considerarla «fundamental» para su colección de arte, formada por unas 70 piezas «que han sido censuradas por cualquier motivo o grupo de presión». «El cuadro rompe el mito de la masculinidad mexicana y ha provocado repulsa entre los campesinos, que tienen a Zapata como ídolo», detalló Benet.
En este sentido, el empresario subraya que la censura artística no entiende de ideologías y que «los grupos de presión son muy diversos, no solo conservadores». «La censura progresista no se llama ‘censura’, sino ‘aquello políticamente correcto'», añadió Benet, que ve la compra de obras polémicas como una oportunidad para «darles la visibilidad que merecen». «En muchas ocasiones, las piezas censuradas se convierten en obras malditas; su autor las abandona en el estudio y no se vuelven a exponer nunca más», lamenta el coleccionista.
Benet ha celebrado la compra del cuadro La Revolución y, aunque no ha revelado el precio que ha pagado por él, ha asegurado que había «mucha competencia» para adquirirlo.
Según ha detallado, su oferta no era «la más interesante», pero el autor de la pintura la aceptó, «rebajando sus pretensiones económicas», para poder formar parte de la colección de arte de Benet, integrada por nombres como Joan Tàpies, Ai Weiwei, David Cerny, Marta Minujín o Robert Mapplethorpe.
Un conjunto de piezas, de «valor artístico muy variable» pero con una «interesante historia detrás», que el empresario lleva reuniendo desde inicios de 2018, cuando compró la instalación «Presos políticos en la España contemporánea», de Santiago Sierra, retirada de la feria ARCO de Madrid. Tras exhibirse por diversas ciudades españolas, la obra de Sierra seguirá ahora su andadura por Europa y recalará próximamente en Polonia, según Benet.
Siguiendo los pasos de esta instalación, el cuadro La Revolución llegará a Cataluña en verano, tras culminar su exhibición en México y en Texas, para dejarse ver ante el público en una exposición junto a otras 25 obras de la colección del empresario.