Cees Nooteboom, premiado con el Formentor de las Letras 2020
El autor de ‘Philip y los otros’ recibe a los 87 años el reconocimiento que antes abrazaron Borges o Beckett a toda una vida literaria
El jurado del Premio Formentor de las Letras, que tuvo que adaptarse a las circunstancias y reunirse a distancia, telemáticamente, ha dado a conocer este miércoles el nombre del ganador en este año marcado por el coronavirus. Se trata del neerlandés Cees Nooteboom, el novelista de Philip y los otros, el reportero de viajes y el ensayista, de quien han resaltado su cualidad de «escritor universal», de quien han celebrado esa «conciencia» de pertenecer «a gran tradición cultural europea». Y en qué momento lo han hecho; como el jurado señala, «nunca nos ha hecho tanta falta como hoy».
No sorprende el galardón a una de las grandes firmas de la literatura neerlandesa. Dijo el filósofo Rüdiger Safranski de él que es «un romántico con ironía, un poeta filósofo, un testigo políticamente atento, un nómada moderno y un escritor que no sólo reflexiona sobre la relación entre los viajes reales y los imaginarios, sino que la vive». El jurado presidido por Basilio Baltasar relata que «como poeta, novelista, ensayista y crítico de arte Cees Nooteboom ha desbordado con su incesante creatividad el límite que proponen los géneros literarios. Es un escritor viajero que ha hecho del nomadismo una actitud filosófica, estética y espiritual que trasciende las fronteras y revela la naturaleza expansiva de los horizontes humanos».
El Formentor de las Letras, que en otros años y otros tiempos, a menudo en distintas normalidades, ha congraciado a escritores irrepetibles como Jorge Luis Borges o Samuel Beckett, descansa ahora en los brazos de un hombre fundamental para la literatura europea. El acta del jurado, firmada por Judith Thurman, Alberto Manguel, Alexis Grohmann, José Enrique Ruiz Domènec y el propio Basilio Baltasar, deja una definición hermosa del valor de su trabajo: «Para Nooteboom, el mundo es un laberinto en el cual él y su lector se perderán. Pero en el preciso momento del extravío ocurrirá el destello de la gracia. Esa epifanía que acompañará siempre al lector, incluso muchísimo tiempo después de que haya cerrado su libro».