Hasta ahora podía decirse que la obra de Bob Dylan tenía un valor incalculable. Hasta ahora: Universal Music ha confirmado la compra de todo su catálogo, sesenta años de trabajo, por una cifra que The New York Times establece por encima de los 300 millones de dólares.
Más detalles: el autor del Blood on the Tracks, que siempre ha conservado el control de su obra a través de su propia empresa, transfiere a la multinacional los derechos de 600 canciones –lo que incluye tanto las míticas Blowin’ in the wind y Hurricane como las últimas y crepusculares del Rough and Rowdy Days–.
Curiosamente, como dato final, la operación afecta a alguna canción en la que Dylan participó, aunque no lo hiciera como compositor –la firma Robbie Robertson–. Es el caso de The Weight, de sus amigos y compañeros de The Band.
Dylan no ha querido hacer declaraciones para el periódico neoyorquino, algo que tampoco es extraño; pero el redactor de la noticia asegura que ha participado personalmente en el acuerdo, y que es el más importante que se haya firmado nunca antes en la industria.
Jody Gerson, directora ejecutiva de Universal Music, ha celebrado el logro en un comunicado. Asegura que «representar el cuerpo de trabajo de uno de los mejores compositores de todos los tiempos –cuya importancia cultural no pasa por alto– es tanto un privilegio como una responsabilidad». Eso sí, este acuerdo incumbe a la obra ya existente de Dylan; no compromete, por tanto, los trabajos que tiene en estos momentos –si los tiene– entre manos.